«Mi abuela filomena».- Artículo de opinión de Félix Alonso
Cómo no. La borrasca Filomena nos ha traído algunos recuerdos. El primero, la evocación a mi abuela, que se llamaba igual, y las veces que mi padre me enseñó dónde vivían con sus nueve hermanos: en la casa del guarda, de menos de 20 metros cuadrados, que todavía se puede ver a la entrada del Palacio de Riofrío. Vengo de familia segoviana, sí señor. Con suerte, porque a través de un artilugio, que aún conservo y que hace las delicias de mis nietos, el View-Master Stereoscope, podía ver los montes nevados de las montañas del Canadá, así que cada vez que caían copos era como si estuviera en el Monte Robson (no pierdo la esperanza de ir algún día).
Filomena también me ha recordado aquel Monasterio metido en una burbuja de cristal y que al agitarse imitaba la nieve, y… a Adamo: “Tombe la neige”, que he vuelto a tararear con el francés del Padre Samuel. He recordado el libro “La lentitud de los bueyes. Memoria de la nieve”, de Julio Llamazares, con una dedicatoria de marzo del 90 cuando vino al Cafetín Croché (un saludo, Manolo), y también el acompañamiento por la calle Juan de Toledo, camino del Barrio del Rosario, con el silencio como música y la calma que provocan los primeros copos (llevabas un suéter amarillo).
Filomena nos recuerda el “Libro del frio” de Gamoneda, las campanas de nieve, el “Jesusito de mi vida” antes de acostarme y mi madre: “Pobrecitos los niños que no tengan hoy cómo abrigarse”. Estos días de nieve he recordado también el primer capítulo de la película “Voces Espirituales”, de Sokurov, con una imagen fija de un paisaje ruso, mientras se conjugan las músicas de Beethoven, Mozart y Messiaen.
Me repongo, sigo con la novela «Luminosa», del uruguayo Mario Levrero, me pasan la información sobre el Pleno municipal de los presupuestos (si me compras el Casino y el Cine Variedades, te los voto a favor), y la carta de Izquierda Unida y Podemos sobre la mala gestión de la borrasca. No me contesta la alcaldesa sobre la petición de poner en marcha la Sala Angelino Fons. Hoy tampoco me afeito.
Félix Alonso
San Lorenzo de El Escorial