El Galapagar ‘muere’ de pie en Vallecas

El equipo serrano no pasó del empate sin goles ante el Rayo Vallecano B y cae eliminado en el playoff a Segunda RFEF víctima del 1-3 de la ida.

Y el sueño del Galapagar acabó en Vallecas, en plena resaca de la clasificación europea del Rayo, y entre embestidas estériles contra la portería de Juanpe, que se mantuvo imbatible para certificar la eliminación arlequinada. El 1-3 de la ida en El Chopo acabó siendo la losa que se esperaba, pese a los denodados intentos del cuadro de Javi Zamorano, siempre inasequible al desaliento. El equipo lo intentó todo, generó ocasiones suficientes para adelantarse y abrir la puerta a la esperanza, pero careció de definición y finura en los últimos metros, la suerte suprema del fútbol.

El Rayo Vallecano B, con la seguridad de los dos goles de ventaja, aguantó el envite sin los apuros mayores que hubiera supuesto un gol en contra, y acabó administrando con cierta suficiencia el resultado, ante un Galapagar que murió de pie, atacando con todo lo que tenía al alcance, con fe en sus posibilidades hasta el último aliento. Acabó la mejor temporada de su historia exprimiéndose hasta la extenuación, bajo el primer sol de justicia de la temporada, alentado por más de 200 seguidores que le despidieron al grito de “orgullosos de nuestros jugadores”, justo premio para quienes han alimentado el sueño de la Segunda RFEF durante tantos meses.

El Galapagar se lanzó de salida a por el gol que abriera la eliminatoria, pero careció de finura en las ocasiones que generó. La más clara llegó a diez minutos del final, en un remate de Marcos Gil que hizo volar a Juanpe para evitar el 0-1

La eliminatoria estaba marcada a fuego por el 1-3 de la ida, un resultado demasiado cruel, gestado en la doble ejecución de Etienne Eto’o en un minuto y medio aciago en El Chopo. Con esa losa a cuestas, Javi Zamorano planteó una ofensiva casi total de salida, consciente de que un gol tempranero abriría las puertas de la eliminatoria a un posible vuelco en la psicología del partido. Con Guille Álvarez y Pliego recuperados tras pagar su sanción, el técnico dispuso de un rombo en el medio campo, con Jorge de vértice atrás y De la Torre de enganche, más More y Marcos Gil como interiores, y las novedades de Figueroa y Marcos Reguilón en punta de lanza. Muy pronto, en los primeros cinco minutos, los dos delanteros mostraron su carta de presentación, con una llegada por la izquierda de Reguilón nada más empezar que culminó en la primera intervención de Juanpe, y en un disparo alto a la media vuelta de Figueroa, que se marchó por encima del larguero.

Un Galapagar mandón

El Rayo B, muy comedido de salida, con Ybarra en el banquillo, quizá su mejor pieza, se vio achuchado en los duelos y sin la cuota de balón que le gusta, ante un Galapagar mandón que transmitió la sensación de tener muy claro el plan, a partir del juego intermedio de De la Torre, y la movilidad de Marcos Gil y More. Durante un cuarto de hora largo, el Galapagar apuró a su rival a base de ganar todos los balones divididos y obligar sistemáticamente a la respuesta de la última línea del Rayo B, que esta vez sí contó con De las Sías en el lateral derecho, probablemente con la intención de facilitar los contragolpes de Baladía por ese sector. Precisamente el extremo anduvo detrás de la primera y única ocasión del filial en todo el primer tiempo, que llegó con un centro tenso, venenosísimo, al que no llegó Etienne Eto’o por media bota en el segundo palo. Pero más peligrosa aún resultó la ocasión que pudo adelantar al Galapagar cerca del descanso, cuando Robles protagonizó un cruce providencial para tapar un disparo letal de Figueroa, que ya salía dibujado hacia el ángulo largo de Juanpe.

Ya en la caseta, viendo la incomodidad de su equipo, Jorge Vallejo quitó a sus dos hombres de banda, Pablo Montero y Baladía, y echó mano de Ybarra y Sergio Alonso, buscando contrarrestar el rombo galapagueño en la medular, donde sin duda se estaba cocinando el partido. No obstante, el doble cambio no tuvo un efecto inmediato, por cuanto el goteo de ocasiones siguió cayendo del lado del Galapagar y la eliminatoria estuvo cerca de reabrirse en el primer tramo de la segunda parte, cuando Marcos Gil, más afilado a medida que avanzaba el partido, habilitó una penetración de More por la izquierda que acabó en otro disparo taponado ‘in extremis’ por la defensa, y luego Reguilón chutó demasiado flojo para la parada de Juanpe, cuando estaba en clara posición de hacer el 0-1.

Esas acciones, sobre la hora de partido, empezaron a marcar cierto declive físico en el Galapagar, que empezó a echar de menos el gol que le acercase a la gesta. Javi Zamorano intervino sobre ello, quitando a Reguilón para meter a Gonzaga Suárez, y previniendo la tarjeta de De la Torre dando carrete a Miguel, ya para cargar el ataque con tres delanteros. El efecto fue que el partido se abrió, entre las embestidas galapagueñas y los contragolpes de un Rayo B que, al fin, se sintió cómodo en las idas y venidas, más fresco de piernas como estaba. En ese contexto, Guille Álvarez sacó prácticamente bajo palos el 1-0 de Sergio Alonso, y a Ybarra se le fue por un palmo un disparo al palo largo que ya había superado a Pascu, en una de las pocas internadas que permitió la defensa galapagueña, liderada por un Javi Gordo imperial.

Con el cronómetro ya pesando, Javi Zamorano se jugó la última carta a un triple cambio para meter de una tacada a Rubén Darío, Cortázar y al canterano Rafa Vega, que salió literalmente a comerse el campo en cada balón largo, en cada pelea con los centrales. Con esa nueva energía, el Galapagar aún soltó zarpazos y encontró su ocasión más clara, en un cabezazo de Marcos Gil a palo cambiado que hizo volar a Juanpe para desviar el balón a córner. Era ya el minuto 80, y ya no hubo casi nada más. El Rayo B se hizo fuerte, fue escondiendo el balón con sus creativos, y redujo la carga del Galapagar a un quiero y no puedo, con el esfuerzo ya pasando factura, y el campo abierto para recibir el tiro de gracia. No llegó porque hubiese sido injusto con el derroche del equipo, que murió de pie, rebelde ante un destino escrito desde la ida.  

Más de 200 aficionados galpagueños despidieron al equipo y al cuerpo técnico al grito de “orgullosos de nuestros jugadores”, como colofón a la mejor temporada de la historia del club arlequinado    

             

         

RAYO VALLECANO B: Juanpe; De las Sías, Víctor Revuelto, César (Guzmán, 60’) Robles; Juanchi, Aitor, Hugo (Pablo Prieto, 70’); Pablo Montero (Ybarra, 46’), Etienne Eto’o (Expósito, 81’) y Álvaro Baladía (Sergio Alonso, 46’).

CD GALAPAGAR: Pascu; Guille Álvarez, Pliego, Javi Gordo, Bóveda (Rubén Darío, 77’); Marcos Gil, Jorge Sánchez, De la Torre (Miguel, 60’), More (Rafa Vega, 77’); Figueroa (Cortázar, 77’)y Marcos Reguilón (Gonzaga, 60’).

ÁRBITRO: Iván Carrillo Chekhov, del Comité Gallego.

INCIDENCIAS: Partido de vuelta de las semifinales territoriales del playoff de ascenso a Segunda RFEF, jugado en el campo 5 de la Ciudad Deportiva del Rayo Vallecano B, ante algo más de 500 espectadores, con unos 200 seguidores del Galapagar. Césped natural en aceptable estado, en mañana calurosa.

Jaime Fresno / Fotografías: Vidal Fraguas

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