Cinco niños heridos leves por un cohete defectuoso en el boloencierro de Mataelpino

Cinco menores resultaron heridos leves este sábado durante el tradicional boloencierro de Mataelpino, cuando un cohete defectuoso cayó en la zona del público. «Tres de los afectados fueron trasladados al hospital por precaución, pero se encuentran bien e incluso ya han regresado al pueblo», explicó el alcalde, Sergio Yunquera, en declaraciones a Telemadrid.

El incidente obligó a retrasar el inicio de la fiesta, que finalmente se celebró con normalidad. En primer lugar el infantil y a continuación el de adultos. En total, se inscribieron más de 75 niños y alrededor de 40 adultos. En este último caso, para garantizar la seguridad es obligatoria la inscripción previa, así como el uso de casco y calzado adecuado.

Las celebraciones concluirán este lunes con la tradicional cena de hermandad, concebida como un momento de encuentro y convivencia que simboliza el espíritu comunitario de Mataelpino.

Una casualidad que se hizo tradición

El origen de esta fiesta es relativamente reciente: se remonta a 2009, cuando un grupo de vecinos decidió improvisar un encierro distinto ante la falta de recursos para traer reses bravas. La alternativa fue ingeniosa, sustituir a los toros por una enorme bola que correría por las calles. El resultado fue tan positivo –más seguro, económico y respetuoso con los animales– que la iniciativa se consolidó como una de las señas de identidad de Mataelpino.

Desde entonces, la tradición se mantiene inalterable y lo más llamativo es que se sigue utilizando la misma bola gigante de los inicios. Cada año, los encargados deben someterla a reparaciones minuciosas para que pueda volver a rodar en condiciones óptimas.

La bola de los adultos pesa cerca de unos 300 kilos, mide más de 2,70 metros de alto y puede alcanzar los 50 km/h;. Para los más pequeños, en cambio, se emplean tres bolas de menor tamaño, de unos 40 kilos cada una y poco más de un metro de altura, que siempre van acompañadas de unos ‘pastores’ que evitan que se desvíen del trazado. El recorrido arranca en la calle de la Iglesia y se extiende a lo largo de unos 700 metros hasta desembocar por la calle Transformador en la plaza de toros. La velocidad que puede alcanzar la bola mayor llega a rondar los 50 kilómetros por hora.

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