InsectPark, un inesperado viaje hasta el Jurásico sin salir de San Lorenzo de El Escorial
El Centro de Interpretación de la Naturaleza situado en el entorno del monte Abantos ahora es completamente accesible, cuenta con una nueva zona para actividades al aire libre y recibe al visitante con dos maquetas gigantes de un escarabajo rinoceronte y un 'chasmosaurio'
InsectPark, el Centro de Interpretación de la Naturaleza situado en San Lorenzo de El Escorial, acaba de estrenar mejoras que facilitan la experiencia de los visitantes, empezando por la completa accesibilidad de las instalaciones, tras terminar unas obras -realizadas por el Ayuntamiento- que han consistido en la pavimentación y trazado de caminos de circunvalación del edificio, solado de superficie para talleres al aire libre y creación de plazas de aparcamiento. “Esto nos permite conectar las dos plantas sin necesidad de tener que bajar por la escalera central del propio museo, ya que están comunicadas por el exterior, con una plataforma en la que también se van a desarrollar actividades al aire libre”, explicaba Pedro Velasco, director del centro junto a Paloma Delgado. De esta forma se podrá ampliar la oferta educativa para para los colegios, así como para el público en general durante los fines de semana, ya que la zona exterior se podrá convertir en aula de naturaleza.
Decoración exterior
Como añadido a esta obra de acondicionamiento y a modo de espectacular decoración exterior, se han instalado la maqueta gigante de un escarabajo rinoceronte con su modelo adjunto real, el corpóreo en fibra de vidrio de un Chasmosaurio (reptil antediluviano que nos recuerda a coleópteros actuales con defensas punzantes en su cabeza) y la reproducción de un arquíptero en ámbar fósil, como ejemplo de insectos que existieron junto a los dinosaurios. “Es un atractivo más para el visitante, que refuerza la entrada de InsectPark”, destaca Pedro Velasco, confiando en que estas actuaciones consoliden al centro como una oferta turístico-educativa de primer orden para colegios y familias, en el entorno natural del Monte Abantos y el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Este particular museo dedicado a la microfauna permite conocer el casi inagotable universo de los insectos, que de hecho aparecieron “mucho antes que los dinosaurios”. “Hay algunas especies que hace 400 millones de años ya estaban sobre la Tierra, como las libéluas. La relación que había con mamíferos y reptiles antediluvianos era de convivencia. Lo que hemos puesto aquí a modo de ejemplo es como en la película Parque Jurásico, con aquel famoso mosquito que había picado a un dinosaurio y del cual se extraía el ADN para reproducir a estos animales”, detalla el director de InsectPark. La diferencia es que, para ser más rigurosos en términos científicos, aquí no se ha reproducido un dinosaurio, sino un escarabajo rinoceronte, situando junto a él un Chasmosaurio con el que guarda ciertas similitudes.
Un millón de especies
Al hilo de estas novedades, este reconocido entomólogo y naturalista explica que “hay insectos que se mantienen actualmente casi con las mismas características que hace millones de años, como las libélulas; no han tenido que evolucionar prácticamente nada desde sus orígenes, mientras que otros sí se han especializado y han evolucionado de una forma muy especifica, dependiendo de una planta, de un tipo de suelo o de la alimentación. Ha sido la propia evolución la que ha marcado la diferenciación y ha hecho que hoy en día tengamos cerca de un millón de especies conocidas”.
Como complemento, Velasco avanza que de forma puntual se organizarán jornadas de entomofagia. O lo que es mismo: comer insectos. “No solo se trata de preparaciones culinarias que son muy sabrosas [aunque también se ha podido disfrutar de tapas de grillos a la barbacoa, saltamontes con pimienta o gusanos a las finas hierbas], sino que los insectos serán la base de la alimentación del futuro, en forma de harinas y otros productos”. De hecho, añadía, en Asia es muy habitual encontrar distintas especies en los mercados y en México se comen los chapulines y escamoles (larvas de hormiga) desde hace cientos de años.
Una curiosidad más que sumar a las muchas que permite descubrir InsectPark desde su apertura en el verano de 2016. “La gente que nos visita se queda impresionada; no se imagina que el mundo de los insectos pueda albergar tanta riqueza. Todo el que viene se sorprende muchísimo”, concluía el director de este museo, el más grande de Europa dedicado a los insectos y en donde también hay un espacio especial dedicado a la “Graellsia Isabelae”, una de las mariposas más bellas del mundo y que precisamente fue descubierta en la zona en 1848.