Juan Carlos Rodríguez Osuna, alcalde de Moralzarzal: «La competitividad en el deporte es más sana que en la política»

Cuando le propusimos al alcalde de Moralzarzal hacer una entrevista en un tono más personal, no se lo pensó dos veces, el polideportivo municipal de Navafría sería el lugar. Una vez elegido el dónde, faltaba el cómo: el dobok (traje de taekwondo), en este caso un ‘Fighter’, mucho más ligero, con el que su hija Laura ganó el Campeonato de Europa Junior y Sub-21. «Me hacía ilusión hacer las fotos con el dobok de la Selección Española, igual que ella me pide a mí o a su madre nuestro cinturón negro (Juan Carlos Rodríguez Osuna también practica esta modalidad de arte marcial) porque quiere competir con ellos. El cinturón tiene un valor; los grandes maestros no tienen uno nuevo sino muy desgastado, casi blanco del uso, la experiencia y la capacitación; las artes marciales tienen que ver con estos valores y la transmisión de un cinturón para mí es importante».

No podrías haber elegido mejor escenario porque eres muy deportista.

Sí, un hábito de toda la vida y mi profesión durante muy tiempo.

¿A qué te dedicabas antes de la política?

Soy profesor de Educación Física, tengo un recorrido muy amplio en la formación deportiva. Por diferentes circunstancias me involucré en el mundo sindical y me tocó formarme en otras cosas. Hice el máster de Prevención de Riesgos Laborales, diferentes formaciones de Medio Ambiente y de Recursos Humanos, donde participé en mesas de negociación del Ayuntamiento de Madrid muy importantes. En estos ocho años he aprovechado esa formación anterior y he seguido formándome en otros ámbitos académicos.

¿Y en estos ocho años has podido practicar deporte?

Menos de lo que me gustaría. He tenido muy poco tiempo, pero al principio hacía taekwondo, también bici. Antes de la pandemia me enganché al mundo del boxeo animado por Joana Pastrana (la campeona del mundo de boxeo entrenó y compitió en varias ocasiones durante 2019 y 2020 en Moralzarzal, donde logró su tercer título europeo y fue pregonera de las fiestas en 2019). Pero el taekwondo, por la madre de mis hijas y por ellas es una referencia en mi familia.

Tus hijas te han superado en el mundo del taekwondo.

Con creces. Tengo tres hijas: Alicia, de 19 años; Laura, con 17; y Noelia, 14. Decidimos en su momento buscar una actividad que tuviera que ver con una amplia movilidad, que tuviera recorrido en el ámbito físico, pero que a su vez inculcara valores y dimos con una escuela aquí, en Moralzarzal, estupenda, la Hankuk International School. No solo elegíamos la actividad, sino qué aportaba y quien la llevaba. Fue una decisión difícil porque la escuela de atletismo de Moralzarzal también es estupenda. Las niñas tenían condiciones físicas, todas heredadas de su madre. Se han ido enganchando al taekwondo hasta unos niveles insospechados. Yo siempre dije que mis hijas no iban a competir ninguna y lo han hecho las tres.

Al más alto nivel y con resultados importantes.

Las tres, pero principalmente Laura, que tiene los objetivos muy claros; quiere ir a unas olimpiadas y va dando pasos agigantados para conseguirlo. La pequeña también apunta maneras y la mayor se ha desenganchado un poco, pero en su último año fue subcampeona de España, por debajo de Adriana Cerezo, nuestra medallista olímpica, y en su momento subcampeona de Europa también… cosas que yo no me hubiera imaginado conseguir nunca.

¿El deporte es un mundo muy sacrificado?

Hay que diferenciarlo en el del ámbito de la salud, donde yo invito a ir, donde no está el componente de la competición, sino el de hacer actividad física para mejorar la salud a todos los niveles también social, cognitiva… y el de la competición. Yo si no hago deporte, parece que me falta algo.

¿Te ayuda a desconectar?

Sí y a conectar contigo mismo, que es muy importante porque vivimos con tanta prisa… Me sirve para reevaluar, redefinir objetivos… y lo hecho de menos.

En estas dos legislaturas, el deporte ha ocupado un lugar importante.

En Cultura la apuesta ha sido tremenda en Moralzarzal, ya lo era, igual que en Deportes. Siempre hemos sido una referencia a nivel deportivo en la comarca, por las instalaciones, al personal, a los que hay que agradecer todo esto. Las escuelas y la formación que hay aquí viene por esa motivación de nuestro personal de inculcar y de ser un referente, por ofrecer un servicio adecuado a nuestros vecinos y si se puede, al resto de la comarca.

Y ha habido eventos deportivos de alto nivel como la celebración del Circuito de Pretemporada Movistar de la ACB de Baloncesto o los combates de Joana Pastrana.

Esto tiene que ver con seguir inculcando la práctica del deporte. Cuando Miguel Induráin ganaba un Tour, no sé cuántas bicicletas se compraban. Cuando la Selección Española de Baloncesto ganó la medalla de plata en Los Ángeles, no sé cuántos nos apuntamos. Eso se intenta al traer este tipo de actividades. Este año vamos a tener una salida de la Vuelta Ciclista España, un ‘eventazo’ tremendo para Moralzarzal. Siempre le estaré agradecido a nuestro vecino de Alpedrete Javier Guillén (director general de La Vuelta desde 2008) por habernos tenido en cuenta. Se pretende que la gente tenga cerca el deporte, a los deportistas de élite, que vean que son personas normales que llegan ahí por un gran sacrificio. También tenemos referentes locales, como Carlos Soria (precisamente la entrevista se celebra en la sala del polideportivo que lleva su nombre).

¿La competitividad en el deporte es más sana que en la política?

Sin lugar a dudas. Desgraciadamente la política se mete mucho en el mundo del deporte. Cuando tu practicas deporte, el ‘fair play’ debe estar instalado y en la política desgraciadamente no lo está.

¿Te ha defraudado eso de la política?

Un poco sí. El llegar con unas ilusiones, enfrentarte a unos retos importantes, sin culpabilizar a nadie, haciendo también autocrítica, y no ser capaz de tener esos momentos de reflexión y ver hacia dónde vamos, cómo vamos y por qué tenemos estos desencuentros si todos deberíamos estar pensando qué es lo mejor para el pueblo. Pero muchas veces nos desviamos de ese camino para otras cosas que, si te paras a pensar, ni siquiera son tan importantes por una rivalidad incomprendida, por llegar a hacer una opción de oposición que yo no entiendo… A lo mejor tiene que ver también con el recorrido de cada uno de nosotros. Yo para cada una de las plazas que he ido consiguiendo a lo largo de mi vida en el Ayuntamiento de Madrid he tenido que opositar, tienes que ganarte el puesto. Pero está la otra oposición, la de oponerse a todo. Yo esa forma no la comparto. Yo lo que entiendo como oposición es ser capaz de trasladar al vecino el que tienes opciones de gobierno para que en las siguientes elecciones digan «ese es el candidato que quiero para que gestione mis recursos». Yo como vecino no votaría a alguien que siempre está oponiéndose a todo y que no trae propuestas alternativas.

Practicas taekwondo, boxeo, bici, esquí (con el que ha sufrido una lesión en la rodilla los últimos meses que derivado en una intervención quirúrgica)… son deportes individuales. ¿La política es deporte de equipo?

Sí. Ahora hago deportes individuales por la falta de tiempo, pero he practicado baloncesto en mi época más joven. Empecé jugando al fútbol en el Zarzaquemada, en Leganés, y era compañero de colegio de Caminero (que fue jugador del Atlético de Madrid y el Valladolid). De allí salió mucha gente importante. También hacía kárate de pequeño en Leganés con los hermanos Egea, que fueron campeones del mundo, en el Club Víctor Pradera. El 23-F estaba dando clase y Javier nos mandó ponernos las zapatillas e irnos corriendo a casa sin parar. Tenía 11 años.

¿Cuándo empezaste a vivir en Moralzarzal?

Nací en Vallecas (31 de mayo de 1970) y con pocos años mis padres se trasladaron a Leganés y allí estuve hasta los 28 años. Desde los 17 años venía por aquí, al camping de Moralzarzal, los fines de semana, verano… Luego decidimos que queríamos tener a nuestras hijas aquí. Llevo viviendo de continuo en Moral desde 2010.

¿Y ha cambiado mucho desde entonces?

Muchísimo. Tengo muy buenos recuerdos de sitios que ahora mismo están construidos con chalés donde sacábamos a los perros, cogíamos setas de cardo, donde hacíamos tantas cosas… Ha cambiado mucho en todos los niveles, pero no solo Moralzarzal, también la sociedad en general. La gente joven se relaciona a través de las redes sociales, están pendientes de los móviles; antes teníamos que ir a las cabinas de la plaza La Fragua para llamar por teléfono; incluso nos escribíamos cartas.

¿Tienes claro que no vas a repetir?

Sí, muy claro. Fue un compromiso y los compromisos se cumplen, a pesar de que hay mucha motivación para seguir porque ha habido dos años en los que se ha paralizado prácticamente todo debido a la pandemia. Se pararon todas las administraciones y hasta que se han puesto de nuevo en marcha, ha costado y por el camino quedan muchas cosas, pero lo importante no son las personas, al menos en nuestro caso, lo importante es que el proyecto de Vecinos continue y hay gente por detrás con muchas ganas. Hay que redefinir el proyecto. A todos nos tiemblan un poco las piernas al ver dónde te vas a meter, a todos nos ha pasado, pero yo no continuo, apoyaré desde otro sitio.

¿Volverás a tu antiguo puesto de trabajo?

Sí, ahora no hay opción.

¿Cómo recuerdas estos dos años de pandemia?

Han sido muy duros. Al principio, una sensación de soledad. Me intento poner en el sitio del presidente del Gobierno o de la presidenta regional y han tenido que vivir lo que yo pero a gran escala. ¿Qué hacemos? ¿Cómo dotamos de seguridad a nuestra población? ¿Qué podemos aportar para generar espacios seguros? El que no perdiera empleo, quitando plazas de aparcamiento, que siempre será muy criticado, para que la gente pudiera salir a entornos seguros porque nadie quería estar en un sitio cerrado… Y apoyar a la hostelería, que aquí es un sector muy importante.

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