Tamara Ontoria, de Hacer El Escorial, deja el Ayuntamiento un año y medio después de las elecciones

Tras casi 10 años como concejala, afirma que se marcha por haber dejado de creer en la "política institucional" y cansada de "enfrentamientos".

Tamara Ontoria, única concejal del grupo municipal Hacer El Escorial, anunció a última hora de este miércoles su renuncia al acta de concejal un año y medio después de unos comicios locales a los que se presentó una nueva formación en la que recalaron los tres ediles de Unidas El Escorial que habían formado parte del equipo de Gobierno en la segunda mitad de la pasada legislatura, tras la moción de censura contra el PP presentada en septiembre de 2021.

Alcaldesa en funciones durante medio año 

Ontoria, que durante unos meses llegó a formar parte de la Junta de Gobierno en el Ejecutivo encabezado por Antonio Vicente -aunque sin integrarse en el mismo-, pactó con PSOE y Ciudadanos, propiciando la llegada de Cristian Martín a la Alcaldía. Meses después, y tras el grave episodio sufrido por el entonces regidor, la entonces edil de Unidas El Escorial se convirtió en alcaldesa en funciones, cargo que desempeñó entre enero y junio de 2023, agudizándose en los últimos meses sus diferencias con el PSOE -principalmente a raíz de la situación de la Policía Local-, además de romper con Podemos -formación de la que procedía- para presentarse al frente de Hacer El Escorial, grupo que obtuvo un concejal en las elecciones municipales.

Tamara Ontoria
Tamara Ontoria, en el salón de plenos del Ayuntamiento de El Escorial

Tamara Ontoria pone fin así a casi 10 años como concejala en el Consistorio escurialense, representando sucesivamente a Ahora El Escorial, Podemos o Hacer El Escorial. En el largo comunicado con el que hacía pública su salida del Ayuntamiento, hablaba de la política como algo “duro de narices”, de la pérdida de ilusión por no creer en la “política institucional” y del rechazo al enfrentamiento “irracional”.

Comunicado íntegro:

«No hace falta meditar mucho aquello que sabes que tienes que hacer porque ya no dispones de herramientas para seguir intentando lo que sabes que no. Mi dimisión como concejala es eso, porque si la convicción es clara, las decisiones siempre son firmes.

La política que estamos viendo ha perdido el rumbo, porque cuando reina el odio, la falta de empatía, el constante enfrentamiento y el sentimiento de indefensión, ¿le queda algún sentido?

No voy a ser injusta, ejercer la política no es un camino de rosas, es duro de narices, te enfrentas a situaciones que te dejan en shock, donde las piernas te flaquean, pero sabes que tienes que seguir porque para eso estás. Hay personas estupendas, que se implican tanto que en ocasiones pasan a un segundo plano porque no interesan a otros que tienen distintos objetivos, y por ello es honesto decir que no todos son iguales.

Hacer El Escorial es un espacio político que me devolvió la ilusión y las ganas de volverlo a intentar, tras unos meses en Gobierno complicados. Un espacio amplio de vecinos y vecinas que apostaron y apuestan porque las necesidades de un municipio sean cubiertas por los impulsos de quienes lo conocen de verdad, y sin mayor interés que ese.

Un espacio que en dos meses desde su creación tuvo una respuesta increíble, y sólo se puede decir gracias a quienes han apoyado, apoyan y apoyarán, porque el proyecto, que es lo que importa, continúa.

Me voy con convicción y con la tranquilidad de saber que he hecho todo lo que ha estado en mis manos para intentar mejorar el espacio que he representado durante este tiempo. Irse no es abandonar, pero no se puede ejercer la política institucional si ya no creo en ella por rancia e irracional.

Hoy echo la vista atrás después de 10 años como concejala y sí, ha merecido la pena, pero hay puntos de inflexión que son necesarios para decidir parar, porque la política debe ser una herramienta transformadora, y estamos viendo cómo en tiempos recientes hay políticos que se han aprendido discursos emanados de la sociedad teniendo la poca vergüenza de proyectarlos a la ciudadanía, convenciéndonos con ello de que hay futuro, y en sus sombras nos han destruido el significado de sororidad, de igualdad, de derechos.

Otros que han primado intereses propios a beneficios comunes con terribles consecuencias que son insoportables.

Esta política ha conseguido que nos enfrentemos hasta que nos odiemos y dejemos a un lado lo comunitario, lo que nos une, lo humano. Y ha llegado hasta el municipio más pequeño, utilizando instrumentos como las redes clientelares, la opacidad de gestión o la arrogancia con los que piensan diferente. Hemos entrado en un estado de letargo, de hastío, nos han dejado sin ganas de vencer. Nos han sustraído la identidad de pueblo, olvidándonos de que la política justa se ejerce de abajo a arriba.

Muchas veces ni siquiera sabemos por qué nos enfrentamos, no hacemos esfuerzos por escucharnos, y esto nos separa y destruye como sociedad.

No se puede tener presente ni futuro si el centro de nuestra ira es un color o un nombre propio por encima del bienestar social, de los derechos, de la dignidad.

Las acciones políticas son necesarias, las buenas ideas se pueden materializar, la ayuda se puede dar cuando hace falta sin que se tenga que estar esperando. Son posibles los espacios sin odio, y por supuesto se puede tomar una cerveza con amigos o tener una reunión familiar donde discrepemos, pero sin enfrentamientos irracionales.

Desde hace días, “Solo el Pueblo Salva al Pueblo” vuelve a ser consigna popular. Y es verdad, y esto hay creérselo, pero no conviene olvidar que el Estado y las administraciones públicas son necesarias para avanzar como instrumentos sólidos que gestionan los recursos públicos y que estos tienen que usarse en beneficio de la gente.

Estoy convencida de que volveremos a encontrar todo aquello que hemos guardado tanto, y que las emociones que nos moverán serán la alegría, el entusiasmo y la esperanza, porque lo hemos hecho ya, y es que la ciudadanía muchas veces ha sabido dar respuesta a los vacíos que han dejado otros por su inacción. Pasó hace 10 años y volverá a ocurrir, estoy segura. Gracias y hasta siempre».

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