Las Rozas somete al filial del Mallorca y logra el primer ascenso de su historia a Segunda B
Una gesta histórica para el joven club, heredero del extinto Club Deportivo Las Rozas, y también para la ciudad, que nunca antes había llegado tan alto en lo futbolístico, y menos tras conseguir dos ascensos seguidos desde Preferente.
Las Rozas CF ya es equipo de Segunda División B, tras superar en la final de los playoff al Real Mallorca B haciendo valer el 2-1 de Navalcarbón con un empate sin goles en Son Bibiloni. Una gesta histórica para el joven club, heredero del extinto Club Deportivo Las Rozas, y también para la ciudad, que nunca antes había llegado tan alto en lo futbolístico, y menos tras conseguir dos ascensos seguidos desde Preferente. Un doble salto en apenas dos temporadas que encumbra a Lolo Escobar como el primer entrenador del fútbol madrileño que lo hace desde que José Díaz Pablo lo lograse con el Alcorcón hace casi 20 años. Palabras mayores.
El partido de vuelta de la eliminatoria final mostró a las claras la superioridad roceña en aspectos clave en este tipo de trances: disposición táctica, concentración, experiencia y convicción. En todo ello Las Rozas fue superior a un Mallorca B tan sobrado de calidad como falto de cocción, como por otra parte es propio en un equipo lleno de sub-23 que tiene a varios de sus jugadores clave por debajo de los 20 años. El filial pareció acusarlo de salida y se le vio superado por el escenario, a caballo entre el agarrotamiento y la precipitación. Las Rozas más decidido y bregado, aprovechó para marcar territorio, plasmando una notable superioridad en el centro del campo gracias al triángulo que formaron por dentro Nogueira, Cruz y Cobos, más la movilidad de Albur y Calleja por los costados. La disposición roceña, atrevida y sin dar lugar a especulaciones con la ventaja de 2-1, cortocircuitó al Mallorca B por el medio. No carburaron Andreu Hernández y Samu Pinto, sus organizadores, y el recurso de los balones largos hacia Ibra Diabaté fue secado de raíz por Iñaki y Jaime Guadaño, que dieron otro cursillo sobre el puesto de central en Palma.
Con el dominio del cuadro de Lolo Escobar extendido por todas las zonas del campo, empezó a llegar el peligro para la portería bermellona. El primer aviso llegó tras un despeje largo cuyo bote superó a la zaga local, cuya espalda ganó Goal, pero no con el suficiente acierto como para pinchar el balón y quedarse solo ante el guardameta Boisson. Más claras fueron las ocasiones que llegaron a pelota parada: en la primera, el central Fran le quitó a Nogueira casi en boca de gol el 0-1; y en la segunda, Iñaki cabeceó alto en posición forzada un saque de esquina de Calleja, cuyo centro envenenado por el efecto hacia afuera había encontrado al central entrando en carrera libre de marca. Sin ser ocasiones manifiestas de gol, el goteo de aproximaciones roceñas sí servía para acentuar la sensación de que el 2-1 podía convertirse en una losa más pesada de lo esperado para un filial mallorquinista que sólo pudo encontrar algo de juego conforme se acercaba el descanso, sobre todo a través de las subidas de sus laterales, Raúl Parra y Ocaña. En uno de esos centros, y ya con el tiempo de la primera parte cumplido, el balón le llegó a Ibra Diabaté en el balcón del área, de espaldas al marco. Tras dos controles para acomodarse, el costamarfileño se sacó un potentísimo disparo que, por suerte, salió centrado y al alcance de Yelco Ramos, bien posicionado para detener el balón en dos tiempos.
Penalti errado
La segunda parte comenzó con el Mallorca B dispuesto a variar el guión del partido, muy desfavorable para sus intereses. El técnico, Julián Robles, echó mano de Jaume Tovar y sustituyó a un Víctor de Baunbag, su máximo goleador, que había pasado desapercibido en la primera parte. El ímpetu inicial le reportó al Mallorca B una buena ocasión de gol, cuando, tras un caracoleo en el pico del área, Pablo Ávila se sacó un centro chut con mucho efecto al corazón del área que tocó levemente Guadaño, para obligar a Yelco a tirar de reflejos y evitar males mayores. Casi a continuación, y en una fase de aparente dominio del Mallorca B, Andreu derribó a Goal dentro del área en un intento por ganar la posición al delantero, y el colegiado valenciano, Rodríguez Rodrigo, no dudó en señalar el claro penalti favorable a Las Rozas. Cruz tomó la responsabilidad en los 11 metros, pero su remate raso y colocado al palo careció de señuelo y fue adivinado por el meta Boisson.
La acción, con sólo ocho minutos jugados de la segunda parte, no minó la actitud de Las Rozas de seguir buscando el gol, si bien el Mallorca B iba creciendo en mordiente, sobre todo en la izquierda. Por allí percutió Pablo Ávila, aprovechando que Sergio Reviejo estaba condicionado por su tarjeta amarilla, y el Mallorca B generó dos llegadas más, una con otro centro chut del hábil interior bermellón, y otra en un disparo de Samu Pinto, bien atrapado por Yelco. Viendo el problema, Lolo Escobar cambió a Sergio por Lucas, y no tardó en renovar la energía de su medio campo dando entrada a Rubén Blanco por Cobos. Las modificaciones configuraron a Las Rozas para el contragolpe, con Albur descolgado arriba, y dieron una iniciativa ficticia al Mallorca B, cada vez más ofuscado y con pocos argumentos para penetrar en la segura defensa roceña.
Los instantes finales fueron un quiero y no puedo del filial, ante un Las Rozas que tiró de experiencia para parar el partido. En los minutos finales se produjeron un sinfín de trifulcas que jugaron a favor de obra, como la que desembocó en las expulsiones de Calleja y Samu Pinto, nada más entrar en tiempo añadido. El lance terminó por sacar del partido al Mallorca B, que ya no generó peligro. Las Rozas, firme y sabiendo lo que hacer en cada momento, terminó por ganar el final del partido superado el minuto 96, en un saque de esquina botado a la corta. Hasta allí se fueron todos los jugadores como poseídos para formar una piña y celebrar por todo lo alto la hazaña, también Lolo Escobar. El técnico, cerebro y ejecutor del proyecto deportivo triunfal, el entrenador que se había quedado a las puertas de la Segunda B con el Unión Adarve, se vio embargado por la emoción y deambuló por el campo de Son Bibiloni abrazando a todos y cada uno de sus jugadores, sin poder evitar el llanto bajo el calor sofocante de Son Bibiloni, en la Ciudad Deportiva Antonio Asensio del Real Mallorca, el lugar que ya está en la historia de Las Rozas CF y de toda una ciudad.
REAL MALLORCA B: Boisson; Raúl Parra (A), Pablo Ramón (A), Fran, Ocaña (Arasa 80’); Andreu (A), Samu Pinto (R- 91’); Víctor de Baunbag (Rober 46’), Stephen, Pablo Ávila (Jaume Tovar); e Ibra.
LAS ROZAS CF: Yelco Ramos (A); Sergio Reviejo (A, Lucas 63’), Jaime Guadaño, Iñaki (A), Turégano; Cruz (A); Calleja (A-R 91’), Cobos (Rubén Blanco 76’, A), Nogueira, Albur; y Goal (Mario Sánchez 84’, A).
ÁRBITRO: Rodríguez Rodrigo, del Comité Valenciano (1)
INCIDENCIAS: Partido de vuelta de la final por el ascenso a Segunda División B, jugado en el campo Tomeu Serra de Son Bibiloni, ante unos 1.400 espectadores, y con temperaturas de más de 30 grados que obligaron a utilizar las dos pausas de hidratación.
Jaime Fresno