Enfermeras del Hospital General de Villalba proporcionan cuidados individualizados al paciente ostomizado para mejorar su calidad de vida
Para los cerca de 70.000 pacientes ostomizados que hay en España, es decir, aquellas personas a las que se les realiza una ostomía, un orificio en la pared abdominal a través del cual salen las heces y la orina, que se recogen en una bolsa, el impacto social y los problemas en la vida diaria que ello conlleva aumentan durante el periodo estival.
En este sentido, Diana Macías Sánchez, enfermera estomaterapeuta del Hospital General de Villalba, integrado en la red sanitaria pública madrileña, explica que para estos pacientes, uno de los miedos más comunes en verano “es la realización de actividades de ocio propias de esta época del año, como viajar o bañarse en lugares públicos. Desde el punto de vista sanitario, no existe ninguna contraindicación para ello, simplemente algunas recomendaciones tales como hidratarse correctamente, llevar siempre un neceser con el material necesario para un cambio de dispositivo y usar el traje de baño con el que se sienta más cómodo ya que la bolsa se puede sumergir sin que sufra ningún deterioro”.
El trabajo de la estomaterapeuta comienza cuando, “tras ser diagnosticado, se hace necesaria la realización de un estoma al paciente. En este momento se establece una relación de confianza, donde se le explica el proceso que va a comenzar y cómo va a cambiar su vida a partir de ahora. Además, se ha demostrado que la calidad de vida del paciente ostomizado mejora cuando los profesionales expertos en la materia proporcionan los cuidados individualizados en cada caso”, recuerda Diana Macías. Por ello, continúa la especialista, “mi objetivo es, junto con los demás miembros del equipo que trabajamos con el paciente ostomizado, proporcionarle la información, la ayuda y las técnicas necesarias para que sea autosuficiente en la gestión de su enfermedad. De esta manera, la enfermera experta educa al paciente y a su cuidador principal antes, durante y después de la cirugía, además del apoyo psicológico que necesiten durante todo el proceso”.
Disponibilidad para dudas
Las recomendaciones se orientan en tres periodos: preoperatorio, postoperatorio y seguimiento. “En la primera etapa la enfermera se encarga de realizar el marcaje de la zona en la cual el cirujano realizará la colocación del estoma. La segunda etapa es clave porque se realiza la educación sanitaria sobre el manejo de su ostomía y los signos de alarma que debe tener en cuenta. Se le explican técnicas para saber cómo y cuándo realizar el cambio de la bolsa, los diferentes productos que tendrá a su disposición, la valoración del estoma, el cuidado de la piel periestomal y las recomendaciones dietéticas. Por último, se realiza un seguimiento una vez que el paciente es dado de alta. Se le ofrece al paciente plena disponibilidad para resolver sus dudas, lo que hace que disminuya su ansiedad ante los problemas”, concluye Diana Macías.