El director general de Patrimonio Cultural subraya “la gran singularidad y valor” del patrimonio industrial de Valdemorillo y la voluntad de dotarlo del mayor nivel de protección posible

El director general de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, Bartolomé González Jiménez, ha destacado “la gran singularidad y valor” del patrimonio industrial de Valdemorillo y se ha comprometido a agilizar los trámites para dotarlo del mayor nivel de protección posible. Así lo ha dado a conocer en un comunicado el Ayuntamiento de Valdemorillo, tras la visita de González al espacio de la Casa de Cultura, erigida en torno a los hornos de la antigua fábrica y el pudridero de caolín.    

Según ha destacado el director, a este espacio se le debe dar “máxima protección por su importancia arquitectónica e histórica y también por lo que representaron en su momento para la población y el día a día de la localidad”.

Esta visita sirve para dar un paso más en el objetivo fijado por el Ayuntamiento para avanzar en la tramitación del expediente que dote del mayor nivel de protección posible, ya sea como Bien de Interés Cultural o Patrimonial.

En este sentido, el Consistorio ha recordado que en febrero de 2020 se puso en marcha la petición de Bien de Interés Cultural para este espacio buscando “asegurar la conservación de las construcciones y demás vestigios de la actividad industrial desarrollada en el pueblo, que tanta notoriedad llegó a alcanzar especialmente en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX”.

Desde la Consejería de Cultura y Turismo se busca la posibilidad de agilitar el expediente, con nuevas acciones como el estudio arqueológico que ha de seguir al ya realizado sobre el terreno por técnicos de la Comunidad de Madrid.

El patrimonio industrial de esta villa está formado por un conjunto de elementos arquitectónicos y otros vestigios, cuya antigüedad llega a remontarse al siglo XIII, y constituye un exponente arquitectónico e histórico de primer nivel, destacando, como ha tenido ocasión de comprobar González.

De hecho, la presencia del director general en dos de los espacios más ligados al pasado industrial valdemorillense, como los emblemáticos hornos o el antiguo pudridero de caolín reconvertido en cueva museo conservando intactas su características y condiciones de luz y humedad, está destinada a dar impulso al proceso que arrancó en febrero de 2020, cuando precisamente a iniciativa municipal se pusieron en marcha los trámites para solicitar la citada declaración como Bien de Interés Cultural, buscando, como recuerda el alcalde, Santiago Villena, “asegurar la conservación de las construcciones y demás vestigios de la actividad industrial desarrollada en nuestro pueblo, que tanta notoriedad llegó a alcanzar especialmente en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX”.

En su recorrido por los centenarios hornos y demás instalaciones, el responsable de Patrimonio Cultural se ha interesado por los diversos aspectos, analizando junto al regidor y la nueva concejal de Cultura y Turismo, Victoria Gil, muy volcada desde el primer momento en el tema, la posibilidad de agilitar el expediente, con nuevas acciones como el estudio arqueológico que ha de seguir al ya realizado sobre el terreno por técnicos de la Comunidad de Madrid.

Además de los tres hornos, Vulcano, el más antiguo, datado en 1845, Moisés y Progreso, el ya citado almacén de caolín y la torre de La Bomba, el “valioso y singular” patrimonio industrial de Valdemorillo engloba otros elementos cuya antigüedad muestra la evolución de la actividad fabril en el municipio, como el horno refractario de José Orodea, sin olvidar tampoco otros restos de especial interés, como las minas y calera de El Vétago.

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