Ecologistas en Acción celebra el próximo cierre de las pistas de la zona baja en Navacerrada: «Supone recuperar la cordura»
El colectivo conservacionista considera que "debe darse un paso más y desmantelar el resto de pistas de esquí y remontes, como los de Guarramillas".
Ecologistas en Acción ha mostrado su satisfacción por la decisión del Organismo Autónomo Parques Nacionales de no renovar la concesión de las pistas de esquí alpino El Escaparate, El Telégrafo y El Bosque, en el Puerto de Navacerrada. La organización recuerda que el movimiento ecologista madrileño lleva desde 1993 oponiéndose a la estación de esquí. «Teniendo en cuenta el contexto de emergencia climática en que nos encontramos, debería desmantelarse el resto de pistas de esquí y remontes, como los de Guarramillas», añaden desde este colectivo.
Las protestas de 1993
Los ecologistas recuerdan que corría septiembre de 1993 cuando cuatro jóvenes se encadenaban a las máquinas que excavaban un depósito subterráneo en el alto del Telégrafo, a poca distancia del Puerto de Navacerrada. Mientras tanto, un grupo de personas protestaban a pie de obra. La excavación formaba parte de los trabajos para instalar cañones de nieve artificial en las pistas de la estación de esquí, con la intención de prolongar la temporada. La protesta terminó con la detención de los cuatro jóvenes, denunciados por los responsables de las obras, la Comunidad de Madrid.

«Esos cañones de nieve solo eran la punta de lanza de un proyecto ambicioso para convertir el Puerto de Navacerrada y sus alrededores en un centro de ocio con un macro aparcamiento, un túnel para el tráfico en el mismo puerto y diversas instalaciones más. Los cañones de nieve salieron adelante, los cuatro ecologistas fueron juzgados y la causa archivada sin cargos. Pero las pistas y sus instalaciones aledañas se quedaron allí, agujereando la montaña y atrayendo miles de madrileños cuando la nieve se dignaba a hacer acto de presencia», rememoran desde Ecologistas en Acción. Esta asociación añade que la presión social, «combinada con derivas económicas», propició finalmente que el Gobierno regional abandonase el proyecto. «Sin embargo, durante los siguientes 27 años la estación de esquí de Navacerrada ha ido languideciendo entre subidas de temperatura, inviernos cada vez más cortos y solicitudes de ayuda económica de quienes se hicieron cargo de su explotación», indican en un comunicado.
Ya en ese año 1993, subrayan ahora, «estaba claro que ni el lugar era el idóneo para unas pistas de esquí, ni había futuro en ello, ni las obras eran razonables». «Se intervenía en el ciclo del agua del río Eresma, que no está en territorio madrileño, se apostaba por un desarrollo insostenible, se apoya la masificación del puerto y el uso intensivo del vehículo privado, trasladando usos urbanos al corazón de la montaña, y se creaban varios problemas para el futuro: colapso de tráfico en temporada de nieve, destrucción del medio, contaminación e inviabilidad a medio plazo de las instalaciones a causa del cambio climático».
El desmantelamiento, «lo antes posible»
A pesar de sus advertencias, Ecologistas en Acción afirma que nadie en la Comunidad de Madrid hizo caso, por lo que la noticia, dada a conocer la semana pasada, de que el Organismo Autónomo Parques Nacionales, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, ha decidido no prolongar la concesión de las pistas situadas en la zona baja de la estación -las que más días abren a lo largo de la temporada, al contar con un sistema de innivación artificial- ha sido «muy bien recibida, porque supone recuperar la cordura, recuperar una parte de la Sierra de Guadarrama para el Parque Nacional y porque es un avance en la protección de nuestras montañas».
Ecologistas en Acción espera ahora que el desmantelamiento de las instalaciones, una vez que finalice la concesión el próximo 3 de abril, «se haga lo antes posible, recuperando todo aquello que se destruyó con las obras de 1993». «Es imprescindible restaurar la vegetación en el suelo ocupado por las pistas, reordenar y limitar el paso del tráfico privado y encaminar los usos en la zona hacia actividades sostenibles y compatibles con su conservación. Además, debe darse un paso más y desmantelar el resto de pistas de esquí y remontes, como los de Guarramillas», concluían desde este colectivo.