José María Moreno, ex alcalde de Moralzarzal: “Disfruto del trabajo que hago en el IMIDRA”
Aunque comenzó su vida laboral siendo maestro de la construcción, el nombre de José María Moreno está ligado a la política de Moralzarzal, municipio en el que nació y del que ha sido teniente de alcalde por Alianza Popular (desde 1983), concejal y portavoz en la oposición por el Partido Popular (1991 a 1995) y alcalde durante 20 años consecutivos con mayoría absoluta. Desde hace un año y medio es director gerente del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario de la Comunidad de Madrid, cargo para el que le propuso el consejero de Medio Ambiente, Jaime González Taboada. “Me dijeron que si estaba interesado en llevar una Dirección General. A mí, lo que me manden. Yo, encantado de trabajar, y me alegro de que la experiencia de los 20 años que he estado en el Ayuntamiento sirva para ayudar a otros alcaldes y otros municipios”.
¿En qué consiste el trabajo que se hace en el IMIDRA?
El IMIDRA lleva toda la calidad y producción de los productos que se hacen en Madrid, tanto en agricultura como alimentación. Se hacen proyectos de investigación y se ponen para el sector primario todos los conocimientos que tenemos para que ellos lo apliquen. Tambien tiramos de los productos autóctonos, porque en Madrid los hay muy buenos, tanto en horticultura como en producción animal. El IMIDRA es un poco desconocido en una parte, pero en investigación tiene un nombre muy importante, ya que ha conseguido unos objetivos muy buenos.
En los últimos años se ha venido trabajando en la recuperación de ciertos productos, como variedades de judías de la Sierra Norte o el garbanzo de Brunete…
Efectivamente, se han sacado numerosas variedades de judías en la zona Norte y ahora se está trabajando en el catálogo de leguminosas. Se ha hecho un trabajo extraordinario, tenemos el ADN de cada una y es una judía de muy buena calidad. El garbanzo estaba casi abandonado; en la zona de Brunete se había dejado de sembrar y solo quedaba en Daganzo y ahora se está recuperando. El IMIDRA tiene en la finca de Aranjuez 14 variedades de garbanzos; la mayoría están patentadas por nosotros. Ahora queremos ver cuál es la que tiene mejores cualidades sensoriales y deja mejor paladar, aunque ya sabemos que el de Brunete, o garbanzo madrileño, es extraordinario. Es bueno que se hayan puesto de acuerdo varios ayuntamientos con restauradores para darlo a conocer y que incluso turísticamente sea un beneficio.
En El Escorial se presentó hace un mes un proyecto para dedicar varias parcelas a huertos. ¿Cuáles son sus características?
Este proyecto es el de los “AgroLabs”, que son laboratorios abiertos de agricultura. Todo lo que sabemos en el IMIDRA sobre los huertos lo ponemos a disposición de emprendedores y gente que esté interesada en volver al campo para conocer cómo tiene que cultivar, porque con un espacio pequeño de terreno se puede obtener producción suficiente para una familia. Les enseñamos a través de monitores cómo se hace la plantación y los cuidados necesarios y después les pasamos a unas parcelas de 300 metros cuadrados y, finalmente, a otras de entre 1.000 y 3.000. Ahora mismo tenemos un “AgroLab” abierto en Perales de Tajuña que está funcionando muy bien; ya hay gente que está viviendo de ello. Además, también les enseñamos cómo comercializarlo en el mismo municipio o en los alrededores. La idea es poner en marcha cinco o seis en toda la región. Por otra parte, en esta finca de El Escorial nos dedicamos a la plantación forestal, por ejemplo en casos de incendios, para la Dirección General de Medio Ambiente y también para muchos ayuntamientos. Alcornoques, encimas, olmos, fresnos… También tenemos clonados los árboles singulares, a través de embriogénesis somática o por semilleros, porque el IMIDRA tiene la obligación de cuidar de todos los árboles singulares de la Comunidad…
¿Cómo es su trabajo del día a día?
Normalmente estoy en la calle Alcalá, en la Consejería de Medio Ambiente, y desde ahí hago el trabajo de despacho; pero constantemente tengo que estar en cada una de las fincas. Tenemos siete centros de trabajo. El Encín es una de las más grandes, con unas 140 personas, mientras que en El Escorial sólo hay seis. Al final tienes que estar en los sitios, porque surgen problemas en todos los lados. Y yo si no estoy viéndolo y no sé lo que sucede, no estoy a gusto. Me gusta verlo y ademas disfruto del trabajo que estoy haciendo. En la finca de La Chimenea, en Aranjuez, se siembra cebada, tenemos los garbanzos, cereal, plantaciones de olivos, los edificios de testaje de ganado para comprobar qué animales dan mejor producción para cárnica, y eso se lo transmitimos a los ganaderos, y también están las razas de ovejas Colmenareña y Rubia del Molar, que son extraordinarias. Además, se crían cerditos para investigación. Es una finca enorme, de 220 hectáreas. Por otra parte, está la zona de Sotopavera, que comprende los sotos históricos de Aranjuez. Son 30 kilómetros de calles, con más de 13.000 calles, y el cuidado también corresponde al IMIDRA.
Personalmente, tras año y medio en el cargo, ¿qué es lo que más le ha sorprendido?
Algo increíble es cómo puedes tener el ADN de una judía o un garbanzo, o de la uva. Se tiene absolutamente controlado. Y sobre todo la calidad y la seguridad que se puede dar al ciudadano en la Comunidad de Madrid. Por ejemplo, aquí tenemos el laboratorio de sanidad vegetal. Si hubiera algún problema de plagas o enfermedad en hortícolas o frutales, el IMIDRA tiene los medios para controlar que no llegue un producto al mercado en malas condiciones. Al lado está el de alimentación, para ver si existe fraude en lo que se está vendiendo. Lo que tenemos es calidad. Hemos repoblado ahora en el Jardín Botánico y también en La Alhambra. Creo que el IMIDRA se está poniendo más en conocimiento de la gente, porque se busca más lo ecológico y el producto de proximidad. Estamos haciendo un trabajo bastante bueno en los huertos de Villa del Prado y en proyecto “residuo cero”, que no lleva nada de fitosanitarios, sin productos químicos. Tenemos proyectos con la quinoa y el lúpulo. Por ejemplo, en El Boalo, la Asociación de Mujeres Punto de Luz ha hecho una plantación de lúpulo. Se trata también de que la ciudad se acerque al medio rural; los pueblos de la zona Norte, con poca población, tienen unos suelos con una calidad impresionante, además de una gran calidad de vida, y hay que empezar aprovecharlo. Porque al final es mejor salir que quedarse todo el día aquí dentro.
Las siete fincas del IMIDRA
El IMIDRA reúne una serie de fincas experimentales y centros de tecnificación destinados a la experimentación y a la transferencia de conocimiento a los sectores agrario, alimentario y ganadero de la Comunidad de Madrid:
– El Encín, en Alcalá de Henares. Se encarga de proyectos de investigación agroalimentaria y agroambiental.
– El Socorro, en Colmenar de Oreja. Es uno de los mejores centros de experimentación vitivinícola de Europa.
– La Chimenea, en Aranjuez. Se desarrollan diferentes proyectos demostrativos de nuevas técnicas de cultivo así como mantenimiento y mejora genética de núcleos ganaderos.
– La Isla, en Arganda del Rey. Para la investigación y ensayos demostrativos para su posterior transferencia a los agricultores.
– Riosequillo, en Buitrago de Lozoya. Se realizan actividades de mejora genética y selección del ganado vacuno
– Sotopavera, en Aranjuez. Dedicada al mantenimiento, conservación y restauración de los paseos arbolados y huertas
– Vivero El Escorial. Dedicado a la investigación forestal.
“No hay posibilidad de que me vaya a un sitio mejor que Moralzarzal”
Ante la pregunta de si sigue viviendo en Moralzarzal, José María Moreno se muestra sorprendido. “Sí, esa es una pregunta que oigo mucho. Yo he nacido en Moralzarzal y no me voy a ir en la vida. Es mi pueblo, he vivido desde chiquitín, cuando no había ni un metro de asfalto. Y me enterrarán en Moralzarzal. Es que no hay posibilidad de que me vaya a un sitio mejor que Moralzarzal, no la hay. Me hice mi casa a ratos y atrás tengo un trocito de huerto, gallinas, unas chivas, nueve ocas, once pavos reales, 120 pollos de gallina… Lo hago a ratos. Y por eso digo que en el IMIDRA estoy en el sitio ideal, porque es algo que me encanta, con unos grandes profesionales e investigadores”.
Después de 20 años como alcalde y ahora uno y medio en la Administración regional, ¿con qué se quedaría?
¿Con qué me quedo? Me quedo con mi pueblo, indudablemente. Pero no tiene nada que ver, éste es un trabajo muy importante para la Comunidad de Madrid, hay que abarcar más. Pero aquello es más cercano, más personal. Vienes de 20 años en un municipio y el rendimiento que podemos dar en la Comunidad creo que es grandísimo, porque sabemos los problemas que tienen los ciudadanos. Me acuerdo de lo que me dijo el consejero: atender a los alcaldes en el momento, porque es lo que me hubiese gustado a mí. Ves las necesidades que tienen y podemos ayudarles y eso es muy agradable también.
M. Mateos / E. Peñas
Fotografías: R. Herrero