El secreto mejor guardado de Galapagar: la calzada romana luce renovada tras la recuperación de un tramo de 200 metros

La calzada romana de Galapagar luce renovada tras la finalización de los trabajos de recuperación medioambiental, una actuación conjunta del Ayuntamiento y el Área de Vías Pecuarias de la Comunidad de Madrid que ha permitido poner en valor este enclave histórico, que se convierte así en un espacio de encuentro entre patrimonio, cultura y naturaleza.
En el acto celebrado en el Parque de El Toril, autoridades y técnicos han recorrido el tramo restaurado de la vía pecuaria Cordel de las Suertes Nuevas, también conocida como Las Cuerdas. Han asistido Ángel de Oteo, director general de Agricultura, Ganadería y Alimentación; Carla Greciano, alcaldesa de Galapagar; y Paloma Lorenzo, concejal de Medio Ambiente, así como responsables y técnicos del proyecto.

Nuevo sistema de drenaje
La intervención ha supuesto la recuperación integral del tramo de unos 200 metros de calzada, inscrito en el Itinerario de Antonino del siglo III d.C. En primer lugar, se ha llevado a cabo la limpieza y consolidación de la estructura original, respetando tanto su trazado como los materiales que la componen. Al mismo tiempo, se ha implantado un nuevo sistema de drenaje que facilita la evacuación del agua acumulada y protege la piedra frente a humedades y procesos de deterioro. Esta imaginativa solución pasa por la creación de un pequeño estanque de aguas pluviales que se convertirá en una charca para anfibios, contribuyendo a consolidar el interés natural del entorno.
De forma paralela, se ha acometido la eliminación de especies vegetales invasoras que amenazaban la conservación del entorno. También se ha trabajado en la delimitación del espacio para evitar la invasión de vehículos, con la instalación de talanqueras y señalización específica para garantizar la protección del tramo restaurado.

Puente de mampostería
Otra de las actuaciones destacadas ha sido la limpieza y acondicionamiento del puente de mampostería, lo que facilita un mejor flujo del agua y reduce el riesgo de inundaciones. Finalmente, se ha incorporado nuevo mobiliario y paneles informativos, entre los que se incluye un soporte con tecnología NFC que permite a los visitantes acceder a contenidos digitales sobre la historia y los métodos de construcción empleados en las calzadas romanas. Todas estas actuaciones se han realizado bajo la supervisión de una arqueóloga, además de contar con la supervisión del Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama.
La titular de Medio Ambiente, Paloma Lorenzo, señaló que “este proyecto no sólo protege nuestro patrimonio arqueológico, sino que lo hace accesible, didáctico y disfrutable”.

Un pedacito de la historia de Galapagar
Por su parte, la alcaldesa, Carla Greciano, destacó el «gran trabajo realizado por Vías Pecuarias». «Tras unos años abandonada, se ha optado por una solución que convierte este final del Parque del Toril en una zona renaturalizada y con una solución para la recogida de aguas con el objetivo de que no vuelva a inundarse», explicaba. «Han sido varias semanas de trabajos, pero ha merecido la pena para que vecinos y visitantes puedan disfrutar de este pedacito de historia que tenemos en Galapagar, además con un nuevo panel que ofrece información muy detallada sobre las características de las calzadas romanas», indicaba la regidora.

En cuanto a la controversia sobre si se trata de una calzada romana o bien de un camino real de los siglos XVI o XVII, como apuntan algunos historiadores, Carla Greciano subrayó que «en cualquier caso es un vestigio del pasado de Galapagar. Es una calzada por donde pasaban los antiguos galapagueños; sea romana no, tiene un valor importante, y gracias a esta actuación ahora la hemos recuperado».
Además, la alcaldesa recordó que en 1975 se halló un miliario de la época de Caracalla (213-217 d.C.), el mismo que dio la ciudadanía romana a todos los habitantes del Imperio), lo que vendría a refrendar el pasado romano de la localidad. En cuanto a la calzada, se trataría de la vía XXIV del Itinerario de Antonino, que atravesaba la Sierra de Guadarrama, procedente de Segovia, para seguir por Titulcia y Alcalá de Henares (Complutum).