Unidas por Galapagar pide que se actúe con firmeza ante el acoso que sufren Pablo Iglesias e Irene Montero en su casa de La Navata «desde hace 100 días»
Unidas por Galapagar, coalición de la que forman parte Podemos, Cambiemos e Izquierda Unida, ha pedido el fin del «acoso que sufren Pablo Iglesias e Irene Montero» en su vivienda, situada en La Navata. «Nunca en el Estado español ni en ningún país que se precie de democrático un líder político y su familia ha sufrido durante meses un acoso en su propia vivienda particular como el que están soportando Pablo Iglesias e Irene Montero y sus hijos», afirman.
«El conocimiento de la persistente provocación física de elementos ultraderechistas que tiene lugar desde hace más de tres meses a las puertas de la vivienda del vicepresidente segundo del Gobierno y la ministra de Igualdad y sus tres hijos, no parece constituir agresión delictiva suficiente a los ojos de las autoridades competentes como para que se decidan a frenar ese acoso con firmeza y de forma definitiva», señalan desde esta formación, recordando que «todas las noches desde hace más de 100 días, cuando los vecinos y vecinas de Pablo Iglesias e Irene Montero pasean por su urbanización o se disponen a cenar en familia, ven llegar en automóvil a una serie de personas ajenas a la zona portando banderas, pancartas y hasta mesas plegables y neveras portátiles para merendar frente a las viviendas en los intervalos en los que no gritan, insultan o arrojan objetos a la vivienda de los dirigentes de Podemos y a su vez miembros del Gobierno».
Esta situación, añaden, «ha alterado también la tranquilidad y los hábitos de los residentes de La Navata, corriendo el peligroso riesgo de asumirse como parte de la nueva normalidad». «Para la ultraderecha esto se ha transformado en una suerte de patética línea de frente, quieren insultar y provocar a sus enemigos desde cerca, quieren impedirles descansar, que vivan siempre en tensión. Hasta amenazan con agredir a sus hijos cuando vayan al colegio», continúan desde Unidas por Galapagar, lamentando la falta de determinación para acabar con esta situación. «Nadie hace nada, nadie parece sentir que sea de su competencia responder a semejante agresión».
Envalentonados
«Los agentes de la Guardia Civil que custodian la casa, de forma rutinaria, a determinada hora ponen unas vallas en la calle para impedir el paso de los provocadores y las retiran cuando la caravana de coches de los ultraderechistas decide abandonar el lugar, por lo que se impide también el paso de cualquier otra persona y vehículo por esa calle«, explican, añadiendo que «hace algún tiempo, tras las quejas de la comunidad de propietarios de la urbanización por el alboroto provocado por el golpeteo de cacerolas y las proclamas e himnos emitidos por altavoces, los agentes decidieron prohibir esas acciones y puntualmente han identificado a algunos de los más exaltados».
«Las instrucciones que reciben los guardias civiles de sus superiores y del Ministerio del Interior del que dependen parecen remitirse a eso, a evitar que las protestas diarias traspasen lo normal. Esto envalentona a los ultraderechistas, quienes en las redes sociales se ufanan de sus acciones, cuelgan sus vídeos ‘patrióticos’ y han abierto cuentas bancarias para poder comprar más parafernalia y para pagar también eventuales multas», manifiestan desde Unidas por Galapagar, reclamando al Ministerio del Interior y a la Justicia «que actúen con firmeza ante esta provocación que está sentando un precedente muy peligroso«, además de instar a las autoridades municipales a «sumar su voz para denunciar estos hechos y lograr frenar de forma inmediata estas acciones que han roto el clima de convivencia en Galapagar».