La dirección deportiva del Majadahonda destituye a Mateo García como entrenador del CUC Villalba

El Rayo Majadahonda decidió este lunes destituir a Mateo García como entrenador del CUC Villalba, su equipo filial, en un golpe de timón que llega tras ocho partidos disputados en Tercera RFEF. La derrota del domingo por 0-3 ante Las Rozas terminó por ser definitiva y Néstor Susaeta, director deportivo del club majariego, comunicó al entrenador una decisión que venía madurando desde hace algunas semanas. De hecho, ahora se sabe que el ya ex técnico se jugó su puesto al menos en la jornada precedente, cuando el CUC Villalba ganó en casa del Rayo Vallecano B, en su mejor victoria de la temporada. Una derrota hubiese anticipado su despido, siempre según el criterio del Rayo Majadahonda, puesto que la directiva del CUC Villalba está supeditada a lo que decida el club nodriza: fue Néstor Susaeta quien fichó al técnico salmantino, en sustitución de Walter Caprile, y ha sido el director deportivo eibarrés del Rayo Majadahonda quien ha decidido el cambio de entrenador.

Al cierre de esta noticia, aún no se había hecho oficial el nombre del sustituto que dirigirá al CUC Villalba en su partido del próximo domingo ante el Trival Valderas, programado en La Canaleja de Alcorcón a las 11:30 horas, en unas horas llenas de especulaciones. Una de ellas ponía entre las alternativas el nombre de Manu González Millán, el histórico capitán del CUC Villalba que como entrenador goza de experiencia en Segunda RFEF, con la Gimnástica Segoviana y el Unión Adarve, y que además asistió en directo al partido ante Las Rozas.

Sin embargo, esa opción, que en principio sería la más popular en Collado Villalba y que además está avalada por el hecho de que Manu está representado por Mad Football Group, la empresa que gestiona el CUC Villalba, no parece muy plausible por dos cosas: el poder de decisión del Rayo Majadahonda sobre su equipo filial, sobre el que el CUC Villalba tiene poco que decir, y la idea de Manu de no bajar a trabajar a un escalón inferior en el que ya ha entrenado, como ha demostrado rechazando varias ofertas de Tercera RFEF, e incluso la del Zamora en la categoría inmediatamente superior. Su presencia en el partido del domingo tuvo más que ver, en principio, con su condición de exjugador de ambos equipos y con su costumbre de ver fútbol serrano -también es un habitual en El Chopo de Galapagar-, que con un hipotético papel de aspirante al banquillo amarillo, aunque  algunas fuentes señalan que Manu podría ser propuesto como entrenador por el CUC Villalba en el marco de una posible reunión de la dirección deportiva conjunta con el Rayo Majadahonda, en la que está representado por Sergio Vázquez. Sea como sea, habrá nuevo entrenador este jueves, ante la inmediatez del partido ante el Trival Valderas en La Canaleja.

El ya extécnico admitió el problema de los resultados en casa y dijo no sentir la desconfianza de la dirección deportiva

Mateo García y el problema de un Villalba de dos caras

La derrota por 0-3 ante Las Rozas fue encajada con relativa normalidad por Mateo García, más allá de lo normal tras un resultado duro. Es verdad que, tras el encuentro, el técnico estuvo encerrado algunos minutos más de lo que suele en la pequeña sala técnica anexa al vestuario, pero a su salida atendió a los medios de comunicación con su habitual amabilidad, sin prisa y dando todo lujo de detalles, dentro de lo que un entrenador puede revelar ‘extramuros’.

Su discurso, el último como entrenador del CUC Villalba, versó fundamentalmente sobre las dos caras del equipo, capaz de ser a la vez el peor local y el tercer mejor visitante. El lado oscuro de esa estadística habla de que Mateo García se marcha sin que el CUC Villalba haya ganado en la Ciudad Deportiva, con sólo un punto logrado de 12 posibles, el del empate sin goles de la jornada inaugural ante el Alcorcón B, pero ello no es una gran novedad, si se cogen secuencias del curso pasado, cuando el equipo anduvo encasquillado como local y sólo se soltó en el tramo final, cuando tumbó al líder intratable, el Ursaria, y ganó precisamente a Las Rozas, acuciado por la necesidad de sumar para salvarse.

La compensación de ese dato con los notables registros fuera de casa, donde el Villalba ha sumado ocho de doce puntos posibles, hizo que el análisis del entrenador en el postpartido estuviese exclusivamente centrado en la búsqueda de soluciones para ganar en solvencia en la Ciudad Deportiva, poniendo sobre la mesa incluso un cambio en el estilo de juego, para adaptarlo a las malas condiciones del césped artificial: “Ellos estaban bien posicionados en un 4-4-2, lo tenían claro en un bloque bajo, prácticamente, y era difícil meterles mano. Nos falta un puntito más de competir estos partidos de casa de otra manera, porque fuera el equipo es de una manera y en casa es de otra. Hay que darle una vuelta, porque está claro que no estamos igual de cómodos”, decía el técnico tras el partido, como primera reflexión.

Luego tocó hablar del campo y ahí deslizó su creciente preocupación, hasta el punto de replantearse cambios de calado, sin detenerse más de lo imprescindible en el problema logístico: “Sí, el césped se nos está atragantando, pero ellos -los jugadores- saben lo que hay, no vamos a perder ni un minuto en buscar excusas del campo. Es el que hay, y es verdad que cada vez está peor. Es una realidad. No sé quién me lo decía, que hoy -por el domingo- ha estado peor que el jueves, cuando entrenamos en él. No ha habido una mejora. Pero el campo es el que hay y no se va a cambiar. Entonces hay que adaptarse. Ahora la pelota está en nuestro tejado, hay que adaptarse a esto y a lo mejor hay que jugar de otra manera, ser más directos, jugar con cinco atrás… No lo sé. Pero hay que darle una vuelta, porque no somos el mismo equipo en casa que fuera de casa”.

Dicho eso, Mateo García recordó que la situación no era nueva para él, puesto que “ya me pasó el año pasado en Lanzarote, que fue un caso muy parecido. El campo estaba muy mal y decidimos no ser tan brillantes, no tener tanto el balón y ser más directos, y dio buen resultado. A lo mejor tienes que plantearte ciertas cosas”. Ya no habrá caso, puesto que al día siguiente sobrevino su destitución, algo que, a la luz de sus declaraciones, no parecía tener interiorizado. Es más, su discurso transmitió confianza sobre su capacidad para revertir la dinámica en casa, algo imprescindible para posicionar al CUC Villalba en la parte alta de la tabla, el objetivo de este año de un club que, en su condición de filial del Rayo Majadahonda, ha elevado el listón al mismo nivel de playoff logrado el curso pasado por el Paracuellos Antamira, su antecesor como segundo equipo majariego.

Preguntado por ello, Mateo García se sinceró: “Nadie del club me ha transmitido que no tenga la confianza. Puedo entender que desde fuera alguien diga que cómo puede ser que el equipo tenga sólo un punto en casa en cuatro partidos y haya sacado fuera ocho sobre doce. Es cierto que al final es una cosa extraña. Pero confianza sí la hay. Lo que me da rabia es que la mejora del equipo es palpable semana a semana. Venimos de jugar dos partidos fuera de casa y el equipo lo ha hecho bien, con personalidad, ha sido valiente y atrevido. Estoy viendo que el equipo no tiene nada que ver con el de hace un mes, está mucho mejor posicionado, con más confianza… En ese sentido no me preocupa. El problema es que seguramente hay que cambiar el plan de actuación cuando somos locales, porque el campo no te permite desarrollar el juego de la misma manera. A lo mejor hay que buscar otro perfil de jugadores, más físicos, más directos… No lo sé, pero hay que darle una vuelta a eso”.

Y eso ya será tarea del nuevo entrenador, alguien que seguramente ya manejará el diagnóstico. De hecho, el presidente, Piero Capponi, reveló que varios técnicos han estado siguiendo al equipo, sin ir más allá, puesto que en esta historia está al margen de las decisiones del Rayo Majadahonda. Nada más acabar el partido ante Las Rozas, se quiso relacionar su bajada de la grada al campo con una hipotética comunicación del despido a Mateo García, pero lo cierto es que la razón fue más prosaica: el presidente bajó a recoger las lonas de publicidad de la pista de atletismo, las mismas que el Ayuntamiento de Collado Villalba no permite al CUC Villalba colocar de forma permanente en la Ciudad Deportiva, a la luz de lo que dicta la curiosa normativa municipal al respecto, por otra parte debatida en el Pleno de este mes. Pero eso es otra historia.

Jaime Fresno

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