Carlos Verona: “Quedan dos semanas para jugar nuestras cartas”

Carlos Verona cumplió con el primer bloque de seis etapas de la Vuelta Ciclista a España en la cima de Formigal, antes de reponer fuerzas en la jornada de descanso de  Vitoria, punto de partida de la séptima etapa que se va a disputar este martes con el atractivo de la doble ascensión al Puerto de Orduña. El sanlorentino ha llegado a la capital vasca en el puesto 33º de la General, a 23:15 minutos del líder, el ecuatoriano Richard Carapaz, y habiendo transmitido las buenas sensaciones del Tour de Francia, es decir, mostrando su potencial en todos los terrenos en el trabajo en favor de sus jefes de fila, como hizo en la etapa navarra de Urbasa y San Miguel de Aralar, y constatando que está con fuerzas para meterse en escapadas de gran nivel, como sucedió en Formigal. 

Escapada en Formigal 

Verona, al igual que hizo en el Tour, aprovechó el primer contacto pirenaico para filtrarse en la escapada del día, de la que salió el ganador Ion Izagirre. Fueron 23 corredores -entre ellos su compañero en Movistar, Jorge Arcas- los que desafiaron al pelotón, un grupo en el que Verona resistió hasta que se vio reducido a la mitad. “En la fuga venía Gorka Izagirre, que se encontraba a poco más de tres minutos en la general, y eso ha supuesto que hayamos ido todo el día a tope, por delante y por detrás. Se ha ido colaborando bien, hasta que a falta de 20 kilómetros para la meta se ha hecho un corte donde no hemos podido estar ni Jorge ni yo. Personalmente, iba con las piernas completamente vacías, he procurado comer y beber bien, pero no sé si el frío o la temporada tan compacta que llevamos me ha pasado factura y he pasado de encontrarme bastante bien, a ser prácticamente incapaz de coordinar la pierna izquierda y derecha para hacer una pedalada. Cosas del ciclismo, así que una pena porque era una buena oportunidad para luchar por la etapa, pero no ha podido ser”.

Verona pudo aún trabajar para Enric Mas tras la neutralización, pero la fatiga acumulada y el mal tiempo terminaron por relegarle en la subida final. Entró en meta con su compañero José Joaquín Rojas y con el italiano Davide Formolo, a seis minutos de Ion Izagirre. Después confesaría que “me he abrigado todo lo que he podido para llegar al final, y aún así he pasado mucho frío”. La temperatura bajó a cuatro grados en la llegada a Formigal, bajo la incesante lluvia. Una condiciones que hicieron olvidar la supresión del Aubisque y el Tourmalet, impuesta a la Vuelta por las autoridades francesas.

Carlos Verona afronta este martes otra etapa que promete emociones fuertes. Serán 159,7 kilómetros, entre Vitoria y la localidad alavesa de Villanueva de Valdegovia, con el Puerto de Orduña como juez de paz, con sus ocho kilómetros de subida al 7,7%. Su cima, en el segundo paso, está situada a 19 kilómetros de la meta, con lo que se anuncian movimientos, en especial por parte de un Movistar que ya supo mover la carrera muy bien en una etapa muy similar, como la de San Miguel de Aralar. Con sus jefes Enric Mas y Marc Soler situados respectivamente en la quinta y séptima plaza, a 1:07 y 1:42 minutos, Verona anuncia batalla: “Aún quedan dos semanas por delante en las que seguir jugando nuestras cartas de la mejor manera posible”. 

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