Mientras la UE exige el aumento del reciclado de residuos, la Comunidad plantea la construcción de dos incineradoras ante la próxima saturación de los actuales vertederos

Abres la tapa del contenedor y echas la bolsa. A partir de ahí, ¿sabes dónde va tu basura? Según la Ley de Bases de Régimen Local de 1985, la gestión de la recogida de residuos es competencia de los Ayuntamientos mientras que el tratamiento lo asumen las Mancomunidades (con dos excepciones: el Gobierno regional se encarga de tratar los residuos domésticos de localidades de menos de 5.000 habitantes y Madrid capital, que gestiona los residuos que produce en el Parque Tecnológico de Valdemingómez, que recibe, además, la basura procedente de Arganda del Rey). Los pueblos de la Sierra pertenecen a la Mancomunidad del Noroeste, que se constituyó en 2013 y a la que pertenecen 33 municipios y da servicio a otros 44; además están la del Sur (68 municipios), la del Este (31 pueblos del Corredor del Henares).

 

Hay localidades como El Escorial, Guadarrama o Valdemorillo donde son trabajadores municipales los que hacen la recogida, pero en la mayoría está externalizado, siendo empresas como Urbaser, FCC o Recolte, entre otras, las encargadas. En ambos casos, y según marca la ley, la tasa de basura que abonan los vecinos anualmente debe costear la totalidad de este servicio.

Después de que pase el camión

Una vez recogida la basura, en el caso de los pueblos de la Sierra, se traslada a la plata de transferencia de Collado Villalba (en la Mancomunidad del Noroeste existen otras dos, en San Sebastián de los Reyes y Lozoyuela).

En estas plantas se reúne la basura antes de enviarla a las seis plantas de clasificación (donde van los envases, plásticos, vidrios, papel, cartones, acero y aluminio), las cuatro plantas de compostaje y biometanización (donde se produce compost o biogás) o los cuatro verterderos (donde van los residuos urbanos procedentes de los hogares, los comercios y las empresas, y la limpieza viaria de las calles) que hay en la Comunidad de Madrid: Valdemingómez, Alcalá de Henares, Pinto y Colmenar Viejo, a donde van los desperdicios de los vecinos de la Sierra.

Problemas en el vertedero

Tres de los cuatro vertederos madrileños tienen un problema inminente, ya que se van a colmatar en 2018; es decir, que dentro de dos años no tendrán sitio donde dejar la basura que llega.

Los cuatro recibieron en los años 2013 y 2014 (últimos datos oficiales disponibles) 1.980.355 toneladas de residuos urbanos sin tratar (a Colmenar Viejo fueron 234.515 toneladas;), lo que supone que el 40 por ciento de la basura que entró no estaba reciclada. Y es que los madrileños producimos al año en torno a tres millones de toneladas de residuos urbanos, de los que el 75 por ciento son orgánicos.

Soluciones: otra incineradora

La Consejería del Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio está trabajando en la Estrategia de Gestión Sostenible de los Residuos de la Comunidad de Madrid 2017-2024. El borrador del plan prevé dos nuevas incineradoras y el mantenimiento de la de Valdemingómez (sureste), gestionada por el Ayuntamiento de Madrid y donde se queman unas 300.000 toneladas al año. Si solo se construyera una nueva planta, se utilizaría para todos los municipios y se ubicaría en la zona sur, para “reducir, en la medida de lo posible, el coste y emisiones que supone el transporte de residuos”, explica el texto de la estrategia, presentado en septiembre.

En el caso de levantar dos, la otra daría servicio a las zonas noroeste y este de la región. Ambas infraestructuras deberían tener, “al menos”, una capacidad de tratar el 30 por ciento de los residuos generados. Para las cenizas y escorias que genera la quema de los desperdicios, haría falta construir “las instalaciones necesarias para su depósito”.

La posibilidad de que una de las incineradoras se ubique en las instalaciones del actual vertedero de Colmenar Viejo ha provocado la reacción en contra de varios grupos políticos, asociaciones ecologistas y organizaciones vecinales. Colmenar Viejo defiende el sellado, clausura y cierre definitivo del vertedero ubicado en su término -inaugurado en 1985-. Entre los impactos ambientales negativos más significativos que genera está la alteración de los suelos y pérdida de masa vegetal; detrimento de la calidad del aire, contaminación atmosférica, partículas y olores; impacto paisajístico; sobredimensionamiento de la presencia de aves, con el consiguiente peligro de una posible transmisión de enfermedades; riesgo de contaminación de aguas superficiales y subterráneas; emisiones contaminantes y deterioro de las infraestructuras por la circulación de vehículos pesados; impactos en la fauna y en el patrimonio arqueológico; impactos sociales y molestias inducidas, como el ruido.

Alternativas verdes

Por su parte, 13 municipios de la Mancomunidad, entre los que se encuentran Navacerrada, Alpedrete, San Lorenzo de El Escorial, Cercedilla, Moralzarzal, El Boalo-Cerceda-Matalpino y Torrelodones -ninguno gobernado por el PP-, han presentado alegaciones al borrador. Abogan por una estrategia encaminada a la Reducción, Reutilización, Reciclaje y, por último, Valorización. Estos Consistorios consideran que la quema de basuras es una actividad que libera a la atmósfera sustancias tóxicas para la salud y el medio ambiente e imposibilita la opción de recuperar los residuos aprovechables.Su construcción es excesivamente costosa y tiene un gran rechazo social

La construcción de nuevas incineradoras es “excesivamente costosa y tiene un gran rechazo social” y, en cambio, la dispersión de pequeñas infraestructuras de gestión por todo el territorio regional “es más saludable para las personas”.

Exigencias europeas

Además, en el marco de la Estrategia 2020, la hoja de ruta de la Unión Europea en esta materia, se contempla un uso más eficiente de los recursos. Los nuevos objetivos de la UE exigen alcanzar un 50 por ciento de reutilización y reciclado en 2020 y un 65 por ciento en 2030. Esta alternativa persigue el incremento de la recogida separada de envases hasta llegar en 2020 a que el 70 por ciento del reciclado proceda de los hogares.

Otras opciones hablan de reducir la generación de biorresiduos domésticos en 30 kilos por habitante y año poniendo en marcha el autocompostaje, el compostaje comunitario y la prevención del desperdicio alimentario o la venta con depósito de envases para evitar su abandono.

María Mateos

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