El concejal de Seguridad de Collado Villalba defiende la Oficina Antiocupación: «Era una demanda de los vecinos»
El concejal de Seguridad de Collado Villalba, Miguel Aisa, ha querido salir al paso de las declaraciones de la Asamblea de Vivienda de Villalba, que acusa a la Organización Nacional de Afectados por la Okupación (ONAO), que gestiona la Oficina Antiocupación abierta en julio en la calle Real, de ser una “asociación pantalla”, ya que el contrato que firmó el Consistorio para este servicio por valor de 15.000 euros hasta el 31 de diciembre corresponde a Desocupaciones Técnicas S.L. Además, este colectivo asegura que el único propietario de esta empresa, Salvador Palazón Marquina, está también al frente de Desokupa Exprés, “una mafia de la desocupación con historial delictivo y violento» que está siendo investigada por un juez tras un «ataque neonazi con bates de beisbol” que se produjo a seis familias el pasado 28 de octubre.
«La Asamblea de Vivienda de Villalba debería saber que la contratación viene tasada por la Ley de Contratos del Sector Público, concretamente el 118 ya que hablamos de un contrato menor, que exigía que tenía que haber un abogado o un titulado en Derecho habilitado para ejercer en el Reino de España y que además tuviera experiencia en la intermediación. No había ningún requisito o impedimento para que ese servicio se prestara a través de un tercero, están confundiendo conceptos. Hay una abogada que está prestando el servicio y se cumple íntegramente lo que marca el contrato«, ha explicado el responsable de Seguridad local.
Miguel Aisa ha apuntado que una vez finalizado el contrato, el equipo de Gobierno estudiará su continuidad y «veremos si se licita o no y tendremos que buscar otra fórmula y otra figura jurídica porque siempre respetamos lo que marca la ley».
«Dicen que esta oficina es la que ha creado la alarma social, pero eso no es cierto; el propio Aquí en la Sierra publicó previamente a que se abriera la Oficina un artículo sobre la ocupación en Villalba, también Telemadrid había hablado con vecinos y era una problemática que iba en incremento. No llevamos nadie a engaño si sabemos que la ocupación genera problemas de convivencia que derivan muchas veces en otros problemas más graves y era una demanda de los vecinos«, continúa Aisa. «A 15 de octubre había más de 300 personas que habían visitado la Oficina Antiocupación y 121 expedientes abiertos».
«A ellos no les gusta porque hacen un discurso que parece que está defendiendo una forma ilícita de ocupar una vivienda, de desposeer a una persona que con mucho esfuerzo y sacrificio ha podido adquirir esa vivienda. El cien por cien de las personas que han visitado la Oficina son particulares, por lo que se les cae también el discurso de los grandes tenedores o el Sareb. Les molesta que se estén tomando medidas para defender un derecho que es constitucional. El derecho la propiedad es un derecho constitucional y deberían plantearse sus prioridades y ver de qué lado están: del de cumplir la ley o del de otras políticas que ellos sabrán por qué las defienden».
«Esta Oficina, algo que la Asamblea también confunde, no pretende buscar el enfrentamiento, de hecho en el contrato se establece que cuando se crea que puede haber mediación, se intente establecer la mediación, por eso se exigía que fuese un abogado en ejercicio quien pudiese hacer de mediador entre la persona que sufría la ocupación y el ocupante», ha añadido Miguel Aisa.
«Además, pretende ser un contrato con carácter social, ya que prevé que la persona que esté atendiendo la Oficina, en caso de que detecte que o bien la persona que ha sufrido la ocupación o bien el ocupante pueda estar en una situación de vulnerabilidad social, que automáticamente se comunique a Servicios Sociales para que se activen los recursos de los que dispone. No sé qué puede tener este contrato exactamente para que pueda disgustar tanto, más allá de dar asesoramiento a un ciudadano cuando se ve en una situación muy indefenso, que no sabe qué hacer y que necesita es una cierta orientación de qué pasos tiene que seguir».
