Élite, a pesar de todo

Clubes y deportistas proyectan el nombre de Collado Villalba a nivel nacional sin ayudas específicas y con instalaciones deterioradas e insuficientes.

El Club Voleibol Collado Villalba, máximo representante del municipio a nivel nacional con su presencia en la Superliga 2, la segunda división del voleibol español, finalizó la primera vuelta en una histórica cuarta posición, muy cerca de la pelea por el ascenso a la máxima categoría.

El hito, desconocido desde que la AD Collado Villalba de fútbol sala tomara el liderato de la División de Plata a finales de los noventa, ha revitalizado el ambiente del viejo Pabellón Quique Blas, donde el equipo ha cerrado 2023 sin conocer la derrota, pero ello no ha bastado para que el grupo dirigido por Yainel Chávez cuente con una mínima logística para competir de tú a tú con quienes sí la tienen: el Villalba no puede entrenar en el escenario de sus partidos -lo hace en la sala del colegio Antonio Machado-, con lo que ello conlleva a la hora de, por ejemplo, tomar referencias a la pista para ajustar saques y juego de ataque, y además, en sus ya siete temporadas en la categoría de plata ha venido viajando en precario a localidades como Almería, Vigo, Benidorm, Murcia o las islas Canarias, donde el domingo 17 de diciembre, por cierto, perdieron por la vía rápida ante el antepenúltimo de la tabla, el Suac Canarias, por no poder desplazar a la totalidad de una plantilla forjada a más del 70% en la propia casa y que funciona con mecanismos puramente amateur.

El Voleibol Collado Villalba, que milita en Superliga 2, entrena en el pabellón del colegio Antonio Machado
El Voleibol Collado Villalba, que milita en Superliga 2, entrena en el pabellón del colegio Antonio Machado / Fotografía: Archivo

Muchas veces se han puesto a jugar recién bajados de la furgoneta o los coches particulares -no hay para autobús-, y han emprendido el viaje de regreso también ‘sin anestesia’. Para colmo, el trabajo de preparación también se ha visto resentido estos días, por la negativa del Área de Deportes municipal a atender la petición de poder entrenar en el viejo Pabellón aprovechando las jornadas festivas. El club solicitó la pista para el 26 de diciembre con unos dos meses de antelación y, tras recibir el visto bueno, ha terminado con el permiso denegado a causa de la celebración de un campus navideño de otro deporte. En su caso, parece claro que de poco vale la histórica temporada en Superliga 2, como tampoco la excelente campaña del sénior femenino en Primera Nacional, o la presencia masiva de las categorías de base en los diferentes Campeonatos de España. 

Las cosas no ruedan mejor para sus compañeros de pista del Dehesa Villalba, equipo de la categoría de bronce del fútbol sala español desde hace tres temporadas. En su periplo en Segunda División B, el club presidido por Adrián Loureiro ha tenido que lidiar con todo tipo de situaciones rocambolescas, la mayoría relacionadas con la precariedad de un Pabellón Quique Blas con las obras de remodelación paralizadas desde hace más de 800 días, como denunció no hace mucho el PSOE local.

Como en el caso del voleibol, el Dehesa representa a Collado Villalba por gran parte de España, pero la parte dura del asunto reside en sus partidos como local, cuando recibe a árbitros, cronometradores y clubes de otras comunidades, incluso al filial del Inter Movistar, bien sin vestuarios -el año pasado, el Albacete se tuvo que cambiar en el gimnasio anexo a la pista-, o bien en los módulos prefabricados habilitados en la calle para salir del paso. El club ha recibido sanciones federativas por ello, y en ese contexto, puede hasta sentirse muy satisfecho de haber reubicado a parte de sus equipos de base en el Polideportivo de Majalastablas, en Los Molinos, donde al menos no hay tanto quebradero de cabeza.

Más allá del Quique Blas   

Fuera del Quique Blas, la situación tampoco es boyante: el CUC Villalba viene jugando sus partidos de Liga en Tercera RFEF con la publicidad de sus patrocinadores extendida en lonas sobre la pista de atletismo, ante la falta de una regulación municipal al respecto que permita su ubicación en soportes verticales en torno al campo de la Ciudad Deportiva, como ocurre en más del 90% de los recintos de su categoría, y también en las divisiones inmediatamente inferiores de la Regional.

Imagen de archivo de un partido del CUC Villalba en la Ciudad Deportiva
Imagen de archivo de un partido del CUC Villalba en la Ciudad Deportiva

Hace pocas semanas, el viento levantaba las lonas y los empleados del club, en pleno partido, se esmeraban en resituarlas y calzarlas, entre la hilaridad del público asistente, local y visitante, mientras el presidente, Piero Capponi, explicaba que la operación de colocación y recogida llevaba más de una hora de trabajo. Todo, después de una campaña de captación de patrocinadores histórica en lo cuantitativo, con casi una treintena de empresas colaboradoras y una evidente profesionalización de la imagen corporativa del club y de la Comunicación, a un nivel habitual en Primera RFEF -dos categorías por encima-.

La otra parte del fútbol es la subvención municipal, que por sorprendente que parezca, lejos de aumentar tras la histórica fusión entre el Atlético Villalba y el CUC Villalba, ha disminuido: este curso, el club unificado recibirá 10.371,17 euros, por los 15.988,37 de la temporada pasada, es decir, la cantidad aproximada a lo que cobraban ambos clubes por separado. Lejos quedan los años noventa, cuando el CUC Villalba, por ejemplo en la temporada 1992/1993, recibió cinco millones de pesetas municipales, 30.000 euros al cambio, y cerca de 70.000 si se tiene en cuenta la inflación desde entonces. Esta última es una cantidad que, por alta que parezca, es sensiblemente inferior a los 80.000 euros que recibe el Galapagar de su Ayuntamiento, en una localidad con la mitad de población, o los más de 50.000 que ha venido recibiendo el Atlético Leones de Castilla de Guadarrama, incluso en sus tiempos en Segunda Regional, lo que induce a razonar que no existe una valoración de la proyección exterior que dan los clubes, ni una actualización de las ayudas acorde a los tiempos que corren.Lógicamente, muchos clubes se lo piensan a la hora de expandir sus proyectos de categoría sénior hacia la élite.

En el caso del CUC Villalba, y mal que le pese a buena parte de la afición, sobre todo a los seguidores más románticos, no es del todo extraño que su empresa gestora, Mad Football Group, haya tenido que buscar otras vías para poder recuperar la inversión realizada a fin de enderezar la famosa deuda de 180.000 euros -ya sensiblemente reducida-, y poder sostener a la ciudad en Tercera RFEF, la categoría que, entre otras cosas, coloca a Collado Villalba en diversos portales web y prensa nacional, además de propiciar conexiones cada dos domingos de Onda Madrid, la radio autonómica.

Las obras en el pabellón Quique Blas acumulan más de dos años de retraso
Las obras en el pabellón Quique Blas acumulan más de dos años de retraso

En ese contexto se enmarca el convenio de filialidad con el Rayo Majadahonda, por el que el CUC Villalba pudo aumentar su presupuesto de este año en 170.000 euros, según confirmó su presidente, o contactos como los que se están produciendo con el Dehesa Villalba de fútbol sala para intentar un proyecto en común, algo que, por otra parte, ya se probó sin éxito hace años con la AD Collado Villalba. Curiosamente, hablamos de actuaciones que van en la línea de la política municipal en materia deportiva de unificar clubes para optimizar los espacios que en todos estos años el Ayuntamiento no ha sabido poner al día: lo logró con el baloncesto y lo consiguió con el fútbol, tras 41 años de caminos separados, pero ello no ha redundado en la esperada mejora deportiva, más allá del crecimiento casi exponencial del deporte de base a todas las escalas, que es en realidad de lo poco que interesa a nivel municipal, dadas las importantes subvenciones que recibe el Consistorio de la Consejería de Deportes de la Comunidad de Madrid, casi siempre sujetas al número de deportistas, y convenientemente solapadas de cara a la opinión pública, algo en lo que, por otra parte, Collado Villalba no es ninguna excepción.

La conclusión es que una ciudad de más de 70.000 habitantes, centro neurálgico de una comarca, va a rebufo de Torrelodones y Galapagar en los dos deportes de equipo referenciales, baloncesto y fútbol, y ni siquiera cuenta con el equipo de mayor categoría del entorno, papel que corresponde a la AD Collado Mediano de Tenis de Mesa, que juega en la Superdivisión, máxima categoría española. Una realidad que tan solo es la punta del iceberg de otras muchas carencias, que requieren de una estrategia bien orquestada desde todos los frentes, al menos para que no todo dependa de la inspiración puntual de este presidente, ese hostelero o aquel jubilado incapaz de desligarse de su pasión por el Deporte. Mientras no exista, sólo se podrá hablar de élite, a pesar de todo.

Jaime Fresno

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