Alquilar un barco para recorrer la costa, una experiencia inolvidable en familia, en pareja o con amigos

Disfrutar del mar es una de las opciones preferidas de los españoles para diseñar sus vacaciones, más aún teniendo en cuenta que nuestro país cuenta con aproximadamente 8.000 kilómetros de costa.

Una opción cada vez más demandada es la de descubrir nuestro litoral a bordo de un barco, con una amplia gama de embarcaciones disponibles, lo que hace que navegar esté al alcance de todos. Una experiencia inolvidable, tanto para adultos como para niños, que permite disfrutar de la naturaleza y de las actividades acuáticas. Para conocer más detalles sobre esta opción, lo mejor es visitar la página web de alguna plataforma de alquiler de veleros, catamaranes y barcos a motor.

Maniobrar determinados barcos requiere de una titulación específica, como el PNB (Patrón de Navegación Básica), el PER (Patrón de Embarcaciones de Recreo), el PY (Patrón de Yate) o el CY (Capitán de Yate), pero también es posible alquilar la embarcación con patrón (que cuenta siempre con experiencia en la navegación y un amplio conocimiento de la zona) e incluso con la tripulación al completo, equipo que se encargará también de preparar las comidas y bebidas a bordo.

Por otra parte, una de las recomendaciones habituales a la hora de echarse a la mar es no ir con demasiado equipaje, dado que el espacio a bordo es reducido, aunque evidentemente esto dependerá principalmente de la duración de la ruta. Eso sí, en ningún caso podrán faltar varias toallas, ropa de baño, zapatos náuticos, una gorra o sombrero, cremas solares con alto índice de protección y gafas de buceo.

La enorme belleza de la Costa Brava

En cuanto al escenario para estas vacaciones de ensueño, la Costa Brava es uno de los destinos más atractivos, con 214 kilómetros de litoral en los que podremos encontrar rincones de gran belleza, a veces con calas de aguas cristalinas y difícil acceso a pie, a las que se puede llegar mejor a bordo de un barco.

Un imprescindible es Cadaqués, lugar que, a pesar de los numerosos turistas que llegan cada año, conserva todo su encanto, con edificios modernistas que salpican el puerto, casas blancas que se arremolinan y una deliciosa gastronomía. Muy cerca además está Portlligat, donde se puede visitar la antigua casa de Salvador Dalí, creada a partir de varias barracas de pescadores.

Además de algunas playas (Grande, Es Llané, Llané Petit, Es Sortell, Sa Conca o Ses Oliveres), es recomendable buscar las pequeñas calas que salpican esta zona, como las situadas en la Punta de S’Oliguera, S’Alqueria, Portaló, Culleró o Jugadora, estas tres últimas ya en los alrededores del Cabo de Creus, parque natural que es uno de los lugares predilectos para los amantes del buceo. Una de las rutas más conocidas es la que va de Cala Montjoi (un lugar especialmente conocido por haber sido la ‘casa’ de El Bulli, el restaurante de Ferran Adriá) a Cala Joncols.

El recorrido por la Costa Brava, ya sea en lancha, catamarán o velero, invita a disfrutar del mar, deteniéndose en algunas sus calas menos accesibles a pie, por lo que están poco concurridas. Es el caso de S’Alguer, en Palamós, donde podrás encontrar los restos de una antigua barraca de pescadoess; de la salvaje Cala de la Roca del Paller, en Sant Antoni de Calonge; la maravillosa Cala d’Aigua Xèl-lida, en Tamariu, con sus aguas de color turquesa y rodeada de rocas y pinos; la romántica Cala Bramant, en Llança; Calís, en Roses, con un impresionante fondo marino; Cala Futadera, en Tossa de Mar, rodeada de acantilados; la Cala Mateua, en l’Escala, donde encontrarse con el pecio Cotentin; o Cala Prona, en Port de la Selva.

Un plan perfecto

Navegar en barco con la familia, en pareja o con amigos es un plan perfecto para desconectar del estrés, ofreciendo además la oportunidad de conocer algunos de estos espectaculares rincones desde otra perspectiva. Las Islas Medas, la Reserva Marina de Ses Negres o el Parque Natural de las Marismas del Ampurdán son otros lugares mágicos para conocer durante las vacaciones. Estos días de tranquilidad se pueden completar también con la enorme oferta gastronómica de la zona, además de la cultura e historia del Mediterráneo.

Más allá de la Costa Brava, la geografía española está repleta de rincones para sentir el aire en la cara, notar cómo el agua nos salpica y nadar en absoluta tranquilidad. Desde las Islas Baleares, con las paradisíacas aguas de la costa norte de Menorca o las playas y calas de Formentera, a la Comunidad Valenciana, pasando por Andalucía, Galicia o las Islas Canarias, con auténticas joyas escondidas más allá de los destinos turísticos habituales que se disfrutan mejor tras una jornada de navegación.

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