Daniel Luque corta tres orejas y demuestra su plenitud en la Feria de Valdemorillo

Álvaro Lorenzo sumó dos trofeos y también salió por la puerta grande, con un buen encierro de Montalvo. El sábado únicamente tocó pelo José Garrido, aunque lo más torero llevó la firma del sevillano Juan Ortega. La plaza registró dos muy buenas entradas ambas tardes.

Domingo 9 de febrero. Tres cuartos de entrada. Toros de Montalvo, parejos de hechuras, con remate y agradables de cabezas. De distinto comportamiento. 1º, con clase y calidad. 5º, bueno y noble; 2º y 4º, descastados y 6º, complicado. Daniel Luque, dos orejas y oreja; Álvaro Lorenzo, oreja y oreja; y López Simón, saludos desde el tercio y oreja.

Daniel Luque -con tres orejas en el esportón- y Álvaro Lorenzo -con dos trofeos- abrieron la puerta grande del coso de “La Candelaria” en el segundo festejo de la feria de Valdemorillo. Fueron dos triunfos por diferentes palos, pero cada uno enseñó sus credenciales en este arranque de temporada.

Daniel Luque, paseando las dos orejas que cortó al primero de la tarde / Fotografías: Rafa Herrero

Luque firmó una tarde pletórica con un faenón al toro que rompió la corrida con capote y muleta. Formó un verdadero alboroto y permitió ver a un torero en una plenitud absoluta que atraviesa un momento dulce de su carrera. Lorenzo demostró capacidad y seguridad. El buen hacer de López Simón le sirvió para puntuar y llevarse un trofeo. Se lidió una bonita corrida de Montalvo, por delante más agradable de lo que se lidia habitualmente en el coso de “La Candelaria”, y donde hubo un poco de todo, pero con dos toros destacados, el quinto, pero sobre todo un primero de muy buena clase y temple. Al resto, aunque con dosis de nobleza, les faltó casta y fondo para moverse. El público se divirtió y se vivió una buena tarde de toros.

Luque recibió a su primero con unos lances de primor y una media de cartel. La faena resultó intensa y llena de torería. Hubo dos series de naturales espléndidas, muy despacio y arrastrando la muleta por la arena que hicieron vibrar. La del sevillano fue una labor antológica y de una seguridad aplastante. El toro de Montalvo, bajo y reunido, embistió con clase y profundidad. El torero imprimió todo de valor y aplomo, para rematar con una excelente estocada. Las dos orejas cayeron en sus manos.

En su segundo turno, volvió a ratificar su buen momento. El astado tuvo poca raza, pero gracias a lo que puso el torero pudo brillar. Volvió Luque a cimentar una faena de peso y manejó la estocada con mucha contundencia que le valió para un nuevo trofeo. La sobresaliente actuación de Daniel Luque le convierte en el indiscutible triunfador de la Feria de Valdemorillo 2020.

Álvaro Lorenzo también salió por la puerta grande tras cortar un trofeo a cada uno de sus oponentes / Fotografías: Rafa Herrero

El otro destacado de la feria fue Álvaro Lorenzo. Su primero fue mejor por el pitón derecho y Lorenzo realizó una faena de buena técnica y recio concepto. El de Montalvo fue a menos, pero el diestro le buscó las vueltas con dominio y el secreto del temple. La estocada fue de libro y justo el premio de la oreja.

El astado que cerró el festejo tuvo más cara que el resto de sus hermanos y resultó el peor del envío. Lorenzo estuvo muy por encima de la condición de su oponente en una labor segura y con capacidad. Volvió a recetar una gran estocada.

Un trofeo logró López Simón del quinto, el otro toro bueno y con calidad de la corrida de Montalvo. Se acopló mejor el de Barajas de mitad de faena en adelante, y lo mejor llegó en dos series sobre la mano derecha. En cercanías buscó la oreja, que llegaría tras una estocada efectiva. Ante su primero, más carente de bravura y emoción, el torero realizó una faena un tanto plana que no logró conectar con el público. Dos pinchazos y una estocada.

López Simón, ante el primero de su lote en Valdemorillo / R. H.

Juan Ortega deja su sello y José Garrido corta una oreja ante una discreta corrida de Alcurrucén

Sábado 8 de febrero. Tres cuartos largos de aforo. Toros de Alcurrucén, de discreta presentación y escasos de cara. El 5º, gacho y sin trapío. De poco juego en general, excepto el 3º, con transmisión y movilidad, y el 5º, manejable. Blandos 1º y 3º, y a menos los restantes. Juan Ortega, ovación con saludos y ovación; José Garrido, ovación y oreja; y David de Miranda, ovación en los dos.

La primera corrida de la temporada en Valdemorillo tuvo la feliz noticia de la mucha gente que acudió al coso de “La Candelaria”. Los toros siguen vivos y muy presentes. Largas colas para comprar entradas en la taquilla. La plaza lució un aspecto inmejorable y el festejo no comenzó hasta que el público no logró acomodarse. Las dos corridas de toros de esta feria de Valdemorillo que suponía el estreno de la empresa Espacios Nautalia 360 ha tenido buenas entradas y ese aspecto debe valorarse. 

José Garrido, con el trofeo cortado ante su segundo / Fotografía: Espacios Nautalia 360

La primera corrida de toros de Alcurrucén tuvo una presencia un poco escasa. No es que no fuera aparente -excepto el quinto, que colmó un poco la paciencia de la gente, con protestas airadas, ya que su gacha cornamenta era más propia de festejos menores-.  La plaza serrana tiene aficionados exigentes y acostumbra a lidiarse un toro con un punto más de presencia que el que salió en esta primera de feria. 

La única oreja del festejo inaugural fue para José Garrido en el quinto. Sin embargo, y a pesar de no tocar pelo por su desatino con el acero, lo mejor llevó el sello de Juan Ortega. El sevillano dejó la impronta de lo buen torero que es. También pudo tocar pelo David de Miranda, valeroso toda la tarde, pero varios pinchazos menguaron el resultado final para el diestro de Huelva. 

La corrida de toros de la familia Lozano tuvo un toro excepcional y que transmitió mucho, el segundo. Garrido compuso una faena larga y de mucho oficio, pero con ciertos altibajos. El toro repetía con importancia, si bien a la faena la faltó un punto para tomar impulso. Hubiera paseado algún trofeo de acertar al primer encuentro.

El quinto fue protestado por su presencia, pero en esta ocasión Garrido puso mucho corazón a la faena, con enormes ganas de que no marcharse de vacío. Una buena estocada le hizo acreedor del trofeo.

Juan Ortega tuvo momentos de inspiración en el toro que rompió la feria. Fueron pases  sueltos de mucha entidad, dado que no podía existir ligazón por la endeblez y falta de raza del toro de Alcurrucén. Aún así, su empaque y gusto calaron en el aficionado. Ya antes había lanceado de capa con mucho sabor. Todo quedó en agua de borrajas por su desacierto con el acero.

El cuarto no se prestó al lucimiento. Se quedaba debajo y se descomponía. Ortega se colocó bien, pero su labor no fue limpia y no hubo brillantez. Otra vez estuvo desentonado con los aceros, por lo que se fue de vacío.

David de Miranda también pudo cortar la oreja del tercero. Hubo mucha quietud y valor. Se pasó cerca al toro de Alcurrucén, que se dejaba, sin más. No pudo tocar pelo. El tercero fue un toro lesionado de los cuartos traseros y que no servía. El onubense lo intentó sin éxito ante la desconexión del público.

Alfredo Fernández

Miguel Ángel Gil Marín, máximo dirigente del Atlético de Madrid, el domingo en el coso de «La Candelaria» / R. Herrero
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