Tribuna abierta.- «Los niños de Navacerrada no volverán a esquiar en el Puerto»

Me siento vacío como ese niño que ha perdido la «semana blanca». Ilusiones rotas. La nostalgia de un tiempo que ahora unos politólogos ecologistas nos vienen a hurtar. No puedo resistirme a expresar a los cuatro vientos, como un cerrudo más, que tiene el corazón triste cuando le han quitado un pedacito del legado de su pueblo del alma.

Un socialismo desnortado, nada que ver con el de antes, todavía perenne en alguna Comunidad Autónoma, lejano a ese Ministerio de la Transición… ¿Adónde pretende llegar la Transición Ecológica? ¿A algo desconocido? Todo da mucho miedo, y con un falso ecologismo de chándal y morral.

Varios esquiadores, este jueves en los remontes de la pista de El Telégrafo / Fotografía: Rafa Herrero

Una fantasía donde pisar setas, donde la vaca es de cartón, donde el lobo acaba con el corral, donde el gallo viola la gallina, donde el filete que se come es de aire, donde montar a caballo es maltrato y donde el esquí es cosa de cuatro niños «ricos»… Todo por decisión de esos mismos prohibicionistas que anhelan ese mundo irreal. ¿He dicho prohibicionistas? Lo he dicho, lo mantengo, lo dejo claro, y en este preciso instante aparco cualquier cuestión de corrección política para ser políticamente incorrecto y decir que, además, son unos sectarios, unos irresponsables, y que esos mismos vienen ahora a desmantelar El Telégrafo, El Escaparate y El Bosque para seguir adelantando en su hoja de ruta ecologista. ¿Qué será mañana?

Los que se inventaron el titulo de «transición ecológica» son los que quieren imponernos nuestro sentir y cómo debemos vivir, pero enterrando cualquier emblema que huela a tradición. En su lugar, traición; de eso saben bastante, y ahora es lo que acaban de hacer con el cierre de las pistas de la estación del Puerto de Navacerrada. De la cumbre, de lo que somos, de lo que fuimos y seremos siempre. Han dejado la transición para irse a la intransigencia de la Ribera, que nada tiene que ver con los Rivera. La señora es una camuflada socialista, que ahora se ha puesto al lado de los que quieren romper nuestro estado de Derecho y la Democracia.

La noticia sobre el cierre de las pistas de esquí de Navacerrada es un jarro de frío en este incierto invierno de noches largas y en el que cada día amanece con una mala nueva entre la oscura tiniebla.

El legado de nuestros abuelos

Nadie puede borrar nuestra historia. Un legado que viene de nuestros abuelos, cuando bajaban esquiando transportando los cadáveres de los fallecidos en el viejo hospital de tuberculosos, y que forma parte de una leyenda real de Navacerrada. Esa es una realidad sin anestesia. Una generación que aprendió en el cerro de El Telégrafo con unos esquís de madera… Nuestros padres y madres soñaron con practicar el deporte blanco en el Puerto de Navacerrada, en una España dura, no la de plastilina, esa que ahora nos quieren «vender» estos de la «transición», pero muy real como es la vida misma. Vida y muerte.

Mi querido padre, el tuyo, el de tu amigo, los compañeros que fueron de los recordados Paquito y Blanca Fernández Ochoa, los que marcaron una época, esos campeones de verdad, hombres y mujeres valientes hechos así mismos. De pueblo, que no paletos. Personas de mundo. ¿Acaso esto que digo no lo saben los cerrudos? ¿No lo hemos aprendido de nuestros abuelos, de nuestras madres y de nuestros padres, y nos han contado generación tras generación de dónde venimos y cuál es nuestra identidad y legado?

Fotografías: Alfredo Fernández

Siento rabia. Siento estupor por ese ecologismo urbanita que nos dice qué debemos hacer y qué no. Ahora, nos cierran nuestro Puerto y nos callamos. ¿Se lo consentimos? ¿Lo toleramos? Se permiten la licencia de prohibir todo aquello que no les gusta. Una «transición» desnortada que ha perdido los valores fundamentales, pero sobre todo el respeto y la decencia política y personal.

La historia que está escrita en las generaciones de niños y niñas que aprendimos los valores de la vida a través de la práctica del esquí. De unos profesores que nos enseñaron un Deporte, una disciplina, con la base de la competición y el compañerismo, que no el adoctrinamiento, y nos enseñaron valores y educación. ¿Verdad, Marina Fraile Rodríguez? Una época, nada lejana, donde todavía podías ganar una medalla para llevar al cuello la bandera de España.

Me pierdo y no cuento lo trascendente. ¿Dónde aprenderán las futuras generaciones de niños y niñas todo lo que nosotros vivimos? Esta medalla, estos diplomas, estas fotografías de niño, encierran algo más que un imborrable recuerdo. Tienen la nostalgia, pero lo que de verdad esconden es el secreto de los valores que nos enseñaron en el Puerto de Navacerrada… Aprendías en El Escaparate, disfrutabas en El Telégrafo y te creías el mejor del mundo cuando tu «profe» te guiaba a la pista de El Bosque porque habías superado un reto más, porque eras capaz de seguir aprendiendo, porque el esfuerzo y el sacrificio te demostraban que podías más y había recompensa.

¿Saben de todo esto los que se esconden tras la palabra prohibición? Son políticos de la prohibición y lo harán con todo lo que no les gusta.

Los valores del deporte del esquí no llegaron solo a los de mi generación de los 80, sino a los de los 70, y a los de antes, y a los que vinieron después. Nadie nos tiene que decir lo mucho que aprendimos y lo que nos formamos. Los niños de mi Navacerrada, tus hijos, los vecinos de mi pueblo, ya no podrán saborear todo esto, porque un falso ecologismo va a marchas forzadas para llevarse un legado, un patrimonio de mucho tiempo y mucha historia para nuestro pueblo. No puedo olvidar la nieve como motor para el turismo, para ser mundialmente conocidos.

Si has llegado hasta aquí es porque tenemos que luchar por lo nuestro, por lo que somos, porque lo que dejemos será lo que recojan las futuras generaciones del mañana. ¿Dónde nos llevará la Transición Ecológica?

Admirado Paquito Fernández Ochoa, allá donde estés, «esta España no la conoce ni…»

Alfredo Fernández Rubio

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