El comercio y la hostelería de la Sierra, en estado de alarma: «Las perspectivas son malísimas»

Representantes de asociaciones de comerciantes y empresarios de Guadarrama, El Escorial, San Lorenzo, Alpedrete y Moralzarzal muestran su preocupación ante el otoño-invierno más complicado de los últimos años.

«Me da pena Villalba, es muy triste ver que cada día hay más locales cerrados o que no hay nadie en las tiendas». Así de contundente responde el presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Collado Villalba (CyE), José Ramón Raigosa, sobre la situación por la que atraviesa el comercio y la hostelería en este municipio. «Hay poca gente en la calle y pocas ganas de comprar; priorizan la alimentación y poco más», reconoce con resignación.

José Ramón Raigosa, presidente de la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Collado Villalba (CyE)

En cuanto a la hostelería, «los bares están vacíos, eso de no poder estar en la barra… Hemos recibido muy pocas ayudas desde el Ayuntamiento, sobre todo en el tema de las terrazas; creo que es el único pueblo donde no se ha podido ocupar la vía pública. No nos han ayudado».

Tampoco ha ayudado la confusión por las restricciones a la movilidad impuestas por la Comunidad de Madrid, primero en la zona básica de salud Sierra de Guadarrama, como señalaban numerosos afectados en el reportaje que publicamos hace dos semanas, y ahora en Collado Villalba Pueblo. «La gente no se entera si se puede mover; si quieren confinar, que sea a todo el municipio, esto es absurdo», señalaba.

Restricciones adicionales en Guadarrama

La situación tampoco es mucho mejor en Guadarrama, donde además desde el lunes 26 de octubre están vigor las restricciones de movilidad y actividad adicionales decretadas por la Comunidad de Madrid por la elevada incidencia de Covid-19, después de que una semana antes se alcanzase una tasa acumulada de 916 casos por cada 100.000 habitantes. Esa cifra se ha visto reducida hasta 817 según el último informe de la Dirección General de Salud Pública sobre la situación epidemiológica en la región, todavía muy por encima del umbral fijado por el Gobierno regional para establecer medidas adicionales. En el caso de la zona básica de salud de Guadarrama, se mantendrán al menos hasta el 9 de noviembre.
En este contexto, la presidenta de la Asociación Guadarrama Comercio, Cintia Medina, explicaba que este cierre perimetral se ha traducido en una notable bajada de la actividad. El mismo lunes 26, detallaba, el día se inició paradójicamente con más movimiento de lo previsto, aunque sólo fue un espejismo. “Ya a última hora de la mañana empezó a disminuir, y más aún por la tarde; después, tanto el martes como el miércoles han sido muy flojos”, aseguraba.
Como en otras localidades, la hostelería es el sector que sufre el golpe de forma más visible. “La prohibición de la actividad en barra ha dejado a los locales muy tocados, ya que en muchos casos supone hasta el 70% de la caja que pueden hacer en un día”, indicaba. Esto ha hecho que hayan sido mucho los hosteleros que han decidido no abrir por las partes, e incluso que han optado por cerrar durante este periodo. Es el caso del emblemático Restaurante Sala, habitual lugar de peregrinación desde Madrid para degustar, ya sea en mesa o en su cotizada barra, sus conocidas gambas a la plancha. Ahora, ante la imposibilidad de contar con esa nutrida clientela de la capital o de otros lugares de la región, han anunciado el cierre temporal durante esta fase de confinamiento. De igual forma, Francisco Jiménez, de Torreblanca, anunciaba a través de las redes sociales el cierre del hotel durante estos días, mientras que en principio sí mantendrá abierto el restaurante. 
“La realidad es que la hostelería en Guadarrama mueve mucha gente, y esto es una cadena que al final se traslada a todo el comercio de la localidad. Estamos preocupados, porque se está notando mucho”, señalaba Cintia Medina, añadiendo que Guadarrama es un municipio que cuenta con una gran oferta comercial, por lo que muchos de sus clientes acuden habitualmente desde otras localidades de la zona, como Los Molinos, Cercedilla, Alpedrete o Collado Mediano. Sin embargo, las restricciones de movilidad han cortado de raíz ese flujo de visitantes, por lo que la caída ha sido muy acusada en numerosos establecimientos. “Por un lado lo entiendes, porque los datos de Covid-19 no son buenos, pero por otro ves que tienes un comercio que hay que mantener, con muchos gastos, y que además hay que seguir pagando impuestos… Así que estamos todos deseando que pasen estos 15 días”, relataba.
Cintia Medina, presidenta de la Asociación Guadarrama Comercios

La necesidad de reinventarse

Más allá de estas medidas, que se suman a las limitaciones ya existentes previamente y a las derivadas del nuevo estado de alarma, las perspectivas para el otoño-invierno no son precisamente muy halagüeñas: “Hay mucha incertidumbre; lo vemos un poco oscuro, la verdad”, reconocía. Pese a todo, subrayaba, el comercio local continúa “reinventándose cada día, es lo único que podemos hacer”. En este sentido, a la reciente puesta en marcha de una plataforma para facilitar las compras vía whatsapp se une un servicio de reparto a domicilio al que ya se han adherido varios establecimientos de distintos sectores, desde bares y restaurantes a ópticas, pasando por zapaterías o tiendas de mascotas, entre otros. Para ello, la asociación ha contratado un vehículo homologado y autorizado para realizar pedidos a domicilio, ofreciendo seguridad y calidad en los envíos. “No dejes de comer tú menú favorito, que te lo acercamos a casa; si llueve y no te apetece salir, elige la ropa de moda y te la acercamos, así de fácil”, explican, a la espera de un cambio de escenario que pueda ayudar a afrontar las próximas semanas con mejores expectativas.

Caídas de hasta un 80%

En cuanto al sector de la hostelería y restauración, Javier Jiménez, del Restaurante Miravalle, además de miembro de la asociación Guadarrama Gastronómica, indicaba que la caída estaba siendo muy acusada. En su caso, como establecimiento dedicado principalmente a eventos, señalaba que «es un auténtico desastre». «Si quedaba poco, con lo del confinamiento primero de Madrid y ahora de Guadarrama, hemos perdido la gente que podía venir. Este mismo fin de semana teníamos una boda que se ha tenido que cancelar».

«Es un drama, porque además apenas tenemos ayudas. Hay financiación, pero ese dinero hay que devolverlo… De momento nos dejan estar abiertos, pero no podemos trabajar: el cocktail no se puede dar de pie, no puede haber baile, no hay barra libre…», relataba. Todo esto ha hecho que la caída en el volumen de negocio en lo que va de año sea de un 80% respecto a 2019.

No se trata de un caso particular, explicaba, sino que se está notando mucho la caída en las reservas en la mayor parte de establecimientos de la localidad. «La restauración local se mueve con mucha gente de Madrid, Alpedrete, Collado Villalba… todo eso está perdido estos días». «Además, hay mucha confusión, la gente al final no sabe qué puede hacer, porque los criterios y las medidas cambian constantemente, cuando además está demostrado que la incidencia por Covid-19 en los bares y restaurantes es muy baja, de un 3%, según los datos oficiales», concluía.

Otro ejemplo paradigmático que refleja bien el estado de las cosas es del Restaurante El Madrileño, uno de los clásicos de la localidad. De unos 50 cocidos que suelen dar los martes, este último, ya con las restricciones de movilidad en vigor, apenas sirvieron cuatro.
Interior del Restaurante Valladolid, en Guadarrama / Fotografías: Rafa Herrero

Cansancio e incertidumbre

Cambiamos de pueblo para acercarnos a El Escorial, donde Israel G. Montejo, de la Asociación de Comerciantes y Empresarios, comenta que la sensación dominante, ocho meses después de que se iniciase la crisis del coronavirus, es de “cansancio”. “Es evidente que la situación de incertidumbre no es buena para los negocios, y a esto se une un cansancio que no es ajeno a cualquier otro ciudadano, lo que hace que la moral no esté muy alta precisamente después de todo este tiempo”, manifestaba. “No se puede comparar con lo que pasó en marzo, abril y mayo, porque ahora al menos se puede salir, pero es un momento muy complicado”. De hecho, proseguía, basta darse una vuelta por El Escorial para encontrar “un buen número de locales vacíos, no sólo de hostelería, sino de otro tipo de comercios”. “Luego hay un problema añadido, y es que ya llueve sobre mojado, lo que provoca además que nadie se atreva a emprender en estos momentos”.
“Las previsiones para el invierno son difíciles, porque vienen meses muy duros. La hostelería es un motor indispensable para El Escorial, y aunque se han tomado buenas medidas para intentar sostener la actividad, como la suspensión de la tasa de terrazas o la modificación de la ordenanza para permitir el cerramiento de terrazas y veladores en la vía urbana, el momento es complicado; y también hay que poner el foco en el resto del comercio, y en muchos autónomos y profesionales que son los grandes olvidados de esta crisis, porque su actividad, aunque no cuenten con local abierto de cara al público, también se está viendo muy afectada”, subrayaba.

«Las perspectivas son muy negras»

En el vecino municipio de San Lorenzo, José García, presidente de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa (ASLEPYME), no era mucho más optimista. “La situación es muy mala. Justo ahora estamos las tres asociaciones de la localidad (Restaura, la del Mercado Municipal y la que él mismo encabeza) intentando ir de la mano para pedir la puesta en marcha de medidas reales y efectivas, porque si no esto puede suponer la desaparición de hasta el 50% del comercio de la localidad; la gente lo está pasando fatal”.

“Hay que concienciar al ciudadano de que tienen que hacer las compras en San Lorenzo, pero las administraciones también tienen que volcarse a nivel de ayudas. Tenemos que ser conscientes de que hasta qué punto tiene valor el comercio local y también el trabajo de muchos autónomos y profesionales; todo eso está en peligro”, subrayaba.

Por otra parte, indicaba que las perspectivas no son buenas, máxime teniendo en cuenta que “los inviernos son duros”. “Noviembre siempre es un mes difícil, y luego en diciembre nos salva la Navidad, pero todo está en el aire, y después a partir del 10 de enero y todo febrero son semanas muy complicadas”, comentaba.

Raquel Muñoz, presidenta de Restaura Escorial

Raquel Muñoz, presidenta de Restaura Escorial, coincidía en el diagnóstico: “Las perspectivas son malísimas, muy negras”. En su caso, al frente del Hotel Los Lanceros, alternan semanas “de pena” con otras con un nivel de ocupación más aceptable, principalmente como consecuencia de que los otros tres grandes hoteles de San Lorenzo (Miranda, Florida y Victoria Palace, que en total suman más de 180 plazas) únicamente están abriendo los fines de semana ante la brusca caída del turismo. En cualquier caso, la caída de la facturación es de aproximadamente un 70%.

En cuanto a los asociados de Restaura, cifraba el descenso alrededor de un 60%. “Todos están ajustando horarios, y de hecho muchos no están abriendo por las tardes, para intentar limitar los gastos lo máximo posible”, explicaba.

Buen verano, incierto invierno

Incierto ve el panorama la Asociación de Empresarios y Comerciantes de Alpedrete (AECA). Su presidenta, Vanesa Pascual, asegura que este municipio se ha visto beneficiado con la llegada de veraneantes y vecinos a sus segundas residencias desde junio y hasta la llegada del otoño. «Ha habido negocios que han tenido clientes nuevos, o vecinos que les ha dado miedo ir al centro comercial y han apostado por el comercio local y nos querían apoyar, pero depende del sector; algunos, como las agencias de viajes o las tiendas de ropa de fiesta, no ven el fin, se han visto muy afectados», dice Pascual, que también hace referencia al auge del comercio online como causa del descenso de las ventas de algunos establecimientos.

La hostelería, que desde junio ha podido agarrarse a las terrazas, ve a ahora en la llegada del frío un cambio de tendencia; además, «con las restricciones no viene gente de Madrid. A las peluquerías, con las limitaciones de aforo, no va tanta gente, pero las ventas se mantienen en alimentación y en negocios relacionados con la salud, como podología o fisioterapia. En Alpedrete no ha cerrado ningún comercio durante la pandemia», aseguraba. En todo caso, la presidenta de AECA asegura que los comerciantes de Alpedrete se sienten «abandonados por el Ayuntamiento. Nos preguntaron al principio de la pandemia, pero no ha habido ninguna ayuda, ninguna respuesta».

Situación delicada

Finalmente, desde UPEAM, asociación comercial y empresarial de reciente creación en Moralzarzal, señalan que «la situación actual del comercio y hostelería en la localidad es muy delicada; algunos establecimientos desgraciadamente no volvieron a abrir tras el confinamiento y otros hacen verdaderos esfuerzos por permanecer abiertos«. «Queremos agradecer a nuestros clientes el apoyo y la lealtad que nos han ofrecido en estos momentos. Desgraciadamente, tenemos que resaltar la actuación del Ayuntamiento de Moralzarzal, que ha eliminado más de 70 plazas de aparcamiento en el centro y ha cortado calles de forma arbitraria, habiendo soluciones alternativas que no han querido adoptar; esto está dificultando enormemente el acceso de los clientes a nuestros establecimientos, complicando la situación generada por la pandemia», manifestaban. «Las actuaciones se han llevado a cabo sin ningún consenso con los comercios, hosteleros y residentes, que son contrarios a las medidas implantadas y abogan por pedagogía y estímulos positivos para el cambio de hábitos, no por prohibiciones», concluían desde esta asociación.

Enrique Peñas / María Mateos

Terraza en la calle Reina Victoria (Los Soportales), en San Lorenzo de El Escorial / Fotografías: Rafa Herrero
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