Varios colegios detectan actitudes vinculadas a la serie «El juego del calamar» y advierten a los padres de la peligrosidad de que los niños imiten sus juegos

Distintos colegios de la Sierra, como en Alpedrete, El Escorial o Collado Villalba, entre otros, han detectado actitudes y juegos vinculados a la serie «El juego del calamar», tal como han advertido a las familias. Al parecer, los menores estarían replicando e imitando los macabros juegos de una de las series más vistas de Netflix, como «Luz roja / Luz verde».

Es el caso también de un colegio de San Sebastián de los Reyes, el CEIP Teresa de Calcuta, en donde la dirección del centro ha enviado una circular dirigida a los padres en la que señala que la serie no está recomendada a menores de 16 años y que cuenta con «un alto contenido de violencia explícita», por lo que solicita a las familias que vigilen si sus hijos están accediendo a estos contenidos, ya que algunos de ellos habrían estado replicando estos juegos en el patio del centro.

De igual modo, en las reuniones de padres en buena parte de los colegios de la zona se está advirtiendo a las familias sobre estos hechos, señalando que algunos menores escolarizados en Primaria, con edades de 8, 9 ó 10 años, habrían visto esta serie, que incluye escenas de violencia explícita.

Los distintos equipos docentes insisten en que las imágenes y valores transmitidos en esta serie pueden perjudicar seriamente a los niños de la etapa de Infantil y Primaria. De hecho, para frenar esta ola de imitación y difusión el mencionado colegio de San Sebastián de los Reyes ha decidido prohibir disfraces relacionados con «El juego del calamar» para las próximas fiestas de Halloween, medida que también podrían adoptar otros centros.

Luz roja, luz verde

La situación se está repitiendo en colegios de toda España y también en otros centros de Europa, donde los escolares recrean versiones de algunas de las escenas de la serie, principalmente de «Luz verde, luz roja» (el escondite inglés), el juego que aparece en el primer capítulo, donde una muñeca gigante dictamina quién se mueve y quién permanece quieto. El que no se quede inmóvil o no llegue la línea de meta a tiempo es ejecutado.

Lógicamente, los escolares del colegio belga Béguinage Hainaut, en Erquelinnes (uno de los centros en donde se ha detectado este problema), no ejecutan a nadie. Sin embargo, el castigo es recibir un puñetazo en la cara. Ante esta situación, la escuela ha hecho público un comunicado en el que piden a los padres que adviertan a sus hijos de la peligrosidad de emular a «El juego del calamar» y las lesiones que se pueden llegar a ocasionar.

 

 

 

 

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