Las colas del hambre en la Sierra: «Hemos recibido peticiones deseperadas de jóvenes que llevaban dos días sin comer»

Lola Val, responsable de la Despensa Solidaria de Alpedrete, lleva bien apuntados los números de la pandemia: 83 familias, 300 personas de las que 12 son bebés, 79 menores y 209 adultos. Son los datos que reflejan que la situación se está agravando. “A finales de junio atendíamos a 219 personas (antes de la pandemia eran la mitad), ahora a 300”, entre las que se encuentran inmigrantes, mayores con pensiones muy bajas, parados y “un nuevo perfil, gente con estudios, que antes vivía bien, confortablemente, se manejaban y ahora están en situación de vulnerabilidad. Nos piden ayuda a través de internet, tienen capacidades para ello, un alto nivel de educación, estudios… Hemos recibido peticiones desesperadas de jóvenes que llevaban dos días sin comer”.

La Despensa Solidaria de Alpedrete recibe ayuda del Banco de Alimentos, que ha incrementado sus aportaciones con fruta y verdura fresca, además de alimentos no perecederos. Hasta primeros de diciembre continuará en su actual sede, en un local municipal cedido por el Ayuntamiento en la calle Doctor Varela, 6; después toca negociar con el Consistorio, al que tienen que presentar un programa de actividades. Además de Alpedrete, distribuyen alimentos a familias de Collado Villalba y Cercedilla. Funciona desde hace más de siete años; la gente que está en situación de necesidad participa en los trabajos de la Despensa como recogida, almacenamiento… y después se lleva una bolsa que está preparada.

También en Collado Villalba

De manera similar funciona la Despensa de Apoyo Mutuo, en Collado Villalba. Nació en marzo, como apoyo a las personas que no podían salir a comprar en el confinamiento de primavera. Ahora, atienden a 42 familias cada semana, no solo de Collado Villalba, también de Alpedrete y Galapagar. “ Ayudamos a familias con hijos, monoparentales, gente que vive sola… No tenemos carácter asistencial, todos participan en los trabajos gestión, reparto…”, explica Sara González, una de las 20 voluntarias de esta entidad, que tiene la sede en el Ateneo Popular (calle Pardo Santallana, 1), “aunque es provisional, necesitamos un almacén más grande”. “No hemos recibido ninguna subvención del Ayuntamiento, tampoco la hemos pedido, pero sí contamos con establecimientos que nos ayudan de forma desinteresada, como Pera Limonera, Economato Macabeo, el Pub El Límite y comerciantes del mercadillo. También nos ponemos a las puertas del supermercado AhorraMás de Collado Villalba y recogemos alimentos”.

Se ha cuadriplicado la ayuda

También intenta poner freno a esta situación Caritas Villalba con su Hogar Santa Rita, un Centro de Día puesto a disposición de las personas sin hogar para que puedan desayunar, asearse y realizar talleres, y donde además reciben asesoramiento para tratar de mejorar su situación.

Desde Cruz Roja, Eva Samper, directora de la Asamblea de Collado Villalba, apunta que “solo el Plan Responde en Collado Villalba ha atendido a más de 3.000 personas y ha dado un total de 9.141 respuestas a estas personas en forma de alimentos frescos, infantiles, productos de higiene, pago de alquileres, de suministros de la luz, el agua, o el gas…”. Este plan “es un esfuerzo adicional de Cruz Roja a lo que ya hacemos diariamente, lo extraordinario son los recursos humanos y económicos que Cruz Roja ha puesto a disposición de las personas golpeadas por la Covid”.

Y es que según esta entidad, en los últimos meses las ayudas se han cuadruplicado. “La pandemia provocada por el coronavirus suma ya muchas víctimas mortales y miles de infectados en nuestros municipios, pero su avance también está agravando la desigualdad y la pobreza. La Covid-19 ha golpeado y paralizado las economías y, como es habitual, los más afectados son las personas más vulnerables”, dicen desde Cruz Roja en Collado Villalba.

Más desigualdad

“Las desigualdades también se manifiestan en la salud. Las personas que viven en determinados barrios de nivel socioeconómico más bajo han sufrido en mayor número los contagios de Covid-19. En muchos casos no tienen más remedio que vivir en apartamentos pequeños con muchas personas”, apunta Eva Samper.

“Muchas se han quedado sin trabajo. Sin un sueldo, y si no tenían ahorros, es complicado poder afrontar los gastos mensuales, como el alquiler, la hipoteca, las facturas o incluso la compra de comida”.

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