Lucía Rodríguez, superlativa: acaba octava de Europa tras rebajar de nuevo su marca con otra actuación descomunal

El excepcional tiempo de 8:53:90 sitúa a la atleta de San Lorenzo de El Escorial, de solo 22 años, como la quinta mejor española de la historia en los 3.000 metros.

Lucía Rodríguez volvió a romper su techo en la final del Campeonato de Europa de Torun. Apenas 25 horas después de su memorable semifinal, metió otro bocado de casi tres segundos a su plusmarca para acabar octava del Continente, un enorme salto cualitativo para la atleta serrana de 22 años, que ya es la quinta mejor española de todos los tiempos en los 3.000 metros, además de la más joven en bajar de los nueve minutos.

Los 8:53:90 minutos que empleó en el Arena Torun volvieron a romper todos los esquemas, en una final rapidísima que, al igual que sucedió en las series, se cobró víctimas ilustres: la neerlandesa Maureen Koster, favorita por marcas tras la descalificación el jueves de Mismas-Zrimseck, se fue al suelo cuando peleaba las medallas; la israelí Selamawit Bayoulgn acabó pagando el alto ritmo hasta caer a la sexta plaza; y la sueca Meraf Bahta, capaz de correr en 8:42, aunque no esta temporada, se quedó fuera del podio: terminó cuarta.

Como diría la atleta de San Lorenzo de El Escorial, fue otro sálvese quien pueda, a mayor gloria de las británicas, que lograron el oro con Amy-Eloise Markovc y el bronce con Verity Ockenden, además de descubrir el talento de la menuda Amelia Quirk, que con 21 años fue quinta rebajando su plusmarca (8:48:82). Entre medias, se coló la francesa Alice Finot, medalla plata tras ser sexta en semifinales y rebajar su plusmarca en siete segundos.

Ella y Lucía no fueron las únicas en hacerlo: hasta siete corredoras rompieron sus límites. Fue en una final frenética, que Lucía Rodríguez volvió a afrontar desinhibida y segura de sí misma, algo que se comprobó en su sonrisa y en el saludo a la cámara al salir a pista por el arco de presentación. Lejos de acusar el desgaste del día anterior, la sanlorentina tomó sitio en el grupo de 12 finalistas y se centró en seguir el fuerte ritmo de salida que impusieron Maureen Koster, Selamawit Bayoulgn y la sorprendente Amelia Quirk. Las tres condujeron la hilera hasta un primer kilómetro pasado en 2:56:25, un ritmo muy exigente que no tardó en pasar factura, con una primera criba de nueve atletas a la que Lucía pudo agarrarse cerrando el grupo cabecero, siempre con Koster y Bayoulgn marcando el paso.

Lucía Rodríguez, tras la final de los 3.000 en el Campeonato de Europa de Torun (Polonia) / Fotografía: Real Federación Española de Atletismo (RFEA)

Llegado el momento crítico, las británicas pasaron a la acción a falta de 500 metros y se produjo un intercambio de ataques y contraataques que se cobraron la caída de Koster a la entrada de la curva, a falta de 300 metros. Fue el momento del cambio ganador de Amy-Eloise Markovc, a la que se pegaron Verity Ockenden  y Alice Finot, aunque sin el gas suficiente como para superar a la nueva campeona de Europa, que paró el crono en 8:46:43, con la francesa a sólo 11 centésimas y su compatriota a 17. Por detrás, Lucía Rodríguez, en otro ejercicio de entereza mental, no desfalleció al verse relegada, mantuvo su ritmo, ése que ya le vale para mirar muy de cerca la lucha por las medallas europeas, y paró el crono en 8:53:90, una marca para soñar con todo, Juegos Olímpicos incluidos.

Exultante

Lucía compareció exultante tras la final: “Creo que estoy menos cansada que ayer, porque ahora mismo mis emociones están arribísima. Para mí es un lujazo competir con atletas de este nivel, verme con ellas y estar disputando es increíble”. La sanlorentina mostró una enorme satisfacción por haber mostrado en competición todo el potencial que venía apuntando en las sesiones con Arturo Martín, el entrenador que está dando una vuelta de tuerca trascendental a su carrera: “Lo he dicho muchas veces: nunca terminaba de sacar eso en los campeonatos, y hacerlo debutando en un Europeo absoluto, en los 3.000, que ha sido mi prueba de infancia y la tengo mucho cariño… Esto es un impulso para seguir buscando superarme, que es primordial. Tengo que agradecer mucho a mi entrenador, porque gracias a él estoy aquí, con este gran equipo”.

La sanlorentina se mostró emocionada al hablar de las dos grandes marcas realizadas sobre el Arena Torun: “No me creo que haya podido sacar todo esto en la pista, sobre todo por el tiempo que había de recuperación, no estamos acostumbrados a eso. He salido con la misma mentalidad que ayer -por la semifinal del jueves-, y aunque no he podido estar más arriba, he bajado otra vez la marca. Esto es un premio para mí. Tengo muchas ganas de disfrutarlo con todos”. Lucía explicó que en la pista se centró exclusivamente en su carrera, aislándose de lo que sucedía por detrás: “No sabía cómo iba la carrera. Yo miraba para delante, mi punto de mira era ir adelante, aunque es verdad que en la última vuelta he escuchado algo por detrás y me he dicho: no he llegado hasta aquí para que me pasen ahora. Y he apretado los dientes hasta el final”.      

La extraordinaria actuación en los 3.000 metros del Campeonato de Europa sitúa a Lucía como la quinta mejor española de todos los tiempos, tras escalar una posición en el ránking con su tiempo en la final. Ya sólo tiene por delante a Marta Domínguez y sus 8:40:98, registrados como récord de España en 2001 en Lisboa; y a Nuria Fernández (8:49:49), Dolores Checa (8:51:78) y Cristina Petite (8:52:85). Por supuesto, la sanlorentina saldrá de Polonia con la vitola de plusmarquista nacional del año, además de constatar el récord de precocidad ya apuntado el jueves: es la atleta nacional más joven de siempre en bajar de los nueve minutos. Y nada menos que dos veces en 25 horas. Histórico. 

Jaime Fresno

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