Felipe González, en los Cursos de Verano de la UCM en San Lorenzo: «Sigo siendo un reformista y ahora algunos dicen que me he hecho de derechas, será verdad»

El ex presidente Felipe González ha protagonizada la primera de las conferencias extraordinarias de esta edición de los Cursos de Verano de San Lorenzo de El Escorial, centrándose en la importancia de defender la democracia, así como la seguridad jurídica y la libertad que se desprende de ella. Habló también de los peligros que acechan en estos tiempos de incertidumbre, sobre todo por parte de aquellos que creen tener la verdad absoluta y que son incapaces de reconocer sus errores, entre quienes situó a dirigentes como Vladimir Putin, Nicolás Maduro, Xi Jinping o Daniel Ortega.

Felipe González reconoce que ahora nos agobia la incertidumbre económica y social. Es cierto que en España “crece rapidísimamente el empleo y, hecho insólito, hay más oferta que demanda, así que seguirá habiendo algún tirón de la economía, pero la crisis ha hecho que los niveles de renta de la mayor parte de la población de 2008 se parecen mucho a los de 2022, además con una inflación que nos está golpeando por todas partes y que difícilmente se puede resolver sin un pacto de renta al estilo de los Pactos de la Moncloa”.

La inflación, dijo, no es más que un empobrecimiento general, pero que «afecta mucho más al que menos tiene, y por tanto hay que redistribuir equitativamente el esfuerzo y para eso hay que ponerse de acuerdo».

Fotografías: Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid

Es en estos momentos de gran incertidumbre, subrayó, cuando «la arrogancia de tener toda la verdad es peligrosísima, porque no la tiene nadie y cualquiera que tenga responsabilidad de cualquier tema, cuando pone la cabeza en la almohada sabe que esta le dice que no tiene certidumbres, aunque tenga que darlas a sus interlocutores, porque esa es su tarea». Criticó que además ahora que “somos tan plurilingües seguimos siendo unos catetos que no dejamos de mirarnos el ombligo, cuando en realidad en todo el mundo está pasando lo mismo, desde la Patagonia hasta Washington, donde todavía resuena el intento de golpe de Estado con el asalto al Congreso”.

El ex presidente reconoció que desde que ganó las elecciones del 28 de octubre de 1982 con 202 diputados ya tenía claro su objetivo, que era “reformar para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos” sobre los que le tocaba gobernar, y para ello hicieron muchas cosas como la creación del sistema nacional de salud, la redistribución del ingreso, la educación obligatoria hasta los 16 años, la reforma de las fuerzas armadas… «Sigo siendo un reformista y ahora algunos dicen que me he hecho de derechas, será verdad», aseguró, para añadir después que lo que no ha sido nunca es “una izquierda funcional a la derecha”, porque le habrían ganado muy pronto y se habría truncado su proyecto.

Ley de Memoria Democrática

Por otra parte, mostró su temor a que «las memorias se conviertan en desmemorias» al ser preguntado por la nueva Ley de Memoria Democrática que esta semana fue aprobada en comisión en el Congreso con el respaldo de PSOE, Unidas Podemos, PNV y Bildu. González se pronunció de este modo a la entrada la conferencia extraordinaria «Seguridad jurídica y libertad», del curso «La seguridad jurídica en la contribución al gasto público», pronunciada como homenaje al profesor Matías Cortés Domínguez en los Cursos de Verano de la Complutense.

El exdirigente socialista ya fue cuestionado al respecto, en concreto sobre el punto de la ley que reconoce a las víctimas de violaciones de Derechos Humanos hasta 1983. Esto incluiría a quienes sufrieron torturas o fueron objeto de la llamada guerra sucia contra ETA durante los cinco años posteriores a la aprobación de la Constitución y podría afectar a los GAL en el primer año de Gobierno de Felipe González. Sobre ese asunto, señaló que no ha visto el texto: «Cuando lo vea les diré, pero sonarme, no me suena bien«, afirmó.

La pérdida de calidad de la política

Felipe González ironizó con que “la política ha perdido un poquito de calidad, pero tampoco hay que exagerar”. Alguno de los ejemplos que ha puesto de esa pérdida de calidad son “los que dicen que hay que aumentar la autonomía estratégica de Europa para no depender de Estados Unidos, y ¿eso se hace gratis o poniendo dinero? Si no se invierte, ¿de donde se saca la autonomía estratégica? Hay una manera: Declárale la paz al mundo, pidiéndole a Dios, si se mete en este negociado, que no te salgan putines por un lado y por otro, ni hijos de putin, que puedas vivir realmente en paz”.

Consideró también que estas inconsistencias se sostienen porque el debate ya no es racional y no es posible poner a la gente delante de sus contradicciones, sobre todo poque esas inconsistencias actuales se dicen con una apariencia total de solvencia. En este sentido, recordó que en el Congreso de los Diputados hubo una época en el que los debates eran duros, serios, pero racionales, no eran descalificaciones previas.

Fotografías: Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid

Respecto a la Unión Europea, González afirmó que es incapaz de imaginar que ahora mismo nuestro país no formase parte de la misma o que no existiera el euro. «El proceso de construcción europea es de cesión de soberanía, progresiva, para compartirla, no para que otros la utilicen. Si creas un espacio público compartido sobre la base de esas cesiones de soberanía, ese espacio tiene que tener un paquete de derechos y obligaciones para todos los que lo comparten, y esa es la ciudadanía europea», señaló. «En la construcción de espacios supranacionales, hay una línea vertical que divide la izquierda y la derecha, y luego “hay una horizontal que en Europa significa los que creen en el avance de la construcción europea y en un mayor grado de integración, así que a veces es más fácil entenderse en la horizontal», explicó, manifestando en este sentido que por eso le resultó tan sencillo estar de acuerdo con Helmut Kohl o François Mitterrand.

Política internacional

En el ámbito internacional, González lamentó que no se hayan sustituido o modificado los organismos internacionales en los que se fundamentaron reglas de comportamiento después de la Segunda Guerra Mundial. Eso ha creado determinados vacíos de aplicación, como el hecho de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ni siquiera se pueda pronunciar sobre la agresión a Ucrania.

Para González, la tragedia de Ucrania es de falta de respeto al derecho internacional, a las reglas de juego y mientras que “la maravilla de la democracia es que te puedes equivocar, pero también rectificar sin perder para siempre la cara, ¿cómo puede rectificar un tipo que por definición encarna la verdad absoluta, la suya y la de su pueblo?”.

Frente a esos pensamientos absolutistas, aseguró, se planta la democracia, que “no garantiza el buen gobierno, pero sí que echemos al gobierno que no nos gusta, y en el sentido contrario los autócratas o las dictaduras te aseguran que te aguantas con el dictador porque él siempre va a llevar razón en sustitución del pueblo”.

Para González, la esencia de la democracia es la aceptabilidad de la derrota, lo que “significa que tú no vas a romper las reglas de juego, porque hay razonable igualdad de oportunidades para ganar o perder. Lo que hay que hacer es tratar de corregir tus errores para ganar la siguiente vez”. La consecuencia de que la derrota sea aceptable es la alternancia en el poder, a corto o largo plazo, pero para eso la competencia tiene que ser lo suficientemente equilibrada como para que no tengas la tentación de romper con el sistema y con la propia democracia.

Añadió que entre los países de América Latina que recuperaron la democracia en los años 80 y 90, algunos han sufrido peligrosos retrocesos autoritarios. A uno de los que más ayudó fue a Nicaragua, y se arrepiente de haber ayudado a Daniel Ortega, que fue su amigo de verdad, y “ahora se ha convertido en un nuevo Somoza, tan cruel como él, tan implacable, metiendo en la cárcel a sus competidores”.

«La libertad se aprecia más cuando se pierde que cuando se está disfrutando de ella, y ese es un aprendizaje por el que vuelve a estar pasando América Latina. Todas las democracias pasan por periodos oscuros, como el macartismo en Estados Unidos, mientras que los autoritarismos sólo tienen periodos oscuros», señaló, haciendo referencia al presidente chino, del que dijo que aspira a perpetuarse eternamente y que ha decidido que su país ha de ser COVID cero, pase lo que pase. “No puede reconocer que se equivoca y eso es de una extraordinaria importancia”, concluye González.

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