Los trabajadores de Irubus-ALSA en San Lorenzo de El Escorial amenazan con ir a la huelga a partir del 15 de octubre

Las aguas vuelven a bajar revueltas en Irubus-ALSA, apenas un año y ocho meses después de que los trabajadores llegaran a un acuerdo con la empresa para desconvocar la huelga prevista en enero de 2018. Ahora, la amenaza de un nuevo paro en el servicio de autobús que opera en San Lorenzo de El Escorial y otras localidades de la zona vuelve a estar sobre la mesa, después de que el encuentro mantenido esta mañana en la sede del Instituto Laboral, en Madrid, haya acabado sin acuerdo. «Se han levantado de la mesa. Vamos a hacer todo lo posible para evitar la huelga, porque los principales perjudicados serían los usuarios, pero de momento la empresa no parece tener voluntad de negociar; las perspectivas no son buenas», señalaba Vicente del Pozo, presidente del Comité de Empresa.

huelga autobuses San Lorenzo de El Escorial
Imagen de uno de los autobuses en la estación de San Lorenzo durante la última convocatoria de huelga / Archivo

De no haber entendimiento, las primeras jornadas de huelga tendrían lugar los días 15 y 16 de octubre, avanzaba el representante sindical. Después, se repetirían los días 24, 25, 28 y 29, dentro de un calendario que también se extendería a noviembre y diciembre.

Esta convocatoria de paros, explicaba, estaría motivada por el «incumplimiento de algunos de los acuerdos alcanzados en abril de 2016 y enero de 2018». Entre ellos, Del Pozo hace referencia a la necesidad de convertir en fijos los contratos temporales de algunos empleados que ya llevan más de un año en la empresa. «Está claro que sus puestos son necesarios y que no se trata de algo puntual, porque hablamos de gente que lleva un año y medio e incluso dos, no tiene sentido que sigan como temporales», subrayaba. Otra de las cuestiones tendría que ver con la asignación de bloques de trabajo por antigüedad, punto que tampoco se estaría cumpliendo en los términos acordados hace más de año y medio.

21 actos vandálicos

Por su parte, la empresa hizo público un comunicado en la tarde de ayer en el que denunciaba que, desde el pasado fin de semana, su flota de autobuses ha sufrido «21 ataques vandálicos», rompiendo 26 lunas de los vehículos «mediante el lanzamiento de objetos, bien cuando realizaban servicios con viajeros a bordo o mientras circulaban vacíos hacia sus bases».

Irubus ha pedido «disculpas» a los usuarios por «los inconvenientes que les puedan causar estos actos de vandalismo, ya que los ataques a los vehículos obligan a la empresa a retirarlos del servicio para su reparación, lo que puede ocasionar retrasos, cancelaciones y alteraciones sobre el normal desarrollo de las operaciones».

Estos ataques, añadían, «son coincidentes en el tiempo con el anuncio de una convocatoria de huelga en la empresa, y merecen la más firme condena, pues no pueden servir como mecanismo de reivindicación laboral alguna». Los mismos ya han sido denunciados por la compañía.

Ante este comunicado, desde el Comité de Empresa negaban que existiese vinculación entre los ataques y la convocatoria de huelga. «No tenemos ni idea«, aseguraba Vicente del Pozo, subrayando que en ningún caso podían respaldar estos ataques. De hecho, añadía, «irían contra nuestros propios intereses, porque estamos intentando negociar con la empresa para llegar a un acuerdo».

Trabajadores de Irubus, durante la huelga que tuvo lugar en otoño de 2017 / Archivo

 

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