Moralzarzal preserva su historia y tradiciones a través de la toponimia

Luis Guillén Martín ha vivido y trabajado en Moralzarzal toda la vida, «algo que hoy no puede conseguir mucha gente». Durante más de dos décadas se dedicó a labrar la piedra que se extraía del Berrocal y que «incomprensiblemente» para él se dejó de hacer hace años. Antonio López Hurtado, ‘Zárate’, trabajó como ingeniero en Madrid, pero recuerda como si fuera ayer cuando «subía al valle a merendar de pequeño y recorría el municipio -donde lleva más de 71 años- con la gente de aquí. Ambos son la memoria viva de Moralzarzal y desde el Ayuntamiento han querido aprovechar sus conocimientos para poner en marcha un proyecto que les puso en bandeja Adesgam y que tiene en la toponimia el hilo conductor.

«Con «Tras la huella de toponimia» queremos dar a conocer y mantener vivas las tradiciones del municipio«, ha explicado hoy la edil de Turismo, Virginia Ortiz, junto a Guillermo Herrero, responsable de esta iniciativa que se ha materializado en una app (tanto en versión Android como iOS) y una web: toponimos.es, donde se puede consultar el proyecto y también aportar nuevas informaciones (fotografías, historias, anécdotas…).

«Es un proyecto dinámico, único, elaborado con la gente que mejor conoce la historia de Moralzarzal y sabe porqué se llama así la ladera de Matarrubia o el arroyo del piojo», ha señalado Herrero, que ha pedido la colaboración vecinal para un proyecto que actualmente cuenta con documentos históricos, tradiciones e incluso juegos. «Se trata de despertar el sentimiento de arraigo en los jóvenes hacia sus raíces y su propio pueblo».

«Quería transmitir los conocimientos que yo había adquirido a través de mis tíos, abuelos.. a los jóvenes. Tenemos un patrimonio cultural interesantísimo y no le estamos dando valor. Lo importante en Moralzarzal ha sido la convivencia, siempre se ha recibido a todo el mundo con las manos abiertas», ha apuntado Luis Guillén.

«Desde 2006 empecé a recopilar información de este pueblo», ha dicho Antonio ‘Zárate’, que entre sus trabajos ha destacado la elaboración de un fichero con 328 plantas recopiladas, la publicación de dos libros o su descubrimiento más reciente, parte de un pilón de un lavadero municipal.

«He conocido muchos topónimos y algunos ya están en desuso como Las Fontanillas -que aparece en una edición de 1852 sobre el recorrido de la Cañada Real Segovina, el cerrillo de la tahona o el cerrillo de la fragua», ha dicho Zárate, quien aclaraba que el hoy conocido como el Cerro del Telégrafo antaño fue la Peña de Las Cruces (originalmente había tres cruces pertenecientes a los municipios de Moralzarzal, Collado Villalba y Collado Mediano, en el punto donde confluían sus términos municipales. En 1840, tras la segregación de Alpedrete de Collado Villalba, se instaló una cuarta cruz), las Navajuelas o el Monte Redondo.

«También hay un arroyo que tiene hasta cuatro denominaciones y todas se han incluido en el proyecto», asegura Guillermo Herrero.

«Quedan muchas historias, Moral es una caja de sorpresas. Hay zonas que son desconocidas y hay que seguir buscando, investigando. Aquí vivieron los romanos, los godos y los árabes y no hay mucho escrito», finaliza Luis Guillén.

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