Marcos Gil abre en canal al Periso y lanza al Galapagar hacia el ascenso (3-1)

⚽️ Memorable actuación del delantero, que anotó los tres goles arlequinados y encandiló a la afición de El Chopo. ⚽️ Los madrileños tuvieron el 0-1 en las botas de Rubén Lozano, pero terminaron desarbolados en la segunda parte ante el dinamismo y la superioridad física de los serranos. ⚽️ El Galapagar se va a los 26 puntos sobre 30 posibles y tiene ante sí la oportunidad de destacarse en el liderato si gana el aplazado de Jueves Santo ante la Concepción.

Marcos Gil desató la locura en El Chopo, con una actuación memorable que terminó por desactivar la amenaza del Periso, un equipo que se vio desarbolado y a merced de las embestidas de un Galapagar tan eficaz como implacable. El menudo delantero, máximo anotador arlequinado en las seis últimas temporadas, cuajó su mayor exhibición goleadora con un hat-trick de bellísima factura, para mandar a la lona a un rival que llegaba a El Chopo después de ganar sus tres partidos con Javier Arroyo. 

El ex del Galapagar asistió impotente a la exhibición de dinamismo y juego vertical de su  antiguo equipo en la segunda parte, cuando el partido se descosió y apareció ese vértigo que tanto gusta a la parroquia de El Chopo, ya fuera en su día con él o con David Muñoz, o ahora con Álvaro Gómez-Rey, que parece haber dado con la tecla que activa la nota que desafinaba el año pasado. Al Galapagar le salió ese partido vibrante tan al gusto de su público, también para cualquiera que estuviera en la grada, en unos tiempos de tacticismos, miedos y corsés que, aderezados con un vocabulario técnico cercano a la pedantería, por retórico y repetitivo, ahuyentan también a cualquiera del visionado y de las charlas futbolísticas. Lo comentaba pegado a la valla toda una leyenda de Galapagar, como José Luis Rodríguez Laborda, uno de los descubridores de la Quinta del Buitre en su etapa en el Real Madrid, sin reparar aún que algo distinto estaba por venir en el remozado césped de El Chopo, y muy probablemente con Manolo Sanchís en la grada.

Como partido, fue una bendición para el fútbol regional, en un curso especialmente oscuro, y un empujón de consideración en las aspiraciones del Galapagar, lanzado a convertirse en el cuarto equipo de la comarca en saltar a Tercera División.        

El entrenador del Periso, Javier Arroyo, siguiendo el encuentro con su ex equipo / Fotografía: CD Galapagar

La exhibición de Marcos Gil

El choque pudo ser otro si la inspiración hubiera acompañado también a Rubén Lozano, pero el goleador del Periso no acertó a empujar casi bajo palos un pase de la muerte de Messi. Era el minuto 20 y el plan le funcionaba a Javier Arroyo, pese al contratiempo de la lesión poco antes de uno de sus hombres más desequilibrantes: Carlos Roa. El Periso mantenía a raya al Galapagar y soltaba algún que otro latigazo con sus escurridizos puntas, como cuando Messi robó un balón en la frontal y Sergio Pliego, imperial todo el partido, le sacó un remate que parecía letal. Fue una cuota de perdón excesiva para cómo se las gasta el Galapagar este año, pues los serranos son implacables en la definición.

En su primera llegada nítida, Marcos Gil ganó la espalda a la zaga forastera, irrumpió en el área en diagonal, salvó con la serenidad de los grandes la salida del portero, y materializó el 1-0 que abrió su exhibición. El gol difuminó al Periso y el Galapagar ya no soltó las riendas del partido. El descanso pareció llegar como un necesario respiro para los madrileños, pero la vuelta de vestuarios fue aún peor: Marcos Gil conectó un cabezazo espectacular a la escuadra tras una falta lateral botada desde la izquierda, y el 2-0 puso a El Chopo definitivamente en combustión.

El Galapagar dio entonces un inteligente paso atrás, dejó hacer al Periso hasta la raya del medio campo, y se configuró para hacer trizas al contragolpe a la zaga de tres que ordenó Javier Arroyo. Amparado en una defensa muy segura y en unas circulaciones de balón siempre cargadas de sentido, el Galapagar dictó los tiempos y manejó a su antojo el partido, soltando arreones a cada poco que terminaron por desarbolar definitivamente al Periso.

En plena ebullición, Marcos Gil recibió un balón de espaldas aparentemente inocuo en el centro de campo, se giró, sacó de rueda a dos defensores, quebró a otro, y se fue vertical a portería. Ante la salida de Alberto, buscó acabar con una vaselina, el portero le adivinó la intención, pero no pudo evitar dejar el rechace para que el punta galapagueño remachara a placer el hat-trick . Un gol de pañuelos blancos sin pañuelos blancos, que invitó al público a corear cada pase del equipo.

Celebración en el vestuario del triunfo este domingo en El Chopo / Fotografía: CD Galapagar

En pleno vendaval, Álvaro Gómez-Rey dio carrete al canterano Fernando Bermejo, una de las perlas juveniles con las que ha venido trabajando José María Escudero, y el chico respondió a la confianza exhibiéndose en una acción al contragolpe que pudo subir el 4-0 al marcador, de no ser por los reflejos del guardameta Alberto para sacarle su tiro cruzado.

Reservándose para Jueves Santo

La tormenta del Galapagar sólo empezó a escampar en la medida en la que se fueron introduciendo cambios enfocados a preservar a gente como Marcos Gil, Sergio Mas o Facundo Ferratti, con vistas al choque del Jueves Santo ante la Concepción. Fueron tomando el testigo Vitolo, Buceta, Íñigo Teijeiro, además de un nuevamente desafortunado Jorge Alegría, que se lesionó a los diez minutos de salir.

Álvaro Gómez-Rey ordenó evitar riesgos a base de retener el balón, y el Periso, con hasta cuatro jugadores descolgados en ataque, retrató su infortunada tarde en un durísimo disparo de Rubén Lozano que se fue al larguero y terminó salvando Gonzalo en la misma raya, cuando ya se daba por hecho el gol. Otro disparo, esta vez de Cordobés, sí encontró el premio del 3-1 con el tiempo agotado. El árbitro no dejó ni sacar de centro y el Galapagar saludó a su entregada parroquia desde los medios, tras cuajar una tarde redonda que le acerca a la Puerta Grande.

Jaime Fresno

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