Rodrigo Mendoza sólo cede ante Bilal Ennassri en un pulso espectacular en la San Silvestre Villalbina

La incidencia del virus desplomó la participación y sólo 334 atletas registraron tiempo en Batalla de Bailén, 321 menos que en la edición de 2019.

“Ojo a Rocky, que puede ser el tapado. Está en un momento de forma espectacular”. No se equivocó Álvaro López Cotillo, Coti, el gurú de Las Ardillas de El Escorial: Rodrigo MendozaRocky, desafió al poder marroquí y acabó a sólo cuatro segundos de Bilal Ennassri, el nuevo y brillante campeón de una San Silvestre Villalbina que volvió al calendario lastrada por el coronavirus, pero ofreciendo a cambio un notable espectáculo deportivo. El joven sanlorentino, flamante medalla de bronce nacional de campo a través en Itálica con el Numantino, protagonizó una pelea memorable contra tres marroquíes de nivel, soltó a dos de ellos y sólo cedió en la recta de meta de Batalla de Bailén, donde Ennassri hizo valer su condición de gran especialista en los 1.500 y en los 3.000 metros.

Formidable actuación del sanlorentino de 23 años, que desafió el poder marroquí superando a Lhoussaine Oukhrid y a Youness Ait-Hadi, antes de ceder en la recta de meta ante el nuevo campeón.

De esa hermosa refriega deportiva salió un nuevo récord de la prueba: Bilal Ennassri ganó en 19:34 minutos, un segundo mejor que la marca anotada en 2016 por Mohammed Blal, entonces en otro duelo de enjundia ante Ricardo Serrano. De paso, Mendoza se coló en el ranking como el mejor español en las ocho ediciones de la San Silvestre Villalbina. Palabras mayores, si se mira que por ella han desfilado Cuadrillero, Josito, Enrique Sánchez Saceda, el propio Serrano, o Alejandro González de Miguel. Este último, doble campeón de la carrera, no pudo recuperarse a tiempo de una inflamación en el pie derecho y, tras pasar por el fisioterapeuta en la víspera, decidió no hipotecar su inicio de temporada buscando una tercera victoria en Collado Villalba. Rocky, que en su día ya cogió el testigo de Alejandro en Las Ardillas, asumió su rol a la perfección y corrió en campeón.

Ritmo frenético

Dadas las condiciones del recorrido, netamente urbano y sin desniveles relevantes, la San Silvestre Villalbina se ventiló a toda pastilla, con ritmos claramente por debajo de los tres minutos el kilómetro que sólo fueron aptos de salida para Mendoza y Ennassri, claro está, y también para Youness Ait-Hadi -hexacapeón de la Tragamillas- y la otra gran novedad en el elenco, el también marroquí Lhoussaine Oukhrid. Los cuatro se marcharon a los pocos metros y abrieron un hueco enorme sobre el resto del pelotón, encabezado por Carlos Galera, quinto al final.

El ritmo impuesto fue tan bestial que la cabeza de carrera volvió a sorprender a los vehículos de la Policía Local que abrían paso, hasta el punto de que estos frenaron al coche de cronometraje en el giro más delicado de Honorio Lozano. El cuarteto esquivó el tapón por donde pudo y prosiguió con una pelea al límite que no tardó en cobrarse víctimas: Oukhrid perdió comba superado el primer tercio de carrera, en un rapidísimo tramo de bajada; y poco después, Ait-Hadi empezó a hacer la goma y acabó perdiendo definitivamente contacto en el leve ascenso de Rafael Alberti.

Hecha la criba definitiva, la batalla entre Mendoza y Ennassri se siguió librando a ritmos de vértigo, con picos sostenidos a 2:50 el kilómetro, una barbaridad en una carrera popular que explica el porqué de la atracción de la San Silvestre Villalbina como espectáculo deportivo, por encima de frases de presentación huecas y repetitivas, en las que la puesta en valor de la pura competición siempre lleva las de perder ante otros intereses. En esa especie de coto privado, sólo apto para escogidos, Rodrigo Mendoza sólo tenía una opción ante un corredor de 3:39 en los 1.500, como es Bilal Ennassri: evitar el sprint dejando antes al marroquí.

Bilal Ennassri, un especialista en 1.500, hizo el mejor tiempo de siempre en la carrera villalbina con 19:34 minutos, superando por un segundo el récord de su compatriota, Mohammed Blal

El sanlorentino lo intentó secuenciando hasta tres hachazos, pero siempre encontró la respuesta de su rival. A 150 metros del arco de Batalla de Bailén, Ennassri sacó a relucir su calidad terminal y ganó, con Mendoza a cuatro segundos. Oukhrid y Ait-Hadi entraron parejos a más de medio minuto, con el ganador de 2018 y seis veces campeón de la Tragamillas haciendo cuarto, fuera de un podio villalbino por vez primera.

Tras recuperar, los protagonistas del formidable pulso por la victoria se enfundaron sus sudaderas, se dejaron enfriar charlando en un banco y se fueron juntos paseo arriba a soltar piernas. Después, fueron a reunirse con Oukhrid en el podio de Batalla de Bailén, cuya penumbra volvió a no hacer justicia a los protagonistas de lo que fue una gran carrera.

Lucía Abad subió al podio

La prueba femenina deparó una victoria mucho más clara para Virginia Torres, autora de una gran actuación que le llevó hasta la décima posición absoluta, con un tiempo de 23:40 minutos. La atleta de 22 años de la AD Marathon revalidó su título con holgura, aventajando a la serrana Pilar Arias en 1:24 minutos. La corredora del Triatlón Villalba, uno de los clubes destacados de la San Silvestre, entró segunda en meta con 11 segundos de adelanto sobre una de las grandes promesas de la Sierra, Lucía Abad, que subió al podio absoluto con 15 años.

Sensacional irrupción en la carrera de la cadete de Los Molinos, Lucía Abad, tercera en una clasificación femenina que volvió a dominar Virginia Torres

La jovencísima atleta de Los Molinos, pupila de Alejandro González de Miguel, se presentó en sociedad entrando por delante de corredoras de trayectoria como Gemma Hidalgo, y confirmando las expectativas que venía apuntando en sus participaciones en varias disciplinas de carrera y pruebas combinadas, en las que ha ofrecido un rendimiento extraordinario.

La incidencia del virus desplomó la participación y sólo 334 atletas registraron tiempo en Batalla de Bailén, 321 menos que en la edición de 2019, un dato que contrastó con el éxito de ambiente y de público          

La participación más baja

La octava edición de la San Silvestre Villalbina fue la de la participación más baja, algo reflejado en el número de corredores que registraron tiempo en meta: si en 2019 acabaron 655, este año sólo cruzaron el arco de meta 334, una cifra incluso por debajo de las expectativas previas. La organización del Club Deportivo El Castillo había confirmado un tirón de última hora de casi cien dorsales reservados y había situado la posible participación en el entorno de los 500 atletas, pero a la hora de la verdad la carrera no fue ajena a los efectos del incremento en incidencia del coronavirus y, al igual que sucedió en otras populares de Fin de Año, se abrió una gran brecha entre el número de inscritos y el de finishers.

La buena noticia en Collado Villalba, espectáculo deportivo al margen, fue la movilización de público, sobre todo en el centro neurálgico de la carrera, además del ambiente festivo que lograron crear el Club Deportivo El Castillo y su colaborador, Run and Run, que ahora recoge el testigo como nuevo organizador de la Tragamillas. 

Jaime Fresno

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