El CUC Villalba gana ‘in extremis’ al Galapagar (2-1) y sale del descenso a cinco partidos del final

El CUC Villalba ganó al Galapagar por 2-1 y salió del descenso de forma meteórica, escalando de golpe cuatro posiciones tras una jornada redonda para sus intereses también en otros campos, y torcida, muy torcida para sus vecinos, que salieron de la Ciudad Deportiva a cuatro puntos del Torrejón tras encajar el gol de la derrota en el minuto 91, cuando estaban volcados en pos de un triunfo que era muy necesario para seguir la estela del ascenso. Entre Aitor Molina y Borja Pascual, dos de las debilidades de Javier Arroyo, gestaron un gol con mucha carga simbólica y de un enorme valor para el Villalba, que en dos partidos ha remontado cinco puntos de desventaja para volver a depender de sí mismo en la lucha por evitar el siniestro total que supondría el descenso a Primera Regional. La celebración del equipo, con jugadores y técnicos desatados en la pista de atletismo, reflejó no sólo la trascendencia del gol, sino los altos niveles de adrenalina que se llegaron a alcanzar en un derbi con alternativas, opciones en ambas áreas, polémica y mucha intensidad.

Gol de Cortijo y expulsión de Cani

El Villalba entró mejor al partido y golpeó en su primera llegada a la portería de Gonzalo, gracias a la calidad de Iván Cortijo. El veterano atacante estrenó su cuenta goleadora controlando en el área un balón que venía tocado de una falta al borde del área, quebró con clase a dos defensas y resolvió ante el portero con un remate certero en el área chica. El Galapagar protestó una posible mano de Cortijo tras el primer control, pero el tanto subió al marcador y penalizó la tibia salida al campo del Galapagar, al que le costó mucho entrar en el encuentro. El cuadro arlequinado lo fue haciendo progresivamente en la medida en que el Villalba se fue configurando para esperar atrás y buscar el contragolpe, pero su dominio territorial no le alcanzó para generar ocasiones en la meta de Martín Ferriz. Un disparo de Marcos Gil atajado con facilidad por el portero fue lo único reseñable, antes de que el Galapagar entrara en situación casi desesperada, cuando el colegiado Romero Sáez decidió expulsar, a instancias del juez de línea, al central Cani con roja directa por un supuesto codazo a un contrario en un forcejeo. Tras el lance, el Villalba estuvo cerca de ampliar su ventaja en una buena jugada de Carlos Guaje que no llegó a culminar Cortijo por centímetros, en la situación de gol más clara hasta el descanso.

Empate con suspense

Javier Arroyo resolvió en el descanso meter a Álex Arroyo en el ataque, en detrimento de un centrocampista como Gabi Pont, y el Galapagar volvió de vestuarios decidido a arriesgar en busca del empate. Fruto de ello, y tras una clara ocasión de Chele Cabrera, llegó el empate, obra de Arroyo en una acción muy confusa que dejó dudas razonables sobre si el gol debió subir al marcador: Nacho botó una falta desde la derecha que fue cabeceada por Arroyo hacia el segundo palo. El balón fue desviado por Martín al travesaño y, al caer, el guardameta volvió a sacarlo con la duda de si el esférico traspasó o no completamente la línea de gol. El tanto terminó subiendo al marcador entre las protestas locales y dio paso a la mejor fase del Galapagar, que se lanzó a por la victoria aun con la inferioridad numérica a cuestas. El grupo de Javier Arroyo aumentó la presión y sometió a su rival a un bombardeo de centros al área que el Villalba, muy tocado tras el empate, no pudo evitar. El Galapagar pudo culminar la remontada en dos acciones: la primera fue en un más que posible penalti por mano en el área que Romero Sáez dejó sin sancionar, por interpretarla como involuntaria; y la segunda llegó en un error de la zaga villalbina, que dejó un balón de gol en los pies de un Gabri que, solo ante Martín Ferriz, perdió el mano a mano con el portero cuando tenía la opción de servir en bandeja el gol a otro compañero que llegaba solo. Entre medias, el Villalba ya había encontrado los espacios necesarios para generar peligro al contragolpe, casi siempre por mediación de sus hombres de refresco: Borja Pascual no acertó con el gol en una situación de mano a mano con Gonzalo, Aarón estrelló un disparo en el palo y Gonzalo evitó con una gran parada el 2-1 cerca del final. 

Los jugadores del CUC Villalba, celebrando el decisivo gol de Aitor / Fotografías: Rafa Herrero

La sentencia de Aitor

La nitidez de esas ocasiones reveló lo que fue el partido en su recta final, cuando el Galapagar, totalmente volcado en busca del necesario triunfo que lo mantuviera en la estela del Torrejón, empezó a verse amenazado cada vez con más asiduidad a sus espaldas por un Villalba que terminó encontrando el gol de la victoria. Fue en el primer minuto del tiempo añadido, cuando Borja Pascual controló un balón en el balcón del área y vio la llegada por su izquierda de Aitor Molina, quien remató sobre la marcha para  colocar en un ángulo inalcanzable para Gonzalo el tanto del 2-1 que llevó el delirio a la Ciudad Deportiva. Como en Torrelodones, el extremo fue decisivo en la segunda victoria consecutiva de un equipo que ha utilizado los dos derbis para sumar seis puntos vitales y salir del pozo. Ahora tiene la sartén por el mango de cara a las cinco jornadas que restan. La otra cara de la moneda es el Galapagar, al que el Torrejón se le vuelve a ir a cuatro puntos más golaverage, y además siente el aliento de la Concepción y del emergente Alcobendas Levitt.  

David García: “Pedimos perdón al Galapagar por la celebración, pero tienen que entender que nos jugábamos la vida”

David García compareció exultante a la conclusión del partido, agradeciendo en primer lugar el apoyo recibido por los aficionados, “porque los hemos notado muy cerca”, antes de reconocer el sufrimiento para lograr la victoria: “No esperábamos menos, porque un derbi contra el Galapagar siempre es un derbi, y hasta el último minuto no hemos podido conseguir la victoria. Ha sido el mejor final posible”. El técnico amarillo hizo hincapié en las excepcionales circunstancias que rodean a su equipo, en plena lucha por eludir el descenso a una Primera Regional que no conoce desde hace casi tres décadas: “Después de toda la temporada que llevamos, con los chicos sufriendo todos los días la presión de jugar en este club, que es el referente de la Sierra y tiene una repercusión enorme, pues la verdad lo estamos pasando mal, porque la mayoría son niños: salvo Guaje, Cortijo y Martín, los demás son niños y, al final, eso se nota. Nos tiemblan las piernas a todos, pero bueno, al final lo importante es que viene el Galapagar, que es un espectáculo de equipo por cómo juega, compite y lucha cada balón, y los nuestros han estado a su altura y nos hemos llevado el partido”. 

David García terminó pidiendo disculpas al Galapagar por la celebración del gol decisivo de Aitor, “porque ha sido un poco fuera de lo que debe ser una celebración, nos hemos ido todos a la pista… Pero tienen que entender también que nos estamos jugando la vida. La verdad es que llevamos un mes con ocho o nueve bajas, y eso también nos ha lastrado, que mucha gente no lo sabe. Nos quedan cinco finales y hay que jugar todas como si nos fuera la vida en ello”. Lo siguiente para el CUC Villalba será visitar el próximo domingo al Coslada, en un partido históricamente complicado. Después pasarán por la Ciudad Deportiva otros dos candidatos al ascenso, como el Alcobendas Levitt y la AD Torrejón –en la penúltima jornada-, alternando con las visitas al Sporting Hortaleza y el Periso, éste un rival directo por la permanencia, que espera en el García de la Mata en la última jornada.

Aitor Molina: “Es mi gol más bonito, porque estos partidos los vivo como uno más; es mi club y es mi pueblo” 

Aitor Molina volvió a ser decisivo en una victoria del CUC Villalba, con su quinto gol en Liga, segundo consecutivo tras el anotado en Torrelodones. El joven extremo, que hasta hace unas semanas estaba provisionalmente apartado del equipo como medida disciplinaria, tras discutir durante un partido de entrenamiento en Hoyo de Manzanares con Juan Carlos Martín, el segundo entrenador, demostró su condición de jugador talismán con un tanto que puede tener un valor enorme en uno de los momentos más críticos de la historia del club. El jugador se mostró exultante y, en declaraciones al programa “Madrid al Tanto” de Onda Madrid, calificó el partido de “muy difícil”. “Han expulsado a Cani y, aún así, sabíamos que iba a ser complicado, porque el Galapagar es un equipo muy trabajado, con jugadores que llevan juntos mucho tiempo. Sinceramente creo que ha sido un partido muy luchado y que podía haber caído para cualquiera”. Sobre su tanto decisivo, explicó que “mi carrera es corta, tengo 20 añitos, pero es el gol más bonito que he metido, porque estos partidos los vivo como uno más, es mi pueblo, es mi club… Por suerte el tiro me ha salido al palo y ha sido gol. Otras muchas veces fallo, como es normal”. El hábil extremo avisó de que la lucha del Villalba no ha acabado: “Tenemos que seguir en la misma línea y hacer buena esta victoria en Coslada. Ya estamos pensando toda la plantilla en ese partido. Llevo tres años aquí y han sido de un continuo sufrimiento, partido tras partido te juegas la vida, pero vamos a tratar de quedar lo más arriba posible”.

Javier Arroyo: “Lo que ha hecho el equipo en la segunda parte ha sido espectacular” 

El entrenador del Galapagar admitió las dos caras ofrecidas por su equipo en la Ciudad Deportiva, una muy discreta en el arranque de partido, y otra muy buena en la segunda parte: “Hemos salido dormidos, ellos han salido mejor que nosotros porque se jugaban mucho, y además en un lance, quizás equivocado de mi jugador, nos hemos quedado con diez. Y en la segunda parte ha sido espectacular lo que ha hecho el equipo: hemos conseguido empatar, hemos creado cuatro o cinco ocasiones clarísimas, un penalti que yo creo que es mano clara y que no nos pitan…Y al final, pues Aitor hace un golazo cruzándosela a Gonzalo”.

Javier Arroyo volvió a destacar el empuje de la afición arlequinada y el sentimiento de que todo un pueblo está detrás del equipo, pero también dejó ver algo que viene repitiendo desde el año pasado, y es que el Galapagar está en la lucha por subir a Tercera División con menos herramientas que el resto de candidatos: “Hay una gran fuerza detrás, la ilusión de todo un pueblo, sabiendo las limitaciones que tenemos en relación a los equipazos con los que competimos. Lo hemos dicho en el descanso: hoy el partido era la vida. Ahora se nos quedan a cuatro puntos, matemáticamente es posible, pero está muy difícil. Nosotros con el empate no teníamos nada que perder, así que hemos jugado a tumba abierta, nos daba igual que nos metieran cinco porque teníamos que ganar sí o sí. Pero el fútbol es así: lo que hemos ganado otras veces en el minuto 91 ó 92, hoy lo hemos perdido”. Sobre los decisivos minutos finales, el técnico arlequinado recordó la especial crueldad de la jornada: “El Torrejón ganó el sábado –en el campo del Periso por 1-2- con un gol en el 88 y nosotros hoy perdemos en el 92. Esa diferencia es la que te hace estar a cuatro puntos o a uno”, lamentó. 

El Galapagar buscará lo que sería una remontada histórica hacia el ascenso en una recta  final con un calendario especialmente complicado: el domingo recibirá en El Chopo al Villanueva del Pardillo; en la siguiente jornada visitará al líder, la Escuela Moratalaz, en un partido que podría dar el ascenso a los madrileños en caso de victoria; y después volverá a casa para jugar ante el San Roque, antes de cerrar la Liga visitando a la Concepción y jugando contra el Aravaca en El Chopo. Arroyo dice que “no queda otra que salir a por los tres puntos desde el minuto uno, no nos podemos guardar nada. Sabemos que está muy difícil, tenemos que sumar de tres en tres y esperar a que pinche el Torrejón. Es complicado, pero hay que intentarlo”.

Jaime Fresno

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