Pablo Domínguez, un boxeador villalbino con la vista puesta en Tokio

Cuando entras en la escuela de deportes de contacto Animal Fight Center (AFC) de Collado Villalba lo primero que te quitas es el calzado de calle que lleves puesto y luego los tabúes que ha generado un deporte como el boxeo, una disciplina en la que destaca el villalbino Pablo Domínguez Sevillano, que a sus 22 años y en la categoría de peso pesado (entre 85 y 91 kilos) competirá el próximo sábado 23 de febrero en la Liga nacional. Lleva dedicándose al boxeo tan solo cuatro años –anteriormente había practicado Kung Fu- y en este tiempo ha logrado colgase la medalla de promesa de este deporte.

Ha participado en diez peleas. En 2018 se presentó por primera vez al Campeonato de Madrid en categoría Élite (a partir de cinco combates) y lo ganó, mientras que en el de España quedó tercero contra el rival canario Steven Diego Sampo Díaz -“muy bueno”-, una “espina” que espera sacarse en esta edición. Ambas actuaciones le valieron para que Rafael Lozano le convocase con la selección española y se lo llevase a Francia este pasado diciembre, donde “perdimos por decisión dividida”. Ahora, con la meta en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tiene por delante un año con los “clasificatorios del Campeonato de España, Europeo y del Mundo y si consigues ganar alguno de estos campeonatos, puedes ir a Japón. Me veo capaz, pero antes tienes que ser convocado por la selección y hacerlo bien”.

“Poco a poco, con esfuerzo hemos ido aumentando el nivel”. Pero nadie le ha regalado nada. Entrena cuatro horas cada día además de acudir al Centro de Alto Rendimiento una vez a la semana, muchas horas que tiene que comprimir en los 9 minutos que dura un combate de boxeo amateur. “Si quieres ser algo importante en el boxeo hay que sacrificarse de salir, fiestas… La gente no ve las carreras, ejercicios de fuerza explosiva, entrenamientos de dos horas, doblando sesiones… hay que entrenar mucho” y compaginarlo, además, con su trabajo de entrenador de boxeo y entrenamiento funcional en el polideportivo de Alpedrete-“acabé la carrera de CAFD (Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte); primer tópico, fuera-.

“La categoría de peso pesado de boxeo amateur ha cambiado mucho en los últimos años. Antes eran de 1,85 y regordetes; ahora hay más músculo y tenemos más altura. Mi próximo combate será con Elías Telemsani, de la selección catalana, un tío de 1,90, 91 kilos, con muy buena forma física y muy buena pegada; va ser complicado”.

 

Le sigue su hermano
Junto a Pablo entrena su hermano Javier, de 20 años, que compite en la categoría de peso libre (con 102 kilos). Javier cayó eliminado en semifinales en la edición del año pasado del campeonato madrileño contra Ayoub Ghadfa Drissi, “un rival muy bueno, humilde y con mucha clase, así que mi proyecto es clasificarme este año para Madrid”. En cuanto a la competición nacional –el año pasado asistió por la baja de Ghadfa Drissi y perdió en semifinales contra el balear Samuel López-, “si pudiéramos ganarlo, sería el año perfecto”.

Para ello, sigue la estela de horas de entrenamiento de Pablo. “Mario nos mete mucho físico; sabe que es la parte que a mí me cuesta, por lo que siempre está pendiente de mí, nos prepara entrenamientos personalizados. Hay mucha técnica en el boxeo. Si por la mañana es más físico, con más intensidad, por la tarde practicamos combinaciones nuevas, giros…”.
Javier reconoce que “como hermano pequeño te fijas en los pasos de tu hermano mayor y a él siempre le han encantado los deportes de contacto”. Un amigo le presentó a Mario y “probamos una mañana. Nos gustó tanto como llevó la clase y el nivel que exigía que nos quedamos con él”.

 

Fuera tabúes
“En la Sierra no es un deporte que esté de moda, pero últimamente hay más centros de boxeo. Le cuesta arrancar, pero poco a poco va aumentando la gente que lo practica, también niños”. En el propio AFC –único centro de estas características en la zona- imparten clases de boxeo infantil; “es más lúdico, sin contacto, para que aprendan los valores que tiene el boxeo. Aquí entrena gente de todas las edades”, y cada vez más mujeres –el día de la entrevista varias chicas entrenan en el centro junto a sus compañeros; más prejuicios que se caen-; “aquí los entrenamientos son mixtos. Es un deporte duro y exigente, pero que te pone en muy buena forma física”.

Sobre la fama que arrastra el boxeo, “no es un deporte que practique gente de clase alta, con mucho dinero; el boxeo lo practica gente de la calle, marginada, en exclusión social… eso trae consigo gente que no es deportista, que viene de la mafia… de ahí viene su mala imagen, pero gracias a escuelas como ésta y a gente como Mario, su director, alguien formado y que te cuida, hay que intentar cambiar la imagen que se tiene del boxeo”, dice Pablo Domínguez.

“Hay escuelas y formatos que potencian esa mala fama”, reconoce Alonso. “Nuestra escuela va por una rama más deportiva, en colaboración con el CSD, algo que no sea agresivo… Es un deporte de contacto igual que puede ser el judo, karate o taekwondo, a la hora competir hay contacto, pero a la hora de entrenar, no; depende de tus objetivos”.

 

Mario Alonso: “Para una escuela pequeña como ésta es muy bonito que salgan deportistas de alto rendimiento”

Para ayudarle a conseguirlo está Mario Alonso, su entrenador y alma de AFC –aunque ha sido jugador profesional de tenis-, abierta desde hace cuatro años con el objetivo de promover deportes de contacto como boxeo, grappling, taekwondo, judo, muay thai o MMA bajo el prisma familiar. “Es una escuela familiar, con amigos, hermanos… Se genera que haya niños, chicas, competidores de todas las edades. Los sábados vienen los papás con sus hijos a partir de los 4 años. La gente está cómoda; nunca se había visto haciendo estos deportes y se dan cuenta de que es divertido y les motiva”.

Sobre la progresión de Pablo asegura que “es un deportista de alto rendimiento y poco a poco y partiendo de la base de que es un chaval humilde y fiel a las raíces, algo muy complicado hoy en día con los chicos, ha ido superando etapas. Se ha medido con gente que tenía 60 combates y les ha ganado”.

“Para una escuela pequeña como ésta es muy bonito que nos salgan deportistas de alto rendimiento. El boxeo lleva muchos años instaurado en España y es complicado abrirte paso, hay muchos competidores”. También es difícil vivir del boxeo, solo lo logran aquellos que están becados por el Consejo Superior de Deportes (CSD) que viven en una residencia en Madrid y se dedican “en cuerpo y alma a un objetivo que ahora es Tokio 2020. Ahora Pablo tiene por delante de él a Enmanuel , un fichaje cubano. Es una competición en el equipo nacional entre ellos para ir a Tokio”.

 

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