Mariola Vargas, alcaldesa y candidata del PP: «Si no me gustase vivir en Collado Villalba, me habría ido»

Horas después de presentar la lista completa de nombres que espera la acompañen en un nuevo mandato -sería el cuarto de los populares de la localidad-, la actual regidora pasea por el monte co su perra 'Lola' mientras nos desvela algunos detalles de su vida privada.

¿Cómo son estos días?

Me encantan, a mí salir a la calle me gusta mucho.

¿Sale mucho por Villalba?

Sí, paseo mucho, constantemente. Siempre que voy a comprar aparco lejos para pasear por el pueblo y de incógnito, como me dicen muchos vecinos. Voy sola o con mi perra Lola, pero ella se pone muy nerviosa con la gente, entonces con ella paseo por el monte.

¿Ese es el ejercicio físico que hace?

Sí, y además desde que estuve enferma el año pasado -la operaron del colón y estuvo en la UCI varias semanas- me mandaron andar. Me levanto una hora antes para caminar, también en invierno y cuando llueve.

¿Es de esas personas que se obsesiona con contar los pasos?

Sí, tengo un mínimo establecido mandado por el cardiólogo. Bajé el riesgo cardiovascular porque fumaba y lo dejé; si encima lo complementaba haciendo deporte, que es andar porque el resto del ejercicio no me da tiempo, bajaba aún más. Y hago lo que me dicen los médicos, soy muy fan de ellos.

Pero usted es médico y sabía que fumar era malo…

Sí, empecé demasiado joven. De las mejores cosas que he hecho en mi vida ha sido dejar de fumar. No me costó porque cuando salí del hospital, pensé que si había conseguido no fumar en ese mes, que es el de la adicción física, lo dejaba. Hay veces que pienso, «fumaría», pero no lo voy a volver a hacer porque me siento libre. Yo no tosía, no levantaba mal pero entraba en un teatro y pensaba «¿dónde está la salida?» para fumar en el intermedio y ahora me da igual.

Entonces, ¿la ha cambiado lo que la ocurrió el año pasado?

Totalmente, mi vida ha cambiado radicalmente, el enfoque, la forma de pensar y sobre todo la forma de vivir. Yo me quitaba años, siempre cumplía 29. Mis amigos del Hospital de Majadahonda, que es donde empecé a ejercer, siempre se reían y desde que me pasó esto, me encanta cumplir años, es una señal de vida; la alternativa es estar muerto.

Siempre ha agradecido el trabajo de la sanidad pública.

La sanidad pública madrileña es excelente, estoy firmemente convencida de que así es. En mi caso, el cirujano Nacho Valverde del Hospital de Villalba me salvó la vida. Tuvo el talento de decidir volver a abrirme en el momento en el que había entrado en parada cardiaca, si decide esperar, me muero. Ese talento lo tenemos aquí, en el Hospital de Villalba. Si ya es un privilegio vivir en Villalba, desde que tenemos hospital, doble.

¿Hace cuánto tiempo que vive en Collado Villalba?

Casi 28 años. Vine porque mi suegro se quedó hemiplégico por un infarto cerebral que le dejó en silla de ruedas y aquí encontramos una casa de una planta para poderla compartir a un precio que podía pagar. Mi suegro vino y murió a los dos años en casa, que es lo que él quería.

¿Recomienda vivir a Villalba?

Totalmente, yo no me he vuelto a ir. Si no me hubiese gustado, me habría ido. Mis hijos ya son mayores -tiene una hija casada y dos hijos, el menor de 23 años-, pero la casa se me queda pequeña porque todos vienen aquí. Me gusta mucho vivir aquí, tenemos un conglomerado de cosas que la hacen muy atractiva. Cuando vienen mis amigas, lo primero que me dicen es que se duerme fenomenal, no hay un solo ruido, y eso, como es lo habitual, no lo valoramos. También se sorprenden de que se aparca en la puerta de casa. Mientras estaba en una ejecutiva del PP, una vecina de Las Suertes me llamó porque con las obras tenía que aparcar a 100 metros de su casa. Tenía al lado a Almeida (el alcalde de Madrid) y alucinó porque en Madrid eso es impensable y pagas un dineral por un garaje. Y luego la naturaleza del alrededor, para hacer un montón de planes en familia, y Madrid, a un paso. Está muy bien comunicada.

¿Y lo que menos la gusta del municipio?

Nunca he pensado qué no me gusta de Villalba, si no me gustase algo, me iría a otro sitio. Me hace mucha gracia aquellos que dicen que sienten Villalba pero viven fuera. El otro día me mandaron un video de un chico hondureño que no paraba de decir que aquí se vive muy bien y tenía muchas visualizaciones.

¿Qué relación tiene con las redes sociales?

Tengo una relación regular, soy la persona más acosada en redes sociales en Collado Villalba y por gente que no se atreve. Cuando uno tiene un problema personal con alguien o no le gusta algo, te lo dice a la cara y ya está, como se hacía antes, pero ahora tienen cara de gato, nombres raros… Y la Guardia Civil nos dijo que muchos tienen la misma IP, es decir, que son el mismo señor con diferentes perfiles. Mi vida es muy peculiar porque he sido médico en ejercicio hasta que fui político y la vida de médico es todo en silencio y de repente, aquí compras dos barras de pan y se entera media España y de los 70.000 vecinos, cada uno saca una versión diferente de por qué he comprado dos barras en ese establecimiento y a esa hora y qué vas a hacer con el pan.

¿Y usted compra el pan?

Sí, hago la compra habitualmente y tengo fiscalización absoluta de lo compro. El verano pasado mis hijos iban a hacer una barbacoa con amigos y me pidieron que les comprase cerveza. Ni se me ocurre llevar cerveza en el carro… Esa es la parte fea de esto.

¿En qué momento decide meterse en esto?

Yo no lo decido. Estaba pasando consulta en una residencia de ancianos y me llamó Carmen Rodríguez (que era la presidenta el PP villalbino en ese momento) como por estas fechas porque Julio Henche, que tenía que ser el candidato, se cayó de las listas porque metían a alguien que a él no le gustaba y me lo pidió por favor. No tenía ninguna vinculación con el PP, conocía a Carmen a nivel personal, nada que ver con la política. Y a los dos o tres días viene la Policía Local a mi casa, que sabían donde vivía porque habían venido a buscarme alguna vez por alguna emergencia médica, a traerme unos papeles para rellenar lo de la declaración de bienes. Ahí me entero que voy en el puesto 4 por el tema de la paridad; pensé que iba de relleno. Y empecé de concejal en la oposición con temas de sanidad. Como se estaba haciendo el Hospital, ahí me hice muy amiga de Lasquetty, que era el consejero de Sanidad.

¿Cómo se lo tomó su familia?

Son muy buenos, siempre han aceptado lo que yo decida. Me veían poco antes, por las guardias, así que ya estaban acostumbrados. Mi hijo pequeño, que era adolescente, me ha confesado que a veces ha sido duro ser el hijo de la alcaldesa.

Y desde 2007, ¿han cambiado mucho las cosas en política?

No tiene nada que ver. Por las redes sociales, pero sobre todo por las personas. El respeto a las instituciones se perdió en el momento en el que entró Podemos en la política. Y en el otro extremo está Vox. Esto no va de izquierdas o de derechas, son populistas y antisistema y quieren acabar con lo establecido. En mis primeros plenos, todo el mundo iba con corbata y traje, ahora aparecen con camisetas, algunas ofensivas. Estamos representando a un municipio en todos los momentos de tu vida.

¿Qué es lo peor de la política?

Las puñaladas que hay; dentro de tu propio partido y fuera. Hay mucho ego y ser el jefe de algo es complicado porque manejas emociones y siempre vas a hacer daño a alguien, pero tienes que seguir un objetivo que es más elevado que las emociones de los que conforman el proyecto. Aquí mandan los vecinos y sé que alguno de los que van en los primeros 13 puestos de mi lista sienten que deberían haber estado más arriba. Hay quien se lo toma bien y quien se lo toma mal. Esto es muy difícil.

¿Cual ha sido su momento más difícil como alcaldesa?

El día en el que cerré el Ayuntamiento por la pandemia y no quedaba nadie dentro.

¿Lo cerró físicamente usted?

Sí, fue horrible. Siempre que me había ido, quedaba alguien. Pensé «¿qué está pasando en este país?» A partir de ese momento teníamos que entrar por el garaje y un día oímos un pájaro que se había colado en el tejado; era el único que había. Recuerdo colarme en los entierros porque no iba nadie y como yo podía salir, me llamaban llorando para que fuera al entierro de sus familiares. Sobrecogedor, muy duro. Y luego Filomena… ¡Qué mandato! Ha sido muy difícil.

¿Hasta cuando va a continuar en política?

Hasta que quiera mi partido. Te das cuenta de que tienes la oportunidad de cambiar algunas cosas. En política local se ve lo que haces bien y también lo que haces mal, porque nos hemos equivocado muchas veces, cuando ocupas puestos de responsabilidad, te equivocas más; tus decisiones afectan a muchísimas personas. También te das cuenta de que entras al servicio de la sociedad en general y de los dirigentes de tu partido, que van marcando la tendencia de lo que hay que hacer.

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