El ex alcalde del PP de Collado Villalba, Agustín Juárez, a juicio por las presuntas irregularidades en los contratos a Cofely

El juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha enviado a juicio al ex alcalde del Partido Popular de Collado Villalba Agustín Juárez y a otras y a otras 36 personas por las presuntas irregularidades cometidas en la adjudicación de contratos públicos a la empresa Cofely, en el marco de esta pieza separada número 6 de la trama de corrupción ‘Púnica’.

En el caso concreto de Juárez, la investigación llevada a cabo afecta a los contratos adjudicados a Cofely en el Ayuntamiento de Collado Villalba por valor de 35.467.135 euros.

En una entrevista que concedía a AQUÍ EN LA SIERRA en noviembre de 2018, Agustín Juárez señalaba que todo había sido «una estafa programada».

En su auto de procesamiento, dictado el pasado mes de octubre, el instructor apuntaba a estas mismas 37 personas por un total de ocho delitos, entre los que se cuentan los de organización criminal; prevaricación y revelación de información reservada; tráfico de influencias; fraudes o cohecho.

El  último acto público al que ha asistido Juárez fue el pasado mes de mayo cuando los alcaldes de la democracia de Collado Villalba rindieron homenaje a la Piedra del Concejo.

Comisiones a cargo de contratos de eficiencia energética

García Castellón también ha enviado a juicio al constructor David Marjaliza así como a los ex alcaldes de Parla José María Fraile Campos; de Móstoles Daniel Ortiz Espejo; de Valdemoro José Carlos Boza Lechuga; de Moraleja de Enmedio Carlos Alberto Estrada Pita; de Torrejón de Velasco Gonzalo Cubas Navarro; de Serranillos del Valle Antonio Sánchez Fernández, y de Almendralejo José García Lobato.

Los negociadores Marjaliza y García Pérez, en contacto directo con alcaldes, ediles y técnicos, «se avinieron a adjudicar a Cofely los contratos de eficiencia energética a cambio de recibir comisiones«.

Juárez, durante un Pleno en el Ayuntamiento de Collado Villalba, en una imagen de archivo

Así las cosas, los investigados habrían diseñado un plan para recuperar el gasto que realizaban con los pagos de comisiones en perjuicio de los consistorios. García Castellón considera que ese plan preveía el reembolso de las dádivas a costa de posibles sobreprecios en los contratos de eficiencia, inflados con facturaciones de prestaciones ficticias o inexistentes de las sociedades instrumentales de Marjaliza que enmascaraban como gastos del contrato, «lo que no era más que los fondos comprometidos como comisiones». Para ello, siguiendo los propios protocolos de actuación comercial fijados por Cofely, idearon que el importe de las comisiones que les venía solicitado por cada Ayuntamiento se recogiese en el Plan de Negocio como un gasto más del contrato y así pasasen a formar parte de la oferta que la empresa, una vez aprobada por el COMEX, presentaba al Consistorio.

El Plan no fue viable

Los investigados añadieron un nuevo epígrafe al Plan de Negocio, que iba a recoger los gastos solicitados por el conseguidor para ganar la licitación pública, gastos que llamaron complemento de éxito. Como ese concepto delataba en parte la finalidad de dicho gasto, cambiaron su nombre por el de gestión del proyecto. Desde ese momento, los gastos comprometidos con los colaboradores para el pago a los alcaldes y funcionarios públicos se asentaron en los nuevos epígrafes creados.

Sin embargo, el auto reflejaba que, pese al esfuerzo de los investigados, el plan «no fue viable» en casi ninguno de los ayuntamientos, ni siquiera en aquellos que se contó con el acuerdo de los alcaldes y ediles. Se frustró, manifestaba el juez, por la situación de insolvencia y severa morosidad de la mayoría de los consistorios y los reparos de algunos de los interventores de las instituciones implicadas.

El escrito detallaba que los ayuntamientos que adjudicaron en 2012 y 2013 no pagaron casi ninguna de las facturas de Cofely, que sí facturó por los primeros servicios iniciales de prestación efectiva por sus propios equipos de trabajo, como la compra de energía. Por otro lado, los ayuntamientos que adjudicaron en 2014 se vieron afectados por la actuación del juzgado en la Operación Púnica, que «desactivó toda la organización criminal».

Los otros acusados

El titular del Juzgado Central de Instrucción Número 6 ha ordenado «investigar su situación y capacidad económica y hacer efectiva la indemnización que prudencialmente se estima que deba ser satisfecha a los perjudicados, en la cantidad de 300.000 euros respecto de la persona de David Marjaliza y de 6.000 euros respecto de los demás acusados».

Juárez, a su llegada al salón de plenos el día en el que presentó su dimisión

Asimismo, ha acordado el comiso de «las dádivas entregadas a las autoridades, funcionarios y colaboradores acusados y de las ganancias ilícitas obtenidas» por los mismos, entre las que identifica ya distintas cantidades que suman más de 1,6 millones de euros, siendo la más alta la de 813.018 euros por los importes objeto de blanqueo de capitales.

En concreto, la investigación llevada a cabo afecta a los contratos adjudicados a Cofely en los ayuntamientos de las localidades de Torrejón de Velasco (por valor de 4.111.395 euros); Moraleja de En Medio (2.862.975 euros); Parla (54.659.019 euros); Alcalá de Henares (11.847.479 euros); Valdemoro (50.280.748 euros); Collado Villalba (35.467.135 euros); Móstoles (60.449.119 euros) y Serranillos del Valle (4.205.589 euros), lo que eleva el total a casi 224 millones de euros.

García Castellón explicaba en dicho auto que entre 2012 y 2014, los investigados actuaron «como una presunta organización criminal con una planificación integral, con vocación de permanencia e interviniendo en varios ayuntamientos, con la aspiración y la mirada puesta en hacerse con más contratos de eficiencia energética en entidades locales u organismos, ofreciendo acuerdos de corrupción con las autoridades y técnicos que adjudicaban».

Una red de contactos

Así, y para darle una apariencia comercial estándar al acuerdo fraudulento que alcanzaron todos ellos, el director general de Cofely Maurice Didier Roger contrató a Marjaliza bajo la figura jurídica de asesor comercial. Todo ello, a sabiendas de que lo que se esperaba de Marjaliza era que utilizase en sus trabajos de asesor comercial la misma red de contactos e intermediación con alcaldes y concejales que venía utilizando de su etapa anterior de promotor urbanista.

El magistrado detallaba que la relación entre Cofely y el empresario se instrumentó a través de un contrato de asesoría comercial que fue suscrito el día 1 de mayo de 2012 por la mercantil. Por dicho contrato la empresa entregaba mensualmente al empresario una cuota fija de 1.500 euros al mes y una parte variable, según fueran las oportunidades de negocio y contratos que se obtenían, hasta un máximo de 155.000 euros.

«El éxito de los contratos conseguidos por Marjaliza llevó a Cofely a preparar un nuevo borrador de contrato reconociéndole para el año 2014-2015 unos honorarios con la posibilidad de unas cuotas variables por 5.500.000 euros, que las actuaciones judiciales del 27 de octubre de 2014 abortaron», señalaba el instructor.

En este sentido, exponía que la dirección jerárquica habría estado ejercida por Didier, considerado el «círculo 0», quien apoyaba las ofertas, las negociaciones de corrupción, los pagos directos por transferencias a las sociedades de Marjaliza. En la siguiente esfera el juez situaba al departamento comercial de Cofely dirigido por Constantino Álvarez, quien apoyaba las negociaciones de cohechos que instrumentaban Marjaliza y Pedro García Pérez, responsable de terciario de Mercado Publico del Departamento Comercial.

 

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