Carta abierta del Claustro y el Consejo Escolar del IES María Guerrero de Collado Villalba

En una carta abierta a las familias y a la Consejería de Educación, la totalidad del personal docente del IES María Guerrero de Collado Villalba y su Consejo Escolar denuncian la improvisación en las instrucciones y la falta de medios con que la Consejería de Educación los ha abocado a comenzar un curso académico marcado por la pandemia del Covid-19.

El profesorado del instituto reclama la incorporación inmediata de todo el personal prometido, así como la dotación urgente de medios informáticos e instalaciones con que responder a las necesidades surgidas con la pandemia. También plantean una reducción en los contenidos de las asignaturas acorde con la situación excepcional de este curso y el aumento del personal de Orientación.

Carta abierta a las familias y a la Consejería

«Con el cambio de hora se nos ha ido el mes de octubre, y en pocas semanas tendremos encima la primera evaluación. Sin embargo, en este curso no parece que hayamos salido de septiembre. Del profesorado prometido por la Comunidad de Madrid, el día 10 de octubre faltaban aún por incorporarse al centro 13 docentes, habiéndose perdido en el centro hasta ese día aproximadamente 260 horas de clase semanales. En esa fecha, aún había dos grupos que no tenían tutor (entre ellos un 1º de ESO). Tampoco han estado disponibles hasta últimos de octubre las aulas prefabricadas. Mientras las familias llamaban al centro exponiendo su desconcierto e indignación, los profesionales del centro nos hemos sentido solos, abandonados a nuestra suerte.

Nos duele también la sensación de abandono de las familias, y muy especialmente la de nuestro alumnado de 3º y 4º de la ESO, de Bachillerato y FP Básica, obligado a seguir la mitad de sus clases a distancia y con algunas asignaturas exclusivamente online. A solas muchas veces, sin acompañamiento adulto y con escasos recursos en ocasiones, han de conectarse a unas clases virtuales soportadas a menudo con “datos” y dispositivos propios del profesorado, dado que el IES no contaba con la infraestructura técnica necesaria para desarrollar cuatro de sus seis cursos en modalidad semipresencial.

Los institutos públicos no están autorizados para contratar profesorado por su cuenta, ni para realizar mejoras en infraestructuras sin el visto bueno (y la dotación económica) de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid. Por tanto, las actuaciones que hemos llevado a cabo en este curso, como ampliar la red wifi, o destinar un espacio del patio (concretamente el aparcamiento de bicicletas) para levantar un aula prefabricada, han requerido la aprobación y financiación de la Consejería, con la burocracia y tiempos que ello implica. Su falta de previsión ha pasado factura.

A primeros de julio, el equipo directivo envió a la Dirección de Área Territorial un escrito en que exponía las necesidades del centro, fruto de un concienzudo proceso de reflexión por parte de todo el claustro tras el trimestre en confinamiento. Pero las instrucciones de la Consejería de Educación en julio fueron rotundas; había que seguir como si nada hubiera pasado: sin reducción de ratios ni de temarios, sin presupuesto económico adicional y sin necesidad de hacer obras. Con estas enormes limitaciones, el equipo directivo estuvo trabajando todo el verano para hacer posible un comienzo de curso con un mínimo de garantías sanitarias.

El 26 de agosto este trabajo se echó por tierra. La Consejería de Educación prometió, en una nueva orden, aumento de profesorado, aulas prefabricadas y dispositivos móviles. En la primera semana de septiembre se nos informó del número de profesores con que contaríamos y de la instalación de dos aulas prefabricadas. Ello supuso deshacer lo hecho en verano y, en poco más de una semana, reorganizar un centro educativo de más de 1.000 alumnos y con grandes problemas de espacio. Las promesas han tardado mucho en hacerse realidad.  Pero además han sido insuficientes: una gran mayoría de los estudiantes de 3º, 4º ESO, Bachillerato y FP Básica se han visto condenados a la enseñanza semipresencial, y muchos grupos del centro han estado sin uno o varios profesores durante casi dos meses.

Esta pandemia no ha hecho sino visibilizar los recortes de años y años en la educación pública: masificación de las clases, abandono de las instalaciones, falta de nuevos centros públicos y reducción de las plantillas de profesorado. Esta situación es especialmente grave en la Comunidad de Madrid.

Aumento de las desigualdades y pérdida de calidad

Con esta carta queremos manifestar nuestra honda preocupación por el aumento de las desigualdades entre centros y entre familias con situaciones socioeconómicas diferentes, así como la pérdida de la calidad educativa causada por la enseñanza semipresencial. Dado que son muchos los aprendizajes que se van a quedar por el camino, los responsables políticos hubieran debido pronunciarse acerca de la reducción de los contenidos, especialmente inabarcables para los estudiantes de 2º de Bachillerato en las actuales circunstancias. 

Por todo ello, reclamamos de la Administración educativa medidas que ayuden a paliar el daño ya hecho:

1. Incorporación urgente del profesorado prometido, y una respuesta inmediata a las bajas que por enfermedad o cualquier otra circunstancia se vayan produciendo. Para el curso próximo debe contemplarse un aumento significativo de las plantillas docentes, a fin de poder reducir el número de estudiantes por aula.

2. Dotación de dispositivos móviles y conexión a internet tanto a los centros docentes como también, y sobre todo, al alumnado que carece de ellos.

3. Provisión de espacios educativos públicos acordes con las necesidades de la población escolar y dotación económica suficiente a los centros no solo para los gastos de mantenimiento, sino para acometer las reformas necesarias que garanticen infraestructuras dignas.

4. Reducción de los contenidos de las asignaturas a fin hacerlos compatibles con los ritmos de aprendizaje de chicas y chicos en este curso 2020-2021, como paso previo a una reforma curricular más profunda.

5. Incorporación de profesionales a los departamentos de Orientación que permitan atender al alumnado más vulnerable, tanto por razones socioeconómicas, académicas, de salud, etc.

6.- Aumento de los recursos que permita atender las importantes necesidades de los adolescentes que escapan al ámbito educativo. La pandemia y el confinamiento han aumentado los problemas de ansiedad, estrés y de integración en los alumnos. Así mismo, muchas familias han pasado a tener graves problemas económicos y, en algunos casos de convivencia familiar. La escuela, sin estos apoyos externos, no puede suplir las carencias que de ello se deriva.

7. En definitiva, una mirada atenta y profunda al sistema educativo que defienda los derechos de nuestro alumnado y la trascendencia de la educación pública como herramienta de progreso. Esta mirada debe traducirse en previsión y provisión, para que nunca más vuelva a darse una situación tan indigna, dura y caótica como la que hemos vivido desde el comienzo de este curso.

Para hacer esto efectivo necesitamos el apoyo y la movilización de toda la comunidad educativa y de la sociedad en su conjunto. No es solo el futuro de nuestro país lo que está en juego: es el presente de niñas, niños, adolescentes y jóvenes. No los abandonemos».

Claustro y Consejo Escolar del IES María Guerrero 

Collado Villalba

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