Cartas de los lectores.- «Cometas en la oscuridad»

«No elegimos quién queremos ser, más bien se nos deja al antojo de las circunstancias, al abandono de los impulsos primarios, cuyas sombras vuelven como reflejos perdidos por el camino desarrollado con la velocidad de una comprensión tardía. 

La sociedad postmoderna encauzada en satisfacer placeres efímeros no deja margen a la expresión individual, cuyo protagonismo incomoda. Por ende, aparecen grupos esporádicos como reflujo vital de unas expresiones necesarias que se convierten en las válvulas de escape y que nos aseguran la permanencia.

De ahí la lucha interina que no beneficia al progreso, como instrumento de avance hacia un bienestar general y que carezca de roces entre los individuos. La lucha por la supervivencia se reavive en etapas de la cúspide informacional y tecnológica precisamente porque se han abandonado, deliberadamente, los valores fundamentales de la cohesión interhumana con la ayuda del afán por la renovación a través de la acumulación continua en un mercantilismo devorador.

La humanidad, enfrentada a sí misma, se está condenando al paredón por la obstinación con la que se aleja de lo racional y lo elemental, cometiendo los mismos errores de un pasado que combate sin piedad ni cuartel.

Preguntas obvias que planean sobre las mentes confusas, pesan el doble sobre las conciencias que se los plantean. ¿Cuál será la nueva posición del individuo, el que permite formar la familia, célula de una sociedad que, hoy en día, se ausenta? ¿Daremos, de forma inconsciente, más protagonismo al clan, a la banda, o peor aún a los especuladores de todo tipo y que actúan desde la sombra? ¿Qué regeneración necesaria e imperiosa puede surgir de detrás de las cortinas hacia una libertad que todos anhelan ahora más que nunca?

El hecho de haber superado las vicisitudes de nuestra milenaria historia no nos provee de una sabiduría conseguida “a priori” y que se podría presumir, ya que la simple ostentación de estos logros no puede conllevar a la renuncia o la extinción de ejercitarlos.

De partícipe a profesor y de ahí a erudita. Pasos de gigantes junto a una humanidad en decadencia forzosa, obligada a permanecer encadenada en conceptos abstractos y absurdos cuando el único fin perseguido debería de ser el de tu propia inspiración por habitar la Tierra en consonancia con sus reglas, las que nos perduraran.

Algunos somos cometas en la oscuridad. Las cometas dejan rastro de fuego en su viaje meteórico pero, mientras lo hacen, iluminan de brillo el cielo y las miradas que, consigo, atraen.

Dimitrie Marinescu (San Lorenzo de El Escorial)

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