Cartas de los lectores.- «Los perros políticos»

Veraneo en la Sierra de Madrid desde hace muchos años, mucho antes de que fuera declarado Parque Nacional. Recuerdo perfectamente como los guardias forestales patrullaban y aseguraban que en la zona hubiera absoluto cumplimiento de las normas previstas. Me acuerdo de una noticia a este respecto, en la que se multó con una cifra bastante considerable a un señor por cazar un lagarto protegido que él solía cazar para comer. Finalmente fue indultado. Personalmente sufrí en mi infancia una reprimenda por parte de un guarda por estar en el río buscando una culebra.

De un tiempo a esta parte se ha tomado conciencia del cuidado y conservación de los espacios naturales. De hecho, muchos carteles anuncian una serie de normas a cumplir: fuego, acampar, silencio… En general, parece que todos estamos dispuestos a cumplirlas menos una: llevar los perros atados. Más del 90% de las personas que acuden al monte con su can lo llevan suelto sin preocuparles si el perro atacará a otros excursionistas , se saldrá del sendero o se comerá o destrozará cierta especie protegida producto de su curiosidad o instinto.

Si hay unas normas que cumplir, ¿por qué nos negamos a cumplir las que no nos interesan? Y si yo no quisiera cumplir la norma de acampar o hacer fuego, ¿por qué no lo puedo hacer? Hasta he visto el cartel de los perros atados tachado y rayado, supongo que por personas que se las dan de animalistas. ¿Y luego nos quejamos de los que no quieren cumplir la ley, de los presos políticos? ¿Usamos a nuestros animales para hacer política? ¿Son nuestros nuevos «perros políticos»? Vamos a ver si podemos pensar un poco antes de actuar como en el Oeste y cumplir las normas (nos gusten o no) o asumir las consecuencias de nuestro incumplimiento.

Alfonso Barcia

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