«Gurriatos debutantes» (sobre la candidatura frustrada de San Lorenzo 2.0)

Nunca me he metido en política; sin embargo un grupo de amigos con los que comparto los ideales de trabajar por tu propio pueblo con honradez e ilusión me llamaron hace poco para entrar en una candidatura municipal en las próximas elecciones del 26 de mayo, en un precioso e histórico pueblo de la Sierra de Madrid con algo mas de 18.000 habitantes.

No pude negarme cuando supe lo que querían hacer por y para el pueblo y accedí comprometiendo mi tiempo y esfuerzo. Inicialmente compartíamos la idea de no constituir un partido político sino una agrupación electoral independiente, que es la otra modalidad que la ley permite para presentar candidatura, además de la de partido político. Tras varias reuniones en las que intentamos aglutinar y plasmar sobre el papel las propuestas que cada uno tenía elaboramos nuestro programa electoral, y nos preparamos para superar la primera prueba: reunir 500 firmas entre las personas del pueblo (empadronados), con copia del DNi incluido, que nos avalaran para presentar nuestra candidatura por primera vez.

Candidatura provisional de San Lorenzo 2.0, posteriormente rechazada por la Junta Electoral

Nos pusimos en marcha cuando se abrió el plazo de presentación conscientes de que solo teníamos 20 días y que por medio pillaría la Semana Santa con la consiguiente disminución de población por vacaciones. Tampoco el tiempo nos acompañó y la lluvia hizo que las personas que se paraban a escucharnos por la calle firmaran de pie en condiciones adversas, no obstante reunimos 557 firmas para entregarlas a la secretaria del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial, convenientemente organizadas con su DNI al lado, para que certificara, como prevé la ley electoral, su validez y poder elevar nuestra propuesta de candidatura a la Junta Local Municipal para su aprobación.

La primera respuesta de la secretaria fue telefónica diciendo que nos faltaban 70 firmas, más tarde nos llegó una relación con 313 firmas que habían sido rechazadas: 241 de ellas porque su firma no era “idéntica” a la del DNI y 72 que no estaban empadronados, no eran de la UE o no acompañaban DNI. Superamos el desánimo que nos produjo tal rechazo masivo, sobre todo por desconfiar de las firmas que personalmente habíamos recogido cada uno y más aún sabiendo que las firmas con el paso del tiempo nunca son idénticas, y de nuevo salimos a la calle a buscar más firmas. Cuando tuvimos reunidas y organizadas otra vez con su DNI 320 firmas más volvimos a presentarlas a la misma persona. Un día después, justo el día que acababa el plazo, nos dijo por teléfono que no habíamos alcanzado el numero exigido por 7 firmas sin explicarnos quienes ni por qué habían sido rechazados, y la Junta Electoral nos ha dejado fuera.

No obstante no olvidaré la reacción de las personas por la calle, muchas de ellas desencantadas de la política, una me dijo que firmaba porque le parecía que yo era buena persona y se fiaba de mi, cuando les contábamos lo que queríamos hacer en el pueblo. Todas esas personas, familias enteras que se paraban a firmar dándonos su confianza, creían que podía haber mas oportunidad si se cambiaba a las personas que estaban porque ya habían demostrado durante cuatro años lo que podían hacer por el pueblo.

Por eso hoy me pregunto y quiero poner sobre el papel algunas dudas que sirvan de reflexión: ¿realmente estamos contribuyendo a tener una verdadera democracia manteniendo una Ley Electoral Municipal tan estricta que solo permite dos vías de legalización de firmas: el secretario del Ayuntamiento o un notario (que no está al alcance de cualquiera por cobrar por cada firma mas de seis euros en el mejor de los casos, además de hacer personarse a la gente en su despacho)? Una ley que tiene más de 35 años.

Por otra parte nadie pone en duda que las personas cuando trabajamos no sólo nos equivocamos, sino que pueden actuar de forma arbitraria, lo sabemos y a más de uno nos ha tocado comprobarlo en alguna ocasión. Entonces ¿Estamos dando igualdad de oportunidad a todas las personas como manda la Constitución? ¿O estamos haciendo la vista gorda a las arbitrariedades cayendo en la injusticia de instituciones que quizá mantengan en su seno a personas con mucho poder y con intereses creados para que nadie entre desde fuera que les pueda hacer perder su poder?

En el fondo tengo que confesar que me entristece pensar que por algo así la conciencia no deje conciliar el sueño a esa persona, sí es que tiene conciencia claro. Les aseguro que yo duermo con mi conciencia completamente tranquila. Estimados lectores, ahora sé por qué no me he metido nunca en política.

Pilar Bennacer González

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