Cartas de los lectores.- «El ocaso de la calle Pozas»

Creo que fue “El jovencito Frankenstein”, la disparatada comedia de Mel Brooks, la primera película que vi en el desaparecido Cine Variedades, que desde hace años espera una resurrección que no tiene pinta de llegar en el corto plazo. Recuerdo también el aperitivo en el bar que permanece cerrado desde hace años casi al llegar a la esquina de la calle de Las Pozas con Calvario, aunque el letrero ahí sigue, empeñado en subrayar que cualquier tiempo pasado en esta calle siempre fue mejor. Los pasteles de “La Cima”, las copas en el “1557”, una inmobiliaria, una zapatería, la sucursal de Caja Madrid antes del rescate de “Bankia”, un comercio que cerró, y otro, y uno más… 

El de la calle Pozas, llegando desde la llamada Cuesta de la Flor o desde el otro lado de la calle Calvario, era un recorrido que durante años hacía casi a diario. Ahora no tanto. Durante décadas, fue una de las principales arterias de San Lorenzo de El Escorial, con una importante actividad comercial -sobre todo en el tramo situado entre la parroquia y la pequeña callejuela de San Quintín-. Hoy, en cambio, un puñado de comercios lucha por sobrevivir en una zona degradada, plagada de pintadas, sucia, deteriorada, incluso víctima del trapicheo… Unos metros más allá, en la calle del Rey y la plaza de la Constitución, la cosa cambia, afortunadamente para bien. Conformarse con eso, sin embargo, sería tremendamente injusto con la imagen y la historia de San Lorenzo. Si nadie lo remedia, la vieja calle Pozas está condenada a empobrecerse aún más, y con ella un centro urbano que en buena medida vive de las rentas, pero que también necesita nuevos estímulos para afrontar el futuro, más aún cuando en los últimos años la actividad se ha desplazado al Zaburdón. 

La millonaria remodelación del antiguo Cuartel de Voluntarios (donde hace años estuvo el Hogar de Mayores) a través del Plan de Dinamización Turística parecía suponer un primer revulsivo, aunque han pasado los años y el edificio continúa a la espera de un proyecto que pueda crear aquí un nuevo foco de interés. Esto, unido a la actualización del Mercado Municipal (una joya arquitectónica a la que no se saca el partido que merecería) y el lanzamiento de una alternativa cultural y de ocio para el Variedades debería ser suficiente para devolver a esta calle parte de la actividad perdida. Quizá ahora que entramos en la campaña electoral aparezcan de nuevo las promesas, que en realidad llevan haciéndose desde hace años sin distinción de partidos, aunque la realidad, por desgracia, sea bien distinta. 

A. Navarro (San Lorenzo de El Escorial)

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