«La cocinera de Castamar»: Fernando J. Múñez presenta su primera novela en el escurialense palacio de El Campillo

El escritor Fernando J. Múñez, saludando a una cortesana a las puertas del palacio de Campillo / Fotografía: Rafa Herrero

Entre trajes de época y con el palacete de Campillo, en El Escorial, como escenario, se ha presentado hoy «La cocinera de Castamar» (Editorial Planeta), la primera novela de Fernando J. Múñez, en donde los sabores y aromas de la cocina se emplean como un sensual lenguaje secreto en una historia de amor prohibido, situada en el contexto de las luchas de poder en la sofisticada corte madrileña del siglo XVIII. Un libro escrito bajo una mirada que, dice el autor, ha intentado que fuera feminista para reflejar la opresión que vivían las mujeres.

Títulos como «Las amistades peligrosas» de Choderlos de Laclos , además de las obras de Jane Austen, son los referentes de Fernando J. Múñez , según ha explicado el autor en la presentación de esta obra publicada por Planeta sobre intrigas políticas y amores imposibles en la España de Felipe V. Una presentación que ha tenido lugar en la finca escurialense de El Campillo, históricamente vinculada a la realeza, siendo utilizada como pabellón de caza por Felipe II.

Una historia protagonizada por Clara Belmonte, una joven ilustrada hija de un médico fallecido que, abocada a la pobreza, entrará como oficial de cocina en la casa del Duque de Castamar. Y Clara tiene un don, que es convertir cualquier alimento en un manjar exquisito. Entre el duque y la cocinera se establece un diálogo sensorial y emocional a través de la comida en un entorno de en el que la Ilustración se va abriendo paso a través del peso de normas anquilosadas.

Porque en la casa del duque hasta el ama de llaves es clasista, subrayó el autor, que ha querido reflejar el mundo de la mujer de la época en una sociedad tremendamente jerarquizada. Las mujeres estaban oprimidas, incluso si pertenecían a la clase alta o a la nobleza , señala el escritor: «Quería mostrar cómo se enfrentaban al mundo patriarcal que lo invadía todo cuando su papel era servir al hombre, ya fuera como esposa, hija o madre».

Clara Belmonte padece agarofobia, un recurso que el autor ha utilizado para hacer que su mundo fuera la cocina y su lenguaje y su forma de comunicarse con el exterior lo constituyeran las recetas. Porque quería que su novela transmitiera esos sabores y olores de recetas de la época que ha investigado para la trama y que ha usado para definir a los capas de la sociedad a través de lo que comen.

Son recetas reales de documentos del siglo XVIII y que van desde los platos más convencionales que alimentaban a las clases bajas hasta los más sofisticados de la corte, todos ellos descritos para «crear emociones», aseguró Fernando J.Múñez.

El autor, durante la presentación de su primera novela / R. Herrero
Send this to a friend