El Galapagar tira de oficio para acabar con una hora de buen fútbol del CUC Villalba (1-0)

El Galapagar terminó por llevarse el derbi poniendo el fútbol eficaz, ante un CUC Villalba que puso la plasticidad y estuvo a punto de salir de El Chopo fortalecido por la consecución de uno o tres puntos de ley. Durante una hora larga, el grupo que ahora dirige David García Aguilar tuvo fútbol e intensidad, además de alma y amor propio en los 95 minutos largos que duró el derbi. Mas no le fue suficiente, porque a día de hoy es un equipo al que desangran sus errores defensivos y una falta de gol cuya media redondeó en Galapagar; sale a medio por partido.

Para reflejar lo primero está el gol que decidió el derbi a 13 minutos del final, de nuevo procedente de un centro lateral: Quique Casado emuló al ausente Nacho Martín y puso un tiro de esquina con efecto hacia afuera que cazó al vuelo Jaime Cid. El cabezazo del central, picado abajo, venció a Martín Ferriz por su palo izquierdo, pese a que el portero llegó a tocar el balón. Nadie de la zaga villalbina detectó la entrada desde atrás del ex villalbino y la desatención acabó por costarle el partido al Unión –que no Ceucé, terminología que atenta contra la propia esencia del club que unió los equipos de Villalba Pueblo y de la Estación en 1973 y que, curiosamente, cuenta con la aquiescencia general-.

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Imagen del derbi Galapagar-CUC Villalba, disputado este domingo en El Chopo / Fotografías: Rafa Herrero

Hay razones futbolísticas para pensar que el CUC Villalba no mereció tal castigo, pero también existió una de peso para pensar que sí: el gol. El Villalba fue mejor que el Galapagar durante largo rato, pero su caudal ofensivo careció de remates definitivos: un tiro de Gallego, que fue manso a las manos de Gonzalo, una subida del central para peinar un cabezazo que se marchó fuera, y  cuatro o cinco transiciones que murieron sin encontrar rematador alguno, la mayoría en unos últimos 15 minutos de la primera parte en los que el Galapagar habría ido a la lona ante otro equipo con más diente. Y ya al final, con los arlequinados defendiendo el tesoro del 1-0, llegaron otras dos ocasiones aún más claras, pero nadie llegó a un servicio de gol de Borja Pascual desde la derecha, y Raúl se topó con Gonzalo tras una buena colada de Guaje por la izquierda. El Villalba amagó y el Galapagar golpeó, por todo reflejo de los 15 puntos que separaban a ambos antes del partido. Quedó claro que esa distancia es más achacable al contraste de proyectos, uno estable y otro sujeto a la volatilidad, que a razones de diferencias de calidad entre plantillas.

David García, que por encima de otras consideraciones es un motivador nato, planteó un partido valiente, buscando la presión alta y soltando hasta cuatro jugadores para el ataque: Aitor, Aarón y Guaje, con Borja Pascual de lanzador. Para ello fue clave el sostén de Bassim entre ellos y la defensa. Con el 6 cortando el juego entre líneas de Casado y dando un cursillo en el pivote, el CUC Villalba dejó en nada el desfase clasificatorio y dominó en todos los órdenes del juego: empezó por igualar la intensidad del Galapagar, al que dejó sin su planeado arreón inicial, y manejó mucho mejor la pelota, hizo suyos los rechaces y, cuando no, ganó los balones divididos. Por supuesto, no se arrugó a la hora de meter la pierna, en un campo que propicia el fútbol de contacto y que exige mucha precisión para elaborar juego al toque. Es decir, un escenario casi en las Antípodas de su Ciudad Deportiva. A partir de su medio campo, con Bassim y Borja Pascual jugando probablemente sus mejores minutos del curso, obligó al Galapagar a jugar en largo hacia los costados y le hizo parecer incapaz con el balón. Determinadas fases de la primera parte recordaron al derbi de hace cuatro temporadas, cuando el Villalba se sobrepuso a un gol en frío con una sinfonía de triangulaciones.

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Sin embargo, y aun persiguiendo sombras por momentos, el equipo de Javier Arroyo supo sufrir sin el balón y mostró más picante arriba: el balón parado le dio un remate franco a Hugo que sacó Martín en dos tiempos, una internada de Gabri fue abortada por Aitor casi cuando se cantaba el gol del lateral, y una salida en falso del guardameta villalbino a punto estuvo de ser aprovechada por Rodrigo en la última acción de la primera parte. Es decir, tres ocasiones de gol en una muy discreta primera parte local.

El segundo tiempo empezó acentuando esa sensación, cuando Borja Pascual, omnipresente, se sacó un disparo seco y raso desde la frontal que se fue lamiendo el palo izquierdo de Gonzalo. Nada hacía presagiar que ese remate marcaría el declive del  Villalba en el partido. Paulatinamente, el Galapagar fue creciendo en la medida en que el cansancio fue abriendo los espacios, algo de lo que se benefició Casado, hasta ese momento encarcelado por un Bassim que estuvo imperial al corte. El enganche empezó a trazar varios contragolpes que retrataron la fatiga del Villalba en los balances defensivos, algo que había detectado David García cuando hizo debutar a Tomás con media hora por delante, aun a riesgo de que la falta de ritmo del centrocampista quedara en evidencia. Pero para entonces Casado ya pisaba el terreno adecuado, y el Galapagar empezó a generar ocasiones con regularidad. Antes del gol, un duro disparo de Hugo obligó a Martín Ferriz a parar en dos tiempos, una falta botada por el ex canterano villalbino acabó en un cabezazo de Justel que se fue rozando el larguero. Y en la más clara, de nuevo Casado dejó solo a Hugo, al que se le bajó la persiana ante Martín.

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Viendo la fractura en el medio, Javier Arroyo dio una vuelta de tuerca más, ya la definitiva, cuando dio entrada a Chele Cabrera y a Kiki, dos teóricos titulares. El extremo se ubicó esta vez en la derecha, y encadenó dos acciones de gol. En la primera, puso un centro combado que Rodrigo Penabella cabeceó fuera por poco; en la segunda, provocó el córner del gol. Tras él, el entrenador guardó la ropa metiendo a Caco por Casado y le dio un segundo aire al Villalba. Le hubiera costado muy caro de no ser por la eterna pelea amarilla con el gol, en una tarde de niebla en la que el Villalba quizá haya empezado a ver las cosas más claras diga lo que diga su último puesto. Más arriba, el Galapagar ya está en la segunda posición y de nuevo con licencia para soñar a la vuelta del puente, cuando encare al Villanueva del Pardillo y al líder, la Escuela Moratalaz.

CD GALAPAGAR: Gonzalo; Gabri, Jaime, Justel, Keko (Kiki, 69’); Greci, Gabi Pont (Chele Cabrera, 69’); Marcos Gil, Quique Casado (Caco, 87’), Hugo; y Rodrigo Penabella (Arroyo, 80’)

CUC VILLALBA: Martín Ferriz; Raúl, Gallego, Nacho Sanz, Mario; Bassim; Borja Pascual, Óscar (Tomás, 64’); Aitor (Chema, 82’), Carlos Guaje y Aarón (Adrián, 82’)

ÁRBITRO: Guijarro Paniagua (3). Debutante en Preferente, cuajó una buena actuación en líneas generales. Tarjetas amarillas a los galapagueños Keko, Justel y Gabri; y a los villalbinos Bassim y Nacho Sanz.

GOLES: 1-0 (77’). Córner botado desde la derecha por Quique Casado y cabezazo picado abajo de Jaime Cid entrando desde atrás sin oposición.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la duodécima jornada de Liga en el Grupo 1 de Preferente. Decepcionante entrada en El Chopo, con algo menos de 400 espectadores. El acto de la foto oficial de los equipos del CD Galapagar, programado a las dos de la tarde, restó afluencia de público, en un partido presidido por el frío y la niebla en la segunda parte.

Jaime Fresno

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