Conocer la Sierra… a ritmo de burro

Un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en el banco en el que llevaba trabajando 25 años cambió la vida de Casimiro Rodríguez, dejando la oficina de la madrileña plaza de Colón por un pequeño proyecto de ecoturismo en Robledondo, uno de los núcleos de población de Santa María de la Alameda, que tiene poco más de 200 habitantes. Desde aquí propone disfrutar de la naturaleza a otro ritmo, el de sus burros, en unas rutas por la montaña que permiten “cargar sacos de calma y relax, para cuando nos ataquen los nervios y el estrés”. “Entonces ya tenía dos, Rita y Pocho, así que pensé en comprar más y montar esto”, explica Casimiro mientras damos cuenta de un queso de leche cruda de oveja que ha elaborado él mismo. Así nació hace tres años -no podía llamarse de otra manera- “A ritmo de burro”.

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Un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en el banco en el que llevaba trabajando 25 años cambió la vida de Casimiro Rodríguez, dejando la oficina de la madrileña plaza de Colón por un pequeño proyecto de ecoturismo en Robledondo, uno de los núcleos de población de Santa María de la Alameda, que tiene poco más de 200 habitantes. Desde aquí propone disfrutar de la naturaleza a otro ritmo, el de sus burros, en unas rutas por la montaña que permiten “cargar sacos de calma y relax, para cuando nos ataquen los nervios y el estrés”. “Entonces ya tenía dos, Rita y Pocho, así que pensé en comprar más y montar esto”, explica Casimiro mientras damos cuenta de un queso de leche cruda de oveja que ha elaborado él mismo. Así nació hace tres años -no podía llamarse de otra manera- “A ritmo de burro”.

Rutas personales

“Son de la variedad zamorano-leonesa, que tienen unos papeles que ríete tú del DNI. Es una raza que se extingue, y yo tengo cinco hembras en edad de reproducirse, porque la más vieja tiene 10 años. Casi estoy como el medio salvador de la especie, de manera que mi idea es criar uno o dos buches al año. Pero como negocio no lo quiero expandir más, porque además las rutas no mezclan nunca gente. Si viene una persona, pues una; y si me llaman otras cinco para ese día, aunque tenga cinco burros disponibles, solo salgo con esa persona que llamó antes, aunque económicamente es infinitamente peor. Pero ahora mismo el tema del dinero no es lo más importante: lo importante es vivir y ver que la gente disfruta, porque de hecho todo el mundo repite”, señala.

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Rita, Pocho y los demás

A Rita y Pocho se unieron luego Flor, Juanita, Dulcinea y Dora la Exploradora, la más joven, a cuyos lomos se puede disfrutar de distintas rutas por el entorno: la de los piornos, la de pinarejo, a la cascada del hornillo, hasta la cima de Abantos, por las pozas de la Sierra o incluso para tomar el aperitivo en Peguerinos, Santa María Pueblo o el barrio de la Estación. Sobre todo acuden familias, pero también grupos de adultos para pasar una jornada entera en el campo. “Y muchos franceses, que son unos apasionados de los burros”, apunta Casimiro, subrayando que “la prioridad es el bienestar del animal; si hacemos una ruta de un día, cada dos horas se para. De verdad, estoy enamorado del ritmo de los burros, es todo lo contrario que esa forma de vivir tan acelerada a la que nos hemos acostumbrado. Hay gente que no se hace, y eso es porque viene con el ritmo de Madrid y no lo suelta. Aquí hay que dejarse llevar por esa cadencia tan lenta, es un paseo súper relejante, muy zen”.

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Los seis asnos -que pronto serán más, ya que dos de las hembras están preñadas-, son bien conocidos en Robledondo, donde en 2017 participaron en la Cabalgata de Reyes (este año se desplazaron hasta Pozuelo de Alarcón) y muchos de sus habitantes los reclaman para limpiar las fincas. “El burro acaba con todo, es el mayor desbrozador. Como herramienta contra incendios es de lo mejor que hay, porque es difícil encontrar un animal que limpie tanto. Es un uso que se le podría dar, además de que es muy bueno para guardar el ganado”.

Duro como él solo

Con inmerecida fama de tercos y poco inteligentes, Casimiro no se cansa de glosar sus virtudes: “Estos animales son muy fuertes; es como moverse con una C15, que no se rompe de ninguna manera, o tener un todoterreno moderno de gasolina, que al final cada dos por tres está en el taller. El burro es la C15, que para un viaje por carretera no te vale, porque no corre, pero es duro como él solo: come mucho menos que un caballo, tiene la décima parte de enfermedades y es muy noble y tranquilo. Hay un dicho que afirma que los burros y las cabras son los animales más tontos del mundo, porque el burro teniendo hierba, se come los cardos, y la cabra teniendo campo se duerme en las piedras; pero eso precisamente es lo que les ha salvado la vida a los dos. Todo lo que nadie quiere, le vale al burro. Y con las cabras igual: duermen en lo alto de las piedras, pero cuando viene el lobo, a quien se come es a la oveja, que está tan tranquila en el suelo”.

Una ruta circular de dos semanas para acercarse a las joyas de la Sierra Oeste

El próximo 2 de abril (inicialmente estaba previsto que fuese este lunes 5 de marzo, aunque la previsión de lluvia haya hecho que se aplace hasta después de Semana Santa), Casimiro Rodríguez iniciará con tres de sus burros una ruta circular por los 19 municipios de la Sierra Oeste, saliendo de Robledondo (Santa María de la Alameda) para pasar por Zarzalejo, Fresnedillas de la Oliva, Navalagamella, Colmenar del Arroyo, Chapinería, Villanueva de Perales, Villamantilla, Villamanta, Aldea del Fresno, Villa del Prado, Cadalso de los Vidrios, Cenicientos, Rozas de Puerto Real, San Martín de Valdeiglesias, Pelayos de la Presa, Navas del Rey, Robledo de Chavela y Valdemaqueda.

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Serán en total unas dos semanas, “en jornadas de no más de 20-25 kilómetros; como poco son 10 días, según influya la meteorología. No llevo prisa, porque a ritmo de burro es eso mismo, con todas las letras”. “He pedido colaboración a los ayuntamientos, para que me buscasen un sitio pequeño para los animales y me facilitasen una alpaca de paja y un poco de pienso, además de que me indiquen los caminos que consideren más interesantes por sus características medioambientales y paisajísticas. Y también les he ofrecido que por la mañana, antes de salir, hago una parada en el colegio y doy una charla a los niños sobre la historia y los valores del burro, y también sobre la Sierra Oeste”, explica Casimiro.

La gran desconocida

Asegura que esta zona de la región “es la gran desconocida, y eso que está a tiro de piedra de Madrid”. “Tenemos unos atractivos increíbles. En la Sierra Oeste están las mayores joyas ornitológicas que hay en España: el águila imperial, el águila perdicera, la cigüeña negra, el buitre negro… También fuimos con Juan Carlos, del Espíritu del Bosque, los primeros que filmamos al lobo con una cámara de fototrampeo que colocamos en una tejonera. Sabíamos que estaba por aquí, pero nadie lo había conseguido ver hasta entonces. Hay que buscar una evolución razonable y que la gente conozca esta comarca”, concluía este serrano de adopción.

Enrique Peñas / Fotografías: Rafa Herrero

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