Así es el Galapagar que, según Cambiemos, se encontrarán Pablo Iglesias e Irene Montero: de la «mala comunicación» a la «falta de vivienda social»

Una semana después de que se hiciese pública la compra por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero de un chalet en La Navata por más de 600.000 euros, y mientras esta semana se iniciaba la votación del referéndum sobre la continuidad de ambos al frente de Podemos, Cambiemos Galapagar -formación que integra a Podemos y a independientes, contando con tres concejales en el Ayuntamiento- ha hecho público un comunicado en el que, en primer lugar, critica la actitud de los «medios de comunicación más amarillistas», de los que dice que «han acudido en masa para intentar arrancar alguna declaración en contra de los nuevos vecinos, mientras que grupos ultraderechistas han puesto provocadoras pancartas y banderas en el frente de la casa». 

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A continuación, Cambiemos señala que Galapagar tiene un PIB «muy inferior» al de otros municipios de la Sierra, pese a lo que se ha presentado La Navata «como una zona de lujo y mansiones». «Pareciera haberse transformado en cuestión de días en La Moraleja 2. Algunos vecinos ya especulan que con la falsa imagen que se está trasladando pronto van a empezar a subir los precios de las propiedades y se va a crear una burbuja inmobiliaria local», añaden.

Frente a las declaraciones realizadas por el alcalde, Daniel Pérez Muñoz, afirmando que no le extrañaba la elección de Galapagar por parte de Iglesias y Montero, recordando en este sentido las nuevas infraestructuras que se han creado en los últimos años (Centro de Salud, Escuela Infantil en La Navata, Biblioteca o nueva Casa del Mayor), además de hacer referencia a los buenos niveles de seguridad y a las bajadas impositivas aplicadas, Cambiemos ha dibujado en panorama bien distinto, empezando por el centro de la localidad, del que aseguran que «se ha construido de manera abigarrada, con arbitrariedad caciquil y poco funcional, por lo que sus calles son un laberinto para coches y peatones». «Aceras estrechas y llenas de obstáculos, pisos de alturas ilegales convierten la movilidad por el pueblo en una pesadilla», manifiesta este grupo.

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Raquel Almendros, de Cambiemos Galapagar, durante un Pleno / R. Herrero

En cuanto al resto de núcleos urbanos, entre ellos La Navata -donde también vive Carolina Bescansa, una de las fundadoras de Podemos-, Cambiemos mantiene que «a menudo» cuentan con «muy mala comunicación entre ellos y presentan deficiencias de atención en los servicios básicos por parte del Ayuntamiento». En este sentido, la formación local vinculada a Podemos señala que «si Pablo Iglesias o Irene Montero quisieran ir a comprar el pan desde la zona donde está su vivienda al centro de pueblo, distante a unos tres kilómetros, se encontrarán con las limitaciones de horarios de los autobuses que la conectan, o, si quieren ir en automóvil, tendrán que sacar un ticket y pagar por dejar el coche en el pueblo, nada más y nada menos que 1 euro la hora en zona azul».

Cuestionan también que el municipio siga contando con unas normas urbanísticas «de la época franquista» y denuncian «la terrible contaminación del río Guadarrama» a su paso por La Navata, «a unos cientos de metros del chalet».

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Imágenes de la vivienda que Pablo Iglesias e Irene Montero han adquirido en el Paseo de Riomonte

En cuanto a la situación política, acusan al Gobierno del PP (grupo que cuenta con diez ediles, frente a los tres de Cambiemos, otros tantos del PSOE y tres más de Ciudadanos, además de uno de Izquierda Unida-En Común y una concejala no adscrita) de «impedir sistemáticamente la votación de cualquier tipo de enmienda, incluidas las de los Presupuestos», lamentando también la falta de espacio y recursos para el trabajo de los representantes de la oposición. «Los concejales solo perciben como remuneración 120 euros mensuales por preparar y asistir al Pleno, a diferencia de otros municipios en los que sí tienen asignado un salario», añadieron.

A juicio de Cambiemos Galapagar, el Ejecutivo ha mostrado durante esta legislatura una «nula preocupación por el bienestar de los vecinos», haciendo referencia a la falta de inversión social en los presupuestos, así como a la solicitud del traslado de «la mitad de la plantilla de la Policía por las malas condiciones laborales». La falta de una piscina de verano, la «peligrosidad del gas radón», el déficit de vivienda social o la forma integrar a los miles de inmigrantes son otras de las cuestiones que enumera este partido, para el que «las galapagueñas y galapagueños podrán tener o no su opinión sobre la polémica abierta sobre la compra del chalet; en el pueblo los comentarios durarán todavía unos días, pero no es esa su preocupación en cuanto a la vida en este municipio».

Por su parte, el círculo de Podemos en Galapagar ha calificado como «despreciable» el «acoso y señalamiento» contra el secretario general de la formación, Pablo Iglesias, y la portavoz en el Congreso de los Diputados, Irene Montero. «El legítimo escrutinio público de la labor de un cargo político y su crítica no justifica el traspaso gratuito del derecho a la intimidad y el acoso permanente. Nos parece despreciable el espectáculo descarnado que estos días está dando el amarillismo y la extrema derecha. Las pancartas racistas y quienes las colocan no son bienvenidos a nuestro municipio», señalan en un comunicado.

«Lo sucedido estos días evidencia que el grado de exigencia ética con los dirigentes de Podemos es de una magnitud muy superior al que se le aplica al resto de los partidos. Nos gratifica, ya que lleva implícito un reconocimiento por parte de nuestros rivales políticos a la calidad ética del partido», añaden.

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