El Ayuntamiento de Valdemorillo hace un llamamiento a la concienciación vecinal para lograr, entre todos, un municipio libre de pintadas

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El edificio María Giralt, en el que se ubican entre otras dependencias el servicio de Biblioteca, los departamentos de Festejos y  Desarrollo Local y las aulas de Educación de Adultos, así como el Juzgado de Paz, ha sido uno de los blancos de los pintadas que días atrás se registraron tanto en fachadas, en concreto en la parte superior de las citadas instalaciones, como en otro espacios y elementos públicos como puertas y las baldosas del propio pavimento que se localiza en zona peatonal en pleno casco, más en concreto en las escaleras de acceso a la Casa de Cultura y el ya indicado inmueble también de titularidad municipal situado en el número 53 de la calle de La Paz.

Por ello, para poner fin a este tipo de comportamientos, “de carácter marcadamente vandálico y que no reportan nada más que el correspondiente daño en la imagen urbana de esta Villa”, desde el Ayuntamiento de Valdemorillo se quiere hacer un nuevo llamamiento  a la concienciación vecinal, tratando de despertar así “una mayor implicación de todos” a la hora de asegurar el cuidado y mantenimiento que merece el mobiliario urbano en su conjunto, eliminando los molestos trazos que ensucian papeleras, farolas, vallas y, en general, paredes, marquesinas y quioscos, entre otros puntos del viario.

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Precisamente la prohibición de fijar carteles y de realizar inscripciones en todo este tipo de equipamientos y elementos está a recogida desde hace casi dos décadas en la correspondiente Ordenanza general de Protección al Medio Ambiente, que fue publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid en noviembre de 2001. De hecho, en su articulado queda expresado también el carácter punible que puede imputarse a la ejecución de pintadas, llegando a catalogarse de faltas graves, por cuya comisión cabe sancionar con la imposición de multas en metálico que, traducidas ya en euros, pueden alcanzar una cuanta que oscila entre los 600 y los 30.000 euros, extremo que queda indicado en el artículo 104, apartado c, y en el 105 b de la citada ordenanza.

En este sentido, buscando poner fin a este tipo de comportamientos del todo improcedentes, que sólo provocan daño visual y el consiguiente deterioro de la estampa urbana, desde la Concejalía de Educación y Cultura, y con el ánimo de actuar en colaboración con el resto de áreas a las que compete la limpieza y cuidado del medio, se apuesta por lanzar esta nueva llamada a la comprensión, buscando sumar la colaboración de los vecinos a la hora de poner freno a situaciones como la registrada con la pintadas registradas la pasada semana. Se trata, en definitiva, de cooperar para evitar lo costes que acarrea a las arcas municipales la eliminación de tales pintadas, y conseguir, por el contrario, que esta sea una población libre de este tipo de actuaciones “que desde luego dicen bien poco de sus autores”.

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