Martín Escudero se lleva la tarde en la segunda de Valdemorillo, cortando una oreja ante una seria y deslucida corrida de López Gibaja

Plaza de toros de “La Candelaria” 2ª de Feria. Media entrada. Toros de López Gibaja, imponentes de presencia, grandes, serios y con mucho remate. Deslucidos y de mala condición por su genio y falta de entrega. El 6º fue el más noble, mientras duró. Cristian Escribano, ovación con saludos y ovación con saludos; Martín Escudero, oreja y ovación con saludos; y Posada de Maravillas, pitos y palmas. Bien picando Jesús Vicente y Joaquín Sevillano, y con los palos Tito, que se desmonteró.

MartínEscudero

Martín Escudero se llevó la tarde en la segunda de Valdemorillo. Independientemente de que paseó la única oreja del festejo, gustó mucho por su concepto y el valor sereno que atesora. La corrida de toros de López Gibaja fue tremendamente seria y cuajada, bien armada, pero de un juego muy pobre por el mucho genio que sacó, su feo estilo y por las complicaciones que derivó. Una papeleta muy gorda para los tres toreros.

El de Galapagar resolvió con redaños ante su primero. Con una colocación perfecta en cada cite, muy puro en todo, templó las embestidas de un toro incierto y que no embestía. Se quedó en el sitio para ligar los pases con valor y tirar con temple del de López Gibaja. Dos series tuvieron excelencia y profundidad. Unas manoletinas de cierre y una estocada efectiva le pusieron la oreja. El quinto fue un toro imponente. Martín Escudero le hizo un quite con soberana quietud y jugándose las femorales. El toro no ayudó y a la faena le sobraron algunos enganchones, pero todo con firmeza y las ganas de volver a verlo.

Cristian Escribano estuvo solvente con su primero, un toro que acortó las embestidas. Lo mató de una gran estocada. El cuarto fue un toro imponente al que el toledano intentó aprovechar en los primeros compases, pero luego el toro se paró y defendió. Fue ovacionado. El banderillero Tito arriesgó y recibió una soberana paliza sin consecuencias.

Posada de Maravillas pasó un mal rato ante su primer oponente. El de López Gibaja sacó mala condición y al diestro le faltó capacidad para resolver la situación. El banderillero Jesús Marquez fue prendido sin consecuencias. Finalmente, el torero lo mató como pudo.

El sexto fue el mejor astado del encierro y fue noble hasta que se paró. Posada mostró atisbos de entonarse, pero al final no se acopló a la embestida del animal. Lo mató con eficacia.

Alfredo Fernández

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