Lleno en la corrida de toros de las fiestas de Collado Villalba, con lluvia de trofeos para El Cordobés y el galapagueño Martín Escudero

Visita nuestra galería con imágenes del festejo taurino del domingo, los encierros y la procesión de Santiago Apóstol

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Lleno casi total en los tendidos de la plaza portátil de Collado Villalba, instalada un año más en la finca de La Malvaloca, en pleno centro urbano. Tras la ausencia a última hora de Francisco Rivera Ordóñez -quien hizo llegar un parte médico por lesión en el pie-, la corrida de toros del domingo 24 de julio se quedó en un mano a mano entre Manuel Díaz El Cordobés y el galapagueño David Martín Escudero ante toros de Juan Albarrán.

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El festejo se resolvió con una lluvia de trofeos: siete orejas y un rabo se repartieron los dos diestros, ante un público que respondió de forma entusiasta ante el regreso de una corrida de toros a las fiestas de Santiago Apóstol.

Crónica del festejo 

Corrida de Toros. 24 de julio. Tres cuartos de entrada. Toros de Juan Albarrán, correctos de presentación, agradables y de buenas hechuras. El 2º devuelvo tras echarse, y devuelto también el 2º bis, tras partirse un pitón. Descastados, mansos, rajados y desbravados. 5º, complicado. 3º, manejable. Manuel Díaz “El Cordobés” (oreja, dos orejas y rabo, y silencio) y Martín Escudero (oreja, dos orejas y oreja). Rivera Ordóñez “Paquirri” se cayó del cartel tras presentar un parte facultativo. “El Cordobés” fue atendido de una luxación en el metacarpiano del dedo pulgar de la mano izquierda cuando toreaba con la muleta. Estaba pendiente de varias pruebas para ver el alcance de la lesión.

La mejor noticia de la tarde fue que Collado Villalba volvió a celebrar una corrida de toros, eso supuso lo más relevante de las fiestas de Santiago Apóstol. La plaza registró una buena entrada, alrededor de tres cuartos, se esperaban más, la época de los llenos con los toreros mediáticos es de otro tiempo…
Resulta una tarea complicada explicar lo acontecido, a tenor de lo que dice la ficha, con un total de siete orejas y un rabo. El Cordobés y Martín Escudero abandonaron el coso a hombros por la puerta grande, bien es verdad que gracias a la bondad del público y del palco presidencial. Finalmente el cartel quedó en mano a mano tras el parte facultativo que envió Francisco Rivera Ordóñez “Paquirri”. La gente iba a ver a “El Cordobés”, el plano artístico importaba poco, aunque luego buena parte del público se encontró con las grandes condiciones que atesora Martín Escudero, que realizó lo más torero de la tarde.
La corrida escogida de Juan Albarrán resultó pareja, agradable y bonita en toda la extensión de la palabra, digna para el festejo que era. Su juego, aparte de decepcionante, fue sobre todo preocupante por su falta de casta, antes de llegar al último tercio los toros se paraban y se desinflaban alarmantemente. Es complicado ver una corrida que no cumpla ni con unos mínimos, tan vacía, hueca, el segundo toro se echó tras el tercio de banderillas y el sexto hasta dos veces durante la faena.
El toro más manejable y noble fue el tercero, con el que Manuel Díaz “El Cordobés” puso en funcionamiento todos los efectos pirotécnicos. Toreó de manera populista y efectista consiguiendo la atención del público. Hubo pases de todas las marcas, llegando a realizar el salto de la rana, lo que provocó el delirio. Mató a la primera de forma rápida y paseó los máximos trofeos. Un apéndice había cortado a su primero, un toro parado ante el que realizó una faena aseada que remató al primer viaje con la espada. El quinto fue un colorado de Juan Albarrán complicado, que se metía por dentro y con dificultades. “El Cordobés” no se confió y pronto tiró por la calle de en medio en una faena breve condicionada por la nula condición del astado.
Martín Escudero cortó las orejas del cuarto tras una faena de mucho aplomo, asentada y valerosa. Su quietud y disposición quedaron muy presentes, además del concepto puro que atesora el diestro de Galapagar. Antes había manejado bien la capa en dos quites muy ceñidos. Como mató bien, paseó las dos orejas. Al sexto, David le enjaretó un comienzo de faena por estatuarios con la planta muy quieta y sobre todo muy torero. Hubo una serie muy buena sobre la mano derecha, pero el de Albarrán cerró la persiana y se echó. Recetó un buen espadazo. En su primer turno llevó a cabo una labor con predisposición y ganas, pero sin brillantez ante la falta de casta de su oponente. También cortó una oreja. Los toros volvían a Collado Villalba con buen ambiente y con muchas ganas de ver una corrida, aunque lo de bravos fue otro cantar.

Alfredo Fernández

A continuación puedes repasar algunos de los momentos de la corrida en esta galería de imágenes (pincha sobre los iconos para verlas a tamaño grande), que se completa con fotografías de los encierros y de la procesión de la imagen de Santiago Apóstol por las calles de la Estación. (Fotografías: Rafael Herrero)

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